Cartel de la representación en el teatro Juan Bravo los días 2,3 y 4 de junio.
Cartel de la representación en el teatro Juan Bravo los días 2,3 y 4 de junio.

Y llegó 2020 y con él la pandemia y la suspensión de la vida cotidiana de muchos ciudadanos durante un tiempo que se nos hizo eterno.Ese desdichado año, el Gayarre tenía pensado montar La corte de Faraón, pero todo se que quedó en un intento. Ahora, ya en 2023, vuelven con renovadas ilusiones a ofrecernos el regalo de una nueva zarzuela los días 2,3 y 4 de junio. Y no es una zarzuela cualquiera, es nada menos que La chulapona sobre la cual aporto datos importantes y opiniones propias como primera parte de esta colaboración.

Cartel de la representación dirigida por José Antonio Torres.
Cartel de la representación dirigida por José Antonio Torres.

La chulapona se estrena en el madrileñísimo y muy zarzuelero Teatro Calderón de Madrid el 31 de marzo de 1934, que era Sábado de Gloria, con música de Federico Moreno Torroba y libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw como comedia lírica en tres actos (por lo tanto género grande). Los papeles principales fueron asumidos por Selica Pérez Carpio (Manuela, maestra de un taller de plancha, mezzosoprano), Felisa Herrero (Rosario, oficiala, soprano) Vicente Simón (José María, tratante del matadero, tenor) y un nutrido grupo de actores-cantantes secundarios (entre ellos “un tal Plácido Domingo”, que pudiera ser el padre del gran tenor del mismo nombre).

Felisa Herrero.
Felisa Herrero.

El libreto es largo (son tres actos) y sorprende porque se aparta de lo que uno espera contemplar con el título. No es una madrileñada, aunque el Madrid de mediados del XIX, sus costumbres, tipos, situaciones… está presente. Por eso mejor podíamos hablar de un “costumbrismo madrileño” : taller de plancha, tarde de toros, una boda, el organillo, mantones de Manila… Pero, en realidad, todo el argumento se basa en la evolución como persona de Manuela. Una Manuela que se come el mundo en el primer acto, otra diferente, despechada y celosa en el segundo y en el tercero, una mujer cambiada que sabe renunciar al amor. ¡Ay de ti Chulapona de los Madriles! Esto confiere al libreto un matiz de tristeza contenida, de melancolía, de nostalgia que tiñe toda la obra. Opiniones sobre el argumento para todos los gustos, desde compararla con una tragedia griega hasta describirla como un folletín sensiblero. Dejémoslo en un libreto que se aparta de lo convencional pero que funciona teatralmente y que refleja una época muy lejana a la de su estreno y por supuesto a la nuestra. La historia que se dramatiza, una trágica anécdota de traición, rencor y pasión, es un mero pretexto para evocar un tiempo y unos personajes pasados y bien conocidos por el público. El texto recrea el habla popular, como es característico del sainete lírico, pero un habla popular de 1895 (donde se sitúa la acción) lleno de barbarismos ya en desuso cuando se estrena esta zarzuela.

Cartel del Teatro Calderón.
Cartel del Teatro Calderón.

La música del maestro Torroba es primorosa, de gran calidad. Estamos en 1934, una época en la que la zarzuela entra en crisis. Hay que buscar soluciones nuevas. Una de ellas es volver la mirada a aquellas obras que se estrenaron cuarenta años antes y que conocemos como “Género chico”. Ejemplos de esta tendencia son La chulapona, La del manojo de rosas y Me llaman la presumida, entre otras. El compositor desea recuperar el término castizo en su verdadero significado, huyendo de las connotaciones peyorativas –“chabacanas”, dice él–, de las que se ha cargado. Para Moreno Torroba, el casticismo puede ser definido como el arte de recuperar la propia tradición, una sonoridad bien conocida del público. En la obra, si se analiza musicalmente la partitura, está Bretón, Chueca, Barbieri, Fernández Caballero (de hecho, el primer número cantado, el coro de las planchadoras, alude a El dúo de la Africana de este compositor). Pero no hay copia, ni plagio sino que su esencia zarzuelística perfuma toda la partitura que básicamente, dejando algún número digamos “clásico”, no es sino una sucesión o suite de danzas de muy diferente origen (mazurka, chotis, pasacalles, guajiras, zapateado, habaneras, etc.) pero que el pueblo de Madrid hizo suyas. Destacar tres fragmentos. El primero , la romanza de tenor que canta a la noche madrileña mientras dentro del Café de Naranjeros se escucha una cantaora y el rasgueo de una guitarra (referencia inequívoca a La verbena de la paloma) ;después ,el chotis que el coro interpreta en el momento de la boda y que no es un chotis que huela a fritanga ni a limonada, pero es fino y musicalmente impecable y , no por ser el último que destaco es el menos importante, el dúo “del pañuelito” entre Rosario y José María, de un arrebatador y contenido lirismo, en un muy sutil aire de habanera pero que no puede enmascarar un deseo oculto e incontrolado que se desborda y…sucede lo que sucede… pero que yo no puedo contar. Si se puede poner un pequeño defecto, este sería que falta algo de música para tanto argumento (no olvidemos que se precisan tres solistas pero hay una sola romanza). Referencias discográficas de esta zarzuela hay pocas: la que grabaron Teresa Berganza y Pilar Lorengar bajo la dirección de Rafael Frühbeck de Burgos, un magnífico dvd del montaje realizado en el Teatro de la Zarzuela en 1988 y buceando en Youtube alguna versión de algún grupo de aficionados, además de algún número suelto. Poca cosa para un título tan importante.

Teatro Calderón.
Teatro Calderón.

La segunda parte de este modesto artículo, se centra en glosar la vida de una ilustre y desconocida segoviana que estrenó, como se ha dicho, el papel de Rosario. Me refiero a doña Felisa Herrero. Nace en Rapariegos el 21 de septiembre de 1903 y se la bautiza con el nombre de Felipa. Su padre Mariano Herrero, nacido en Montejo de Arévalo y su madre, Francisca López, es natural del Rapariegos. Fue la primogénita de doce hermanos de los que sobrevivieron seis. Muy niña, con cinco años, se trasladó la familia a Madrid, pues sus padres trabajaban en el Palacio Real, aunque regresaban en las vacaciones veraniegas a Montejo. Muy precozmente comenzó a demostrar sus cualidades para el canto. Según sus propias palabras (entrevista del periódico La Voz del 14 de octubre de 1945) “Apenas sabía leer cuando empecé a cantar” Sus primeros profesores (entre ellos Elvira de Hidalgo, maestra también de María Callas) la orientaron para que se matriculase en el Conservatorio de Madrid y, después, como educanda del Teatro Real (30 de septiembre 1918) hasta 1921. Después, perteneció al coro, intervino en pequeños papeles y conoció a los más importantes divos de la ópera. Pero fue, indudablemente, el comienzo de una gran carrera. En 1923 (con veinte años) se produce el debut más o menos oficial cantando la Musetta de La boheme de Puccini en Sevilla. En ella se fijaron importantes compositores como Joaquín Turina y Amadeo Vives, que la sugiere que cambie su nombre de pila por el de Felisa y así lo hace (1922). También ese año participa en el estreno de la ópera Amaya de Jesús Guridi. Su estancia en Real se puede considerar una importante etapa en la vida profesional de la cantante.

Federico Moreno Torroba.
Federico Moreno Torroba.

Después comienza la que fue su primera gira veraniega por el norte de España en diferentes compañías con el repertorio de las obras estrenadas en aquellos años del primer lustro de los años veinte del siglo pasado y estrenando otras nuevas. Importante su llegada a Barcelona en septiembre de 1923 donde permanece hasta enero de 1924 para, en una compañía diferente, actuar después en ciudades del centro y norte de España aunque todavía no se la considera como “primera tiple”. Esta oportunidad se la ofrece la nueva compañía del maestro Pablo Luna que supone su regreso a Barcelona (1924), una corta temporada (hasta el 22 de marzo de 1925). Más tarde tiene un primer contacto con uno de sus teatros de referencia, el Teatro de la Zarzuela. Destaca su interpretación de Doña Francisquita. Y en una nueva compañía, la de Luis Calvo, larga y fructífera estancia en Barcelona hasta el verano de 1926. Importante reseñar su regreso en el otoño de este año al Teatro de la Zarzuela que se había convertido en Teatro Lírico Nacional al cerrarse el Teatro Real. Debuta con obras tan importantes como La bruja, Doña Francisquita, Maruxa, La Tempestad y El rey que rabió y estrena obras de la importancia de El caserío (12 de noviembre de 1926), La villana (1 de octubre de 1927) y La marchenera (7 de abril del 28). En 1928 forma compañía propia con el tenor Delfín Pulido con la que realiza nuevas actuaciones por el norte y centro de España.

Federico_Romero.
Federico_Romero.

Observando la dificultad y calidad de estas obras debemos hacer un pequeño inciso para centrarnos en su voz. Según la opinión del musicólogo Christopher Webber, especialista en el mundo de la zarzuela: “Felisa Herrero pertenece a ese selecto grupo de sopranos cuya voz y estilo interpretativo es reconocido de inmediato. Poseía una vigorosa y potente de soprano spinto que nunca temió asumir riesgos. Ella es probablemente la cantante que mejor se podría motejar como la Callas española –algo que no debe resultar sorprendente ya que una de sus primeras mentoras y protectoras fue la profesora de esta última, Elvira de Hidalgo–.” Ahí queda su opinión.

Guillermo Fernández-Shaw.
Guillermo Fernández-Shaw.

También es oportuno comentar que aunque no participó en la primera representación de “La del Soto” sí la cantó muchas veces, estrenando el 10 de Octubre de 1925 en Valencia El ama del batán que junto La canción de los batanes ( Barcelona , 29 de junio) son los antecedentes de la citada zarzuela. Pero no acaba aquí su relación con obras relacionadas con Segovia, pues en su repertorio figuró la desconocida obra Por una mujer (1924), cuya acción se desarrolla en una localidad situada entre Segovia y Madrid. Y es que, recordando una entrevista para el diario hispanoamericano El mundo declara “Sí, sí, soy española, del corazón de España, flor de la tierra castellana. Allí nací y crecí con cabecita de pájaro…” (1933).

Pedro Gómez Manzanares, autor de: “Felisa Herrero. Musa de la Zarzuela”.
Pedro Gómez Manzanares, autor de: “Felisa Herrero. Musa de la Zarzuela”.

Volviendo a su biografía, ya en 1929 actúa en el Teatro Fuencarral de Madrid y en 1930 se produce su debut en el otro gran teatro de su vida, el Calderón, con La rosa del azafrán (14 de marzo). El adelantado de Segovia del 14 de julio, recoge que ella y su hermana Pilar pasan unos días en Montejo y también que en agosto actúa en el teatro Juan Bravo representando El romeral y La rosa del azafrán. Largo periplo por Sudamérica desde marzo de 1931 hasta agosto del 1933, con regreso al Calderón. Nueva actuación en Segovia (18 y 19 de marzo de 1934) con Azabache y El cantar del arriero y el 31 del mismo mes el ya comentado estreno de La chulapona.

Grabación de La chulapona.
Grabación de La chulapona.

Durante la República colabora en recitales con organizaciones de izquierda (UGT y CNT). Hemos de resaltar que debido a su ajetreada vida profesional no contrae matrimonio hasta 1935 con Constantino Asuero Ruiz, redactor del diario La Época. Al estallar la guerra civil, se exilia (octubre de 1936), como tantos otros españoles, primero en Orán, después en Buenos Aires y Santiago de Chile donde su marido es nombrado Canciller del consulado español en Santiago y regresa a España el 4 de julio de 1946, por motivos familiares. Se encuentra con una España diferente que no está para zarzuelas y participa en homenajes diversos, siendo especialmente emocionante el de Selica Pérez Carpio, su compañera de estreno de La chulapona. En 1951 sufre un desprendimiento de retina, que supera, pero que hace que se retire definitivamente en 1953 aunque colabore con el cuadro de Actores de Radio Madrid. El 21 de septiembre de 1962, casualmente el mismo día que nació pero cincuenta y nueve años más tarde, fallece tras una grave enfermedad y nos deja una gran artista, una extraordinaria cantante y una mujer que destacó por su la fidelidad a sus ideas, emprendedora y solidaria con sus compañeros de profesión. Y para dar explicación al título de este modesto trabajo, transcribo un fragmento del obituario que se leyó en Radio España: “Felisa Herrero, la voz de plata, ha muerto. Y ha muerto igual que cantaba, con naturalidad. Y ha tenido un último deseo conmovedoramente sentimental. Ha pedido, humilde, sencillamente, que la entierren con su pañuelo, ese pañuelito blanco de La Chulapona, su inmortal creación.”. Un pañuelito blanco, tan blanco como el traje de novia con el que se viste Segovia. Muchas gracias a El adelantado de Segovia por publicar la colaboración de un segoviano que ama la zarzuela y a su tierra.

Bibliografía

Imprescindible el libro “Felisa Herrero. Musa de la zarzuela”, de Pedro Gómez Manzanares que recoge testimonios de familiares directos de la soprano, su hermana Rosario y su cuñado Antonio Fraguas, y confecciona una completísima semblanza de la cantante.

El trabajo de María Encina Cortiza (Cuadernos de música iberoamericana. Universidad de Oviedo) “En torno al casticismo de Moreno Torroba: La chulapona como epígono del sainete lírico”.

DVD de la representación en Teatro de la Zarzuela en 1988.
DVD de la representación en Teatro de la Zarzuela en 1988.

Wikipedia. Muy interesante la reseña del libro de Gómez Manzanares que hace el musicólogo Christopher Webber.