
“El salto más grande al que he enfrentado hasta ahora”. Empleando términos paracaidistas, el coronel Rafael de Felipe Barahona definió con precisión el vértigo y la ilusión que le produce llegar a la Academia de Artillería 30 años después de su salida como alférez alumno para en esta ocasión asumir el mando del centro de enseñanza militar más antiguo de Europa, cuna de los oficiales y suboficiales del arma desde hace casi tres siglos.
Desde ayer, el coronel De Felipe es el nuevo director de la Academia, tras el acto de relevo en el mando que tuvo lugar en el patio de orden del acuartelamiento de San Francisco, presidido por el general director de Enseñanza, Instrucción, Adiestramiento y Evaluación Fernando Barrón Clavet.
Pese al vértigo inicial, el nuevo director de la Academia de Artillería tiene muy claros los objetivos que debe cumplir en los próximos tres años que estará al frente de esta secular institución formativa. Así, en un encuentro con los medios de comunicación tras concluir el acto militar, aseguró que su principal reto será “mantener la enseñanza integral que proporcionamos a nuestros alumnos, fundada en unos conocimientos serios pero con una base de valores importante”
Para desarrollar este reto, De Felipe señaló que el trabajo se sustentará sobre varios ejes importantes, centrados en “el impulso del liderazgo para que los alumnos sean los líderes que necesitamos”, a través de la constante mejora en la calidad de la enseñanza.
Asimismo, señaló que la Academia de Artillería – que iniciará el curso en noviembre con una previsión cercana a los 250 alumnos- deberá seguir trabajando en la transformación digital de los sistemas de información, evaluación y aprendizaje que reciben los alumnos, y señaló que en esta materia “el Covid nos ha hecho aprender mucho”.
Las nuevas tecnologías serán clave en la formación de los oficiales y suboficiales de Artillería, y el coronel De Felipe expresó su intención de seguir trabajando en el decidido impulso al centro de simulación artillera que desde hace casi tres décadas está en la vanguardia nacional e internacional, y por el que pasan no sólo las unidades de artillería de las Fuerzas Armadas españolas, sino de países de todo el mundo.
Todo este ambicioso proyecto en el que trabajará el nuevo director de la Academia se sitúa “en la línea del Mando de Adiestramiento y Doctrina (MADOC) del Ejército, porque la Academia es parte del motor de transformación e innovación de las Fuerzas Armadas”.
El acto de relevo en el mando se desarrolló conforme al protocolo militar establecido a tal fin, aunque en este caso el coronel De Felipe no lo recibió de manos de su predecesor el coronel Alejandro Serrano –que ocupa ya su nuevo destino en la secretaría de Defensa del Ministerio- y al que su agenda de trabajo le impidió asistir-, sino del director interino del centro, el teniente coronel Martín Moya, que fue quien le entregó el guión de la Academia de Artillería como símbolo del cambio.
UN “APRENDIZ DE SOLDADO”
Las primeras palabras como director de la Academia de Rafael de Felipe fueron para expresar su “emoción y agradecimiento” por llegar al centro como director, y se dirigió a los alumnos que formaban en los soportales del patio para confesarles que “tengo la misma ilusión que vosotros, y hago mío el compromiso manifestado por el padre Eximeno en su oración inaugural de 1765 para empuñar desde hoy la pluma para enseñar a mis discípulos a morir con la espada en la mano”. Asimismo, señaló que “tenéis ante vosotros a un aprendiz de soldado que aspira a ganarse vuestra lealtad y confianza para hacer frente a los retos a los que nos enfrentaremos, y sin perder de vista nuestra misión principal de formación, porque los artilleros no se improvisan”.
En su alocución hubo también sitio para el recuerdo a sus jefes, compañeros de promoción y a quienes han trabajado bajo sus órdenes, y aseguró que “lo importante no son los éxitos que logramos en nuestra vida en la milicia, sino quienes nos acompañan a lo largo de ella”.
De igual modo, se encomendó a Santa Bárbara para que “me ayude a tener acierto en mis decisiones y a ser humilde para corregirlas cuando me equivoque”.
La toma de posesión concluyó con la entonación de Himno de los Artilleros y el desfile de la Unidad de Alumnos al mando del teniente coronel Guerrero. El acto contó con un amplio respaldo de la sociedad segoviana con la asistencia de las principales autoridades: la alcaldesa de la ciudad, Clara Martín, junto a varios miembros de la Corporación Municipal; la subdelegada del Gobierno, Lirio Martín; el presidente de la Diputación, Miguel Ángel de Vicente y varios miembros de la Corporación Provincial.
También asistieron el delegado territorial de la Junta, José Mazarías, los diputados José Luis Aceves (PSOE) y Jesús Postigo (PP), la senadora y presidenta del PP Paloma Sanz y la procuradora de Vox en las Cortes de Castilla y León Susana Suárez Villagrá.
39 aspirantes a cabo de las unidades artilleras de toda España se forman en Segovia
Un total de 39 alumnos pertenecientes a diferentes unidades artilleras de toda España iniciaron la pasada semana la fase presencial del curso integrado en el concurso-oposición para el ascenso a cabo primero del Ejército de Tierra, que se desarrollará en la Academia de Artillería hasta el próximo 19 de octubre.
De acuerdo con lo establecido en la Ley 8/2006, de 24 de abril, de Tropa y Marinería, se convocó el I/22 concurso-oposición para el ascenso a cabo primero del Ejército de Tierra. La finalidad del curso es seleccionar y capacitar a los cabos, para el ascenso al empleo de cabo primero, por el sistema de concurso-oposición.
Este año concurren 22 de aspirantes de artillería de campaña y 17 de artillería antiaérea, procedentes de diferentes unidades de toda España. A lo largo del curso, los alumnos recibirán sesiones teórico-prácticas adquiriendo los conocimientos necesarios para lograr las capacidades enfocadas a las funciones que realizará en el futuro.
Desde su creación, el cabo primero ha contribuido a la preparación y mando de los soldados a sus órdenes, y a la cohesión de su unidad en operaciones. La figura del cabo primero se remonta a mediados del siglo XVIII, en las Reales Ordenanzas de Su Majestad el Rey Carlos III (1769), donde se hacía referencia a este empleo dentro de las escuadras. En 1940 se recuperó la figura del cabo primero, estableciendo este empleo en aquella época, como la más alta graduación de las clases de tropa, como paso previo para el ascenso a sargento, desempeñando las funciones tácticas de jefe de Pelotón y con la pretensión de que sirviese de estímulo a las aspiraciones de ascenso de la tropa.