Un numeroso grupo de alumnos del instituto Andrés Laguna estuvo presente en las dos primeras ponencias de estas Jornadas sobre Despoblación.
Un numeroso grupo de alumnos del instituto Andrés Laguna estuvo presente en las dos primeras ponencias de estas Jornadas sobre Despoblación. / Kamarero

El teatro Juan Bravo de la capital, buque insignia y gran escenario de las manifestaciones culturales en Segovia, acogió ayer la primera de las dos Jornadas sobre Despoblación y Cultura Tradicional organizadas por la Diputación Provincial de Segovia —a través del Instituto de la Cultural Manuel González Herrero, junto al centro de la UNED en Segovia y en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)— movida por su afán por encontrar una potencial solución al problema del éxodo rural en la provincia de Segovia.

Si en anteriores ocasiones —en el mes de abril tuvo lugar una jornada sobre el reto demográfico en la Casa del Sello— se abordó el tema de la despoblación desde la perspectiva del empleo, la economía o la implantación de las nuevas tecnologías en el medio rural, ayer, un total de catorce ponentes trataron de analizar la relación —y probable repercusión— del abandono de los pueblos y la pérdida de sus manifestaciones culturales, tradiciones y ritos.

El presidente de la Diputación, Francisco Vázquez, se encargó de inaugurar la jornada y, en su discurso, informó de que uno de los objetivos del encuentro es el de “concienciar a todos los ciudadanos y, también, a los más jóvenes —un numeroso grupo de alumnos del IES Andrés Laguna de Segovia estuvieron presentes en las primeras dos ponencias— y que los estudiosos sobre esta materia puedan aportar soluciones de cómo se puede abordar el problema”. Vázquez puso sobre la mesa, también, la importancia de “intercambiar opiniones y estudios sobre las diferentes perspectivas que tiene la despoblación” para buscar, de manera conjunta, una vía para frenar la pérdida de habitantes en las distintas localidades, no solo de Segovia, sino españolas e incluso europeas.

Por su parte, Honorio Velasco, director de las Jornadas, aseveró que “la cultura tradicional es uno de nuestros patrimonios inmateriales más importantes, es un tesoro que es necesario proteger y, además, está resultando que es un recurso para los pueblos que se despueblan, de ellos se está extrayendo algo con lo que mantenerse. Este tesoro de conocimientos tradicionales que suponen los pueblos en relación con los terrenos, con los suelos, con el clima, con las plantas, con los animales es, precisamente, la base de la biodiversidad y esta tarea de sostenibilidad que está desarrollando es algo que está pasando desapercibido y no podemos dejar que pase así”.

Literatura neorruralista

Óscar Esquivias, escritor, fue el primero de los catorce ponentes en entrar a escena. Esquivias versó sobre la importancia y frecuente presencia del medio rural en la literatura de todos los tiempos asegurando que “no es algo que viene de ahora”. Citó a Miguel Delibes como ejemplo de que es posible “hacer literatura con lo más sencillo (haciendo referencia al medio rural). Una literatura llena de encanto, llena de vida y llena de amor”.

Además, el escritor explico cómo, en España, la literatura neorruralista surge como “una aspiración de la gente de las ciudades que, tras sufrir momentos de crisis, recuperan los pueblos de la infancia”. Y también porque como reacción al fenómeno de la globalización, “se vuelve a buscar asuntos muy locales, muy enraizados”.

¿Arcaico o culto?

‘Cultura tradicional y riqueza lingüística’ fue el título elegido por Pilar García-Mouton para su ponencia. Cincuenta minutos en los que trató de defender la importancia de recopilar —y conservar— los vocablos típicos y las maneras de denominar a una misma cosa en los diferentes municipios españoles. García-Mouton comenzó exponiendo su visión de la despoblación como “problema social y como estrategia electoral porque vieron que en esa España (en la vacía) se podían rebañar algunos escaños”. La investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) expuso también la relación existente entre el lenguaje más simple y llano fruto de la urbanización —y del que hacen uso los medios de comunicación para que la mayoría de las personas puedan comprenderlo— y la pérdida de ciertas palabras, más técnicas probablemente, pero nacidas en el medio rural al fin y al cabo.

El Atlas Lingüístico de la Península Ibérica (ALPI) ocupó gran parte de su intervención. Se trata de una publicación que contiene seis años de investigación (1930-1936) llevada a cabo en un total de 527 municipios españoles relacionada con sus diferentes formas de nombrar a un mismo animal, objeto, acción, etcétera. Así, los investigadores acudían a los pueblos con un cuestionario —todos ellos con el mismo— de 2.500 preguntas en el que anotaban la fonética de las palabras, así como las curiosidades que observaban en las maneras de realizar los oficios, la pronunciación o las palabras patrimoniales. “El ALPI supone el testimonio de cómo era la lengua y la cultura antes de los movimientos migratorios que se produjeron en España tras la guerra civil”, comentó la investigadora.

Programación

La programación continúa hoy con un total de cinco nuevas ponencias que darán comienzo a las 09.30 horas. Esta jornada contará también con una mesa redonda con el lema ‘Despoblación y Cultura Tradicional’ en la que participarán periodistas, representantes institucionales, profesores y los coordinadores de la jornada. El encuentro concluirá con la actuación de los Hermanos Ramos, dulzaineros que repasarán el repertorio antiguo de dulzaina.