La acusada de traer mujeres a un club de Segovia, ilocalizable

Este martes quedó visto para sentencia el juicio por la presunta trama de explotación sexual que habría ocurrido en un prostíbulo de la provincia, cuyo dueño asegura que las huéspedes ejercían con libertad

Audiencia Juicio Trata Seres Humanos KAM5295
Un momento del inicio de la vista oral celebrada ayer en la Audiencia de Segovia.

La mujer que fue detenida por la Policía Nacional acusada de pertenecer a una red de trata de blancas y servir de enlace con un club de alterne de Segovia se encuentra en paradero desconocido y, por tanto, declarada en rebeldía. Esta mujer, que recibía a las mujeres en el aeropuerto de Barajas para su traslado a Segovia, debía haber comparecido este martes en el juicio oral celebrado en la Audiencia. Los otros tres detenidos en esta operación, sí prestaron testimonio.

El juicio quedó visto para sentencia una vez escuchados los testimonios de los tres acusados: el dueño del local, ubicado en Garcillán; un empleado; y un cliente que según la acusación, mantenía una relación de amistad con la mujer, ahora en paradero desconocido.

También hablaron dos mujeres como testigos protegidos, que fueron interrogadas a través de una pantalla para preservar su intimidad. Y a última hora de la mañana prestaron declaración algunos agentes policiales que instruyeron las primeras diligencias.

Antes de la vista oral, el Ministerio Fiscal modificó su escrito de calificaciones y elevó las penas duplicando los años que pedía de prisión para los acusados argumentando que no había delito continuado. En el caso del dueño del establecimiento, solicitó 33 años de cárcel, y 25 para el empleado, y otros 25 para otro segoviano que había mantenido alguna relación de amistad con una de las mujeres.

Al final de la vista oral, las partes elevaron a definitivas sus peticiones, de modo que las defensas solicitaron la libre absolución para sus representados.

En sus declaraciones, los tres hombres acusados defendieron su inocencia: el dueño del local, A. C., aseguró que el establecimiento funcionaba como un hostal en el que las mujeres ejercían una actividad libremente y que él se limitaba a cobrarles de 40 euros al día por el alojamiento. El encargado del club, F. G., dijo ejercer de recepcionista y camarero. Por otro lado, J. C. explicó que había sido cliente del club. Los abogados defensores negaron la existencia de ningún tipo de trama en Segovia, y que las mujeres actuaban libremente.

En este sentido, una de las testigos que intervino por videoconferencia confesó que aceptó el trabajo de venir a España como “dama de compañía”, mientras que la primera señaló que su trabajo era de peluquera. También afirmaron que recibían 800 euros en mano para mostrar en la aduana y afirmar que venían a España como turistas. También explicaron que parte del dinero que recibían por los servicios prestados lo usaban para saldar semanalmente la deuda contraída con la primera mujer por el viaje en avión, que ascendía a 3.500 euros; y que se incrementaba si se producían retrasos en los pagos.