Aliviadero calle los molinos.

La cacera que riega las huertas del barrio de San Lorenzo, posiblemente sea la instalación hidráulica con una mayor influencia en la configuración paisajística de la ciudad antigua de Segovia, bellamente ceñida por el cinturón verde que envuelve el casco histórico declarado patrimonio universal de la humanidad. Las alamedas, arboledas y huertas que la circundan forman un paraje pintoresco que viene a enriquecer el patrimonio monumental y artístico de la vieja ciudad castellana, siendo este el motivo por el que fuera declarado Bien de Interés Cultural por el Decreto de 11 de abril de 1947, plenamente vigente y adaptado a la legislación actual en materia de protección del patrimonio cultural de Castilla y León, como así tiene declarado recientemente su Servicio Territorial de Segovia. En el mismo documento se considera a su vez, que el funcionamiento y uso de la cacera es intangible a los valores que motivaron la declaración de aquel paraje pintoresco y que la extinción de la acequia supondría un riesgo para el mantenimiento de dichos valores.

El día en que los regantes de la cacera de San Lorenzo derrotaron al Gobierno
Ordenanzas del tiempo de Enrique IV.

Ha sido precisamente este informe el principal escudo interpuesto ante los ataques procedentes del número 5 de la calle Muro de Valladolid, donde tiene su sede la Confederación Hidrográfica del Duero, que tenían por objetivo acabar con la pervivencia de esta singular instalación hidráulica que hunde sus raíces documentales en pleno siglo XV, época de Enrique IV, pero que la mayoría de los expertos datan su origen con anterioridad a la segunda repoblación de Segovia, llevada a cabo en 1088 por Raimundo de Borgoña, yerno del rey Alfonso VI, conquistador de Madrid y de Toledo. Es decir, podemos estar hablando de más de mil años de historia regando las huertas y arboledas del sector norte del cinturón verde que aprisiona y protege la ciudad. En la década de los años setenta de pasado siglo XX, las Naciones Unidas venían recomendando el uso de la agricultura urbana con la proliferación de huertos en su entorno, que podrían ayudar al autoabastecimiento de las ciudades, al propio tiempo que se ayudaba a la mejora del medio ambiente, como contraposición al crecimiento urbanístico desordenado. Lo que el mundo descubrió en pleno siglo XX, se venía poniendo en práctica en Segovia desde hace cientos de años.

Ha sido la protección de que gozan aquellos bienes de interés cultural, tanto constitucionalmente, como por las leyes estatales y autonómicas, lo que ha frenado a la CHD a cumplir con sus taimados propósitos, puede que legales, pero a todas luces injustos. Recordemos que el artículo 46 del texto constitucional dispone, que: “Los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que le integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad. La Ley sancionará los atentados contra este patrimonio”. Y la CHD como entidad de derecho público, dependiendo orgánicamente del Ministerio para la Transición Ecológica, no podía cerrar los ojos ante este mandato, que aun admitiendo un posible conflicto de intereses entre dos bienes jurídicos protegidos, cual son: por un lado, la conservación del patrimonio y por otro la administración de los recursos hidráulicos, ciertamente cada vez más escasos; viene obligada a buscar las soluciones precisas que permitan compatibilizar ambas obligaciones, para que, sin menoscabo esencial de los segundos, poder garantizar la conservación de los primeros.

El día en que los regantes de la cacera de San Lorenzo derrotaron al Gobierno
La cacera en el PEAHIS.

La solución ha venido de la mano de la entrada en vigor a principios del año 2023 del nuevo Plan Hidrológico de la Cuenca del Duero. Durante el periodo de exposición al público del mismo, fueron formuladas por el Ayuntamiento de Segovia y por la propia Comunidad de Regantes, las oportunas alegaciones, recabando en ambos casos, la necesaria protección de la acequia por formar parte de un BIC. Admitiendo parcialmente dichas alegaciones, en la redacción definitiva de dicho Plan, aprobado por el Real Decreto 35/2023, de 24 de enero (BOE del día 10 de febrero), se incluye el siguiente apartado: “Además de las reservas anteriores se establece una reserva de 10hm3/año para toda la parte española de la Demarcación hidrográfica del Duero. Entre otros, para cuando la autoridad en materia de patrimonio cultural solicite en el marco de sus competencias para la preservación de bienes de interés cultural que cuenten con declaración en los que el agua sea la base de su declaración, tales como fuentes ornamentales, paisajes pintoresco, etc”. Si bien, y aquí radica el cambio sustancial, la nueva concesión amparada en dicha reserva no podrá ser ya otorgada a la Comunidad de Regantes, sino que deberá hacerse a favor de la autoridad pública que tenga a su cargo la conservación del BIC, en este caso al Ayuntamiento de Segovia, quien ya debe haber iniciado las gestiones pertinentes ante la CHD para obtener esta nueva concesión, que si nada lo tuerce debería garantizar la pervivencia de la histórica cacera del barrio de San Lorenzo para el futuro próximo.

Este es el final esperanzador de la lucha entablada por los regantes de San Lorenzo junto con el Ayuntamiento capitalino, con el objetivo final de preservar para las generaciones venideras el mantenimiento efectivo de esta añeja instalación hidráulica, que por méritos propios, forma parte inveterada del patrimonio histórico, cultural, social y económico tanto de la popular barriada de San Lorenzo como por elevación, de la propia ciudad de Segovia.

Llegados a este punto el paciente y sagaz lector que haya seguido hasta aquí la narración de los hechos, seguramente se habrá preguntado que como ha sido posible llegar a esta situación de deterioro, que ha estado en un tris de acabar con la acequia. Las cosas a veces resultan más sencillas de lo que parecen. Resulta que en septiembre de 2010, la CHD adoptó la resolución de cancelar la histórica concesión de agua desde el río Eresma, de que venían disfrutando conjuntamente la fábrica de Loza y la Comunidad de Regantes, formalmente desde el año 1964 en el que se extendieron las correspondientes escrituras de adquisición por prescripción de estos derechos y fácticamente desde tiempo inmemorial. El motivo de cancelación de aquella histórica concesión, venia avalado en la nueva Ley de Aguas, que dispone que cuando en una concesión con más de un titular, cualquiera de ellos deja de hacer uso de la misma (la fábrica de Loza), se entenderá extinguida para el resto de los concesionarios (los regantes de las 26 huertas), sin perjuicio del derecho de los que sigan en el uso de aquella de obtener una nueva concesión, si se tratara, como es el caso, para regadío o para abastecimiento de la población. ¿Por qué no se hizo efectiva aquella nueva concesión en su momento, que hubiera podido arreglar el entuerto? Vamos a atribuirlo a la grave situación personal de quien entonces presidia la Comunidad de Regantes, fallecería poco tiempo después y que impidió que el resto de los titulares del derecho de riego tuvieran conocimiento efectivo de aquella cancelación administrativa. Cuando se quiso reaccionar solicitando una nueva concesión en mayo de 2016, ya había entrado en vigor ese mismo año el Plan Hidrológico, que no preveía ningún tipo de riego agrícola para esta parte del río Eresma y por ello fue finalmente desestimada en noviembre de 2020. Si, más de cuatro años después de que fuera solicitada.

El día en que los regantes de la cacera de San Lorenzo derrotaron al Gobierno
Informe Servicio T Cultura.

Desde aquí, todo han sido batallas jurídicas con escritos y recursos, para defender la pervivencia de la cacera, con resultados positivos en algunos casos, como fue el lograr la anulación en vía judicial (TSJ de Castilla y León) de las sanciones impuestas por la CDH a la Comunidad de Regantes en los años 2018 y posteriores; pero puestos ya en camino de perder la batalla definitiva, si no hubiera acudido al rescate el informe antes citado del Servicio Territorial de Cultura, aduciendo la inclusión de la acequia en el BIC del paraje pintoresco al que se viene haciendo referencia, y, por consiguiente, con el derecho a obtener la protección reconocida a este tipo de Bienes.

El día en que los regantes de la cacera de San Lorenzo derrotaron al Gobierno
Portada libro

Todo esto, con algo más de detalle, hemos intentado recoger en el libro que editado por la Comunidad de Regantes de la acequia de San Lorenzo, ha visto la luz en estos días, con el objeto de fijar en la memoria de los ciudadanos y vecinos de Segovia, las vicisitudes por las que ha atravesado esta peculiar instalación hidráulica, urbanísticamente protegida por el PEAHIS vigente y que resulta fundamental para la pervivencia de las huertas, también expresamente protegidas con carácter público. Conviene hacer hincapié en ello, puesto que sin cacera no habría agua, sin agua no podrían existir las huertas y sin huertas lo que quedarían serían solares, en los que, más tarde o más temprano, podría construirse sobre ellos. Esta es la importancia pública que definitivamente encierra la pervivencia de la cacera para el interés general de la ciudad. No lo olvide mos y no pensemos que la pérdida de la cacera sería solo una cuestión privada que afectaría a los propietarios de las huertas, muy al contrario, es casi seguro que estos resultarían claramente beneficiados si finalmente pudieran cambiar huertas por solares urbanizables.