Los segovianos parecen haber incrementado su compromiso con la financiación de las actividades de la Iglesia, además de asistir a los cultos. / KAMARERO

Rafael de Arcos, ecónomo y administrador diocesano, aseguraba ayer que la diócesis de Segovia “es pequeña, pero buena, porque cada fiel comprende lo que es estar dentro de la Iglesia”. Su comentario, más allá de la pastoral, refleja el aparente buen estado de las cuentas diocesanas en el pasado ejercicio económico, que arroja un balance de equilibrio de ingresos y gastos para un presupuesto total de 6.822.543 euros.

La actividad económica y pastoral de la diócesis en 2019 fue dada a conocer ayer por el ecónomo, que junto al obispo de Segovia César Franco, desgranaron los principales datos económicos y proyectos desarrollados a lo largo del pasado año con ocasión de la próxima celebración del Día de la Iglesia Diocesana, así como algunas de las líneas de lo que será el próximo ejercicio, lógicamente marcado por las consecuencias de la pandemia.

La diócesis ha incluido como novedad con respecto al pasado año en cuanto al balance económico la unificación de las cuentas del Obispado, las parroquias y la catedral, por lo que la cantidad total duplica la registrada en el ejercicio de 2018, en la que únicamente se contabilizaban los datos económicos del Obispado.

“Tenemos que ser transparentes, si no lo somos, fracasamos”, aseguraba De Arcos en la presentación de las cuentas diocesanas, donde resaltó la apuesta por realizar inversiones “sostenibles” que permitan mantener el ansiado rumbo hacia la «autofinanciación». En este sentido, indicó que la diócesis se ha planteado alcanzar el 20% del total de su presupuesto a través de la autofinanciación, algo que puede resultar posible si continúa la tendencia al alza del empleo del sistema de suscripción, que en este tiempo de crisis sanitaria se ha revelado como muy eficaz.

Así, el empleo de plataformas como Bizum o Yodono.com ha hecho que muchos segovianos puedan realizar sus donativos, y la diócesis ha editado un boletín de suscripción que puede encontrarse en el suplemento de la revista diocesana ‘Iglesia en Segovia’, que este fin de semana podrá encontrarse en todas las parroquias de la provincia.

Las grandes cifras de la diócesis en el pasado ejercicio económico señalan que los principales gastos que acometió la iglesia el pasado año fueron en los capítulos de conservación de edificios y retribución del clero, que acapararon el 70,46% del presupuesto total.

El ingente patrimonio que atesora la provincia vinculado a la iglesia y la nómina de los 175 sacerdotes que atienden las parroquias de la provincia con un salario medio de 875 euros supusieron un gasto de más de 4,8 millones de euros, mientras que otros apartados como la acción pastoral se llevaron el 11,78% del presupuesto, con 803.632 euros.

En cuanto a los ingresos, la adición de la Catedral ha elevado sensiblemente el capítulo de patrimonio y otras actividades, que superan a los obtenidos a través de la asignación tributaria del Fondo Común Interdiocesano correspondiente a Segovia. Así, por el primer capítulo la diócesis ingresó 2.407.000 euros y la asignación de la ‘equis’ de la iglesia para Segovia fue de 2.118.260. También destaca el incremento de la aportación directa de los fieles, que supuso el 20,32 por ciento del total con 1.386.266 euros.

Nueva imagen corporativa y nueva sede para Cáritas

En su comparecencia ante los medios, el obispo aprovechó para dar a conocer algunas novedades de la actividad diocesana, que pasan por el diseño de una nueva imagen corporativa para la diócesis, con la que pretende unificar toda la acción comunicativa para dar a conocer la actividad pastoral y celebrativa a lo largo del año, y que será dada a conocer en breve.

Asimismo, monseñor Franco anunció el futuro cambio de sede de Cáritas Diocesana, que abandonará sus actuales oficinas de atención en la calle San Agustín para trasladarse hasta el Cristo del Mercado, donde está previsto acondicionar un local para dar respuesta a la demanda de espacio con el que poder atender a los demandantes de los distintos servicios asistenciales que se desarrollan en esta organización.

Por otra parte, señaló que la diócesis firmará un convenio de colaboración con el Centro Penitenciario de Segovia para poder colaborar en la inserción social de los reclusos de tercer grado penitenciario a través de programas “personalizados e integradores” que se puedan desarrollar en las parroquias; a la espera de conocer la disposición de las parroquias a colaborar y las posibilidades de colaboración que pueda haber en cualquier ámbito asistencial.

En materia institucional, la diócesis está pendiente de rubricar el convenio de colaboración con la Diputación de Segovia para el arreglo y la reparación de iglesias y templos en la provincia, que permite la colaboración para el mantenimiento del patrimonio provincial.

Preocupación por la pérdida de comunidades religiosas

Las noticias de las últimas semanas del traslado de las Hermanas Franciscanas de San Juan de Dios, que abandonan el convento de ‘Las Juaninas’ para trasladarse a Salamanca, y del abandono de las Clarisas del monasterio de San Antonio el Real pone de manifiesto la preocupante situación de las comunidades de religiosas en la capital, a las que la avanzada edad de sus integrantes y la falta de vocaciones pone en riesgo su permanencia.

El obispo de Segovia expresó su preocupación por este problema, y aunque señaló que en los últimos dos años se ha conseguido atraer a comunidades de religiosas jóvenes a lugares tan emblemáticos como los santuarios de La Fuencisla y El Henar en Cuéllar –atendidos por la comunidad de carmelitas samaritanas- existe el riesgo real de perder otras en breve.

En este sentido, puso de manifiesto la precaria situación de las monjas cistercienses de San Vicente el Real, el convento más antiguo de Segovia con más de 10 siglos de historia, que a pesar de haber recibido recientemente una vocación “tienen una situación muy complicada, porque son muy mayores y necesitan atención”.

En cuanto a las Clarisas de San Antonio el Real, el obispo señaló que al problema del abandono de las monjas se une el de la conservación del magnífico edificio que otrora fuera palacio de caza de Enrique IV y que conserva valiosos ejemplos arquitectónicos y artísticos en su interior. Así, indicó que los bienes patrimoniales pasan a ser gestionados por una federación de la comunidad, que será la que decida el uso futuro de estas instalaciones.