
Es usted profesor de la UNAM en México y autor de numerosos libros: La Península Ibérica en la Baja Edad Media, Conquistas, La Reconquista en la historiografía española contemporánea, El mundo de los conquistadores, la Reconquista. Se doctoró en España ¿En qué Universidad y con qué tema?
En el Departamento de Historia Medieval de la Universidad Complutense con una tesis sobre la génesis y el desarrollo historiográfico del concepto de Reconquista.
Vd. da clases en la UNAM, Universidad Nacional Autónoma de México ¿Cuál es su asignatura?
Yo imparto Curso de Historia General de Europa en la Edad Media que es una optativa en el grado de Historia. También doy seminarios de post grado: relación Historia/Literatura, divulgación de la Historia/Cronística Medieval…
¿Qué interés manifiestan los alumnos mexicanos de Historia por el periodo virreinal?
Hay gran interés. Antonio Rubial es uno de los grandes maestros.
Hay corrientes historiográficas actuales que ponen en duda la Reconquista como término y como proceso ¿Cuál es su visión del tema?
Yo también lo cuestioné en mi tesis doctoral. En las fuentes medievales el término de Reconquista aparece, pero en casos muy contados. A finales del XVIII es cuando se empieza a usar el término, como concepto ilustrado. El término medieval sería más bien “restauración de España” que alude no solo a la acción militar, sino a la restauración de un orden político y religioso. Ya en la monarquía asturleonesa hay ideología de recuperación territorial. Y una vez aparecido el término a fines del XVIII, en el XIX Modesto Lafuente lo definirá como “el ensanche de las fronteras de los reinos hispanos”. Además, cuando Cánovas presenta su proyecto de Restauración, queda más consolidado el de Reconquista para referirse al pasado. Luego el franquismo usó abundantemente el término, junto con el de Cruzada, para legitimar el golpe de estado. Aunque intelectuales republicanos, como Sánchez Albornoz, también lo emplearon como parte de su bagaje historiográfico.
¿Qué le parece más destacable del proceso de 800 años de la Reconquista?
En mi opinión no fueron 800 años. Es una expansión de los distintos reinos con enormes periodos de tregua. Va configurándose la propia idiosincrasia peninsular. Creo que lo más peculiar es la impronta cultural cristiana, judía y musulmana que queda en la península.
¿Qué personajes fueron clave durante la lucha en los reinos ibéricos contra el islam?
Alfonso VI que conquista Toledo en 1085 y fija las fronteras en la mitad de la península. Es la primera restauración, aunque curiosamente luego no se impuso el rito mozárabe, sino el latino. Fernando III el Santo, con un impulso enorme y casi definitivo al conquistar gran parte de Al-Ándalus y por último Isabel de Castilla, una de las más importantes reinas europeas, que culmina la conquista de Granada.
¿Cómo entronca la Historia medieval de España con la historia de México?
Hay un trasvase de experiencias económicas, culturales, sociales, religiosas e ideológicas. No se trata solo de la actividad militar o guerrera. Los elementos hispanos se fusionan con el sustrato indígena y la evolución de la frontera será similar a la que se produjo en España a partir del siglo XIII y en Nueva España hasta el siglo XVIII, en que se incorpora California.
Hay nuevas investigaciones sobre la Conquista de México que han sido tema de sus clases y de sus conferencias ¿Qué novedades son éstas?
Uno, el papel increíblemente minoritario de la hueste castellana. Se calcula que por cada soldado castellano hay entre 100 a 200 soldados indígenas en el ejército que cercó México Tenochtitlan. Esto ya lo han destacado historiadores como Fernando Navarrete o Mathew Restall.
Dos, el rol importantísimo de las mujeres en la forja de alianzas políticas y militares entre la hueste de Cortés y los señoríos indígenas que se unen contra los mexicas.
Tres, el papel concreto de cada grupo indígena, así como la existencia de códigos compartidos entre civilizaciones distintas a través de alianzas matrimoniales, embajadas, banquetes…
Cuatro, la conquista no termina en 1521. Ahí comienza la construcción de la Nueva España, cuyas fronteras se van dilatando hacia el Norte y hacia el Sur. Hay un gran movimiento de población.
Cinco: ni España, ni México existen en 1519. Se van forjando por una influencia recíproca. España solo se convierte en España al lanzarse a la aventura atlántica.
¿Qué recibió México de España?
La lengua, un pensamiento religioso, una visión escatológica, la medición del tiempo y los calendarios. Una forma de estructurar ciudades vinculadas a la idea de polis; el orden político se basará en la ciudad. Y claro toda la onomástica de advocaciones marianas, de santos, etc.
¿Y España de México?
Algunas palabras (hasta la palabra tiza es náhuatl), muchos alimentos (chocolate, aguacate, pavo, maíz, tomate), plata para estructurar la economía novohispana y para configurar parte del comercio mundial con Asia y Europa.
¿Cómo ve las peticiones de perdón que se le piden a España por los hechos de hace 500 a 200 años?
Hay que leer detenidamente la carta del presidente de México. No dice exactamente que haya que pedir perdón, sino que España debe asumir su responsabilidad histórica en la conquista y que ello sirva para una reflexión conjunta de la historia compartida que dé lugar a una serie de conmemoraciones conjuntas con motivo del quinto centenario de la conquista. Sin duda el argumentario de la carta también distorsiona la historia. Pero creo que se debe usar como una oportunidad de diálogo y de mutuo reconocimiento.
¿Ve Vd. diferencias entre cómo actuaron los distintos imperios en el mundo: el anglosajón, el holandés, el francés, el español?
Hay una esencial: lo que pretende la Monarquía Hispánica es la integración de muchos territorios en una estructura policéntrica (en el orden jurídico/religioso/simbólico/político).
El resto de imperios usó el dominio sobre sus territorios eminentemente para extraer materias primas o esclavos.
¿Cómo se aprenden en México los 300 años de la historia común con España?
Sobre todo, en educación básica, de 8 a 12 años, de forma muy superficial y centrándose en las encomiendas, las minas y el comercio. Y el hito cultural tan solo Sor Juana Inés de la Cruz.
¿Cómo se podría mejorar ese conocimiento y ese aprendizaje?
Ampliando el espacio en los programas de educación básica con más horas para estudiar el pasado y analizando cómo los procesos que van del siglo XVI al XIX contribuyeron a la forja de la nación mexicana. La historia virreinal no es un paréntesis.
¿Y en España?
Creo que en España comparten esa ignorancia con nosotros: habría que dar más espacio a la realidad americana sin disociar España de América. La Monarquía, repito, fue policéntrica, un conjunto de reinos y Nueva España era como Nápoles o Sicilia o como Filipinas. Solo así se entiende su devenir histórico. México y España actuales tienen la misma antigüedad y nacieron el mismo año como resultado del proceso de desintegración de la Monarquía Hispánica: 1821. Antes de esto, como bien dicen las Cortes de Cádiz, que intentan, pero no consiguen, construir la nación hay “españoles de ambos hemisferios”. ¿Qué hubiera pasado si las Cortes de Cádiz hubieran conseguido su propósito?
¿Hay diferencias entre lo que se conoce en los medios académicos y en los medios de comunicación de masas sobre la historia de España y México?
Hay una distancia enorme que los académicos no hemos sabido acortar, no hemos sabido hacer una extensión universitaria que lleve la historia rigurosa al gran público. En el bienio 2019-2021 hicimos una iniciativa llamada noticonquista.unam.mx y una serie de conferencias coordinadas por mí en la UNAM (Historias de la conquista). Pero falta muchísimo trabajo. El que el argumentario de AMLO sea de la historiografía de los 50’s en parte es responsabilidad de los historiadores. Hay varios en esa tarea: Carmen Martínez Martínez, Rodrigo Martínez Baracs, Esteban Mira Caballos…
No tener conocimiento de una historia común entre México y España ¿a qué intereses o poderes sirve?
Hubo un paréntesis diplomático en las relaciones México/España en el siglo XX. Hubo una ruptura, ya que México reconoció al gobierno de la república en el exilio y recibió a numerosos intelectuales y científicos republicanos. Hubo solo un intercambio pequeño de productos culturales: Cantinflas, Los Panchos, Maria Félix, Marisol, Joselito. Solo en los años 80 se reanudan unas relaciones plenas.
No sé a qué poderes sirve, pero, en pleno siglo XXI es una necesidad crucial en una situación de bloques en reajuste, porque la mutua ignorancia nos perjudica a todos. Hay que hacer políticas de estado con intercambio académico y de estudiantes. Ha habido programas maravillosos que se podrían recuperar, como la Ruta Quetzal, que se podría ampliar a muchos más chicos…
Ha participado en el documental “España la primera globalización” ¿Qué nos puede decir de esta experiencia?
Mi experiencia fue muy positiva: una reunión de académicos de distintas universidades hispanoamericanas con una pluralidad de visiones. La historia es interpretación, pero con rigor. Fue una gran oportunidad el que se viera en los cines y en la TV en España. En México no se ha visto en cines. Es un comienzo de lo que debe ser una apuesta divulgativa que marca un camino nuevo. Hay que usar las plataformas para acercar la historia rigurosa al gran público. Solo así se puede entender el presente.
¿Cree que los medios de comunicación de masas pueden contribuir a la divulgación rigurosa de la historia? ¿Qué lo impide?
Lo creo firmemente y deberíamos apelar a la responsabilidad de los medios de comunicación estatales: TVs española y mexicana. Hay que transmitir cultura a la ciudadanía. Y en el caso de los medios privados no tienen una responsabilidad con la difusión de la alta cultura, pero sí una oportunidad de negocio. Cuando uno ve la serie Downtown Abbey no comprende por qué nosotros no hemos hecho algo semejante. A mí por ejemplo me pareció muy buena la seria Hernán, con Oscar Jaenada. Hemos de asumir, además, la realidad que es el que cada vez se lee menos y que hayamos vuelto a una civilización visual, como en la Edad Media. En mis seminarios de historia y literatura analizamos obras históricas divulgativas como El Nombre de la Rosa, El Infinito en un junco…
¿Qué recomienda a las nuevas generaciones de historiadores?
Sensibilidad frente a tiempos complejos y conciencia del enorme papel que tiene el historiador para explicar el pasado y por lo tanto el presente, y que sean conscientes del valor de la alta cultura y de la cultura letrada.