
El ‘Otoño Enológico’ celebró este fin de semana sus últimos encuentros. Sus tradicionales catas, conciertos y actividades memorables fueron un aliciente para centenares de personas que quisieron despedir de una forma especial el mes de noviembre.
Al diablo le gustan los vinos
Comenzó la recta final del ‘Otoño Enológico’ el jueves en El Diablo Cojuelo, un espacio gastronómico en plena Calle Real que se ha hecho un hueco entre los imprescindibles de la ciudad gracias a la gran calidad de los productos que ofrece: ibéricos, quesos, torreznos, dulces, aceites, patés y otras viandas… pero no solo el producto le ha colocado en ese lugar tan merecido, ya que, además, es el espacio ideal para dejarse aconsejar a la hora de elegir un vino con el que brindar o, incluso, donde se pueden descorchar botellas para disfrutarlas con amigos.
Raúl Calvo, propietario de este rincón gastronómico y sumiller, apostó por tres vinos segovianos para deleitar a los veinte asistentes que compartieron esta ‘cata íntima’ de la duodécima edición del ‘Otoño más deseado’. Diez Mil Y Pico, un verdejo ecológico de la bodega García Serrano, permitió arrancar con fuerza. Un vino impregnado de carácter y muy bien estructurado que destaca por su sorprendente cremosidad. Y es que podemos considerar este vino ‘el descubrimiento’ del ‘Otoño Enológico’ de 2020. Raúl Calvo lo describía literalmente como “un vinazo”, y no le falta razón. No es casual que haya sido elegido para formar parte de la cata de numerosos restaurantes de la capital.
La tarde continuó con más vinos ecológicos. En esta ocasión, de Bodegas Vagal: Ardalejos y Cuveé Joana, dos de las referencias que tienen la culpa de que los segovianos se sientan muy orgullosos de los vinos de Valtiendas. El trabajo de José María Galindo en el viñedo, se saborea en la copa. Otros dos “vinazos” fruto del trabajo de distintas prácticas biodinámicas que extraen toda la expresividad del suelo, y sorprenden por su personalidad en boca.
Acekia, cocina internacional
Cada año, el ‘Otoño Enológico’ sorprende con nuevas propuestas y nuevos espacios. También el jueves este ‘Otoño’ se estrenó en Acekia, un lugar de encuentro en plena naturaleza en el que se pueden saborear productos de temporada fusionados con toques asiáticos y disfrutar, a la vez, de unas vistas privilegiadas del Alcázar. Un lujo en toda regla. Otro Raúl, en este caso Escudero -el ‘alquimista gastronómico’-, ofreció tres propuestas fieles a su máxima: “Cocina globalizada de producto de cercanía y propio”. Y así, deleitó a los asistentes con su falso risotto de hongos, bacalao y bao de costilla ibérica lacada con anís y kimuchi. Esta última propuesta, como claro ejemplo de fusión de sabores y culturas: desde Tailandia hasta la Ribera del Duero, pues estuvo acompañado de un excepcional Figuero 12, el vino que cerró la velada.
No obstante, estuvo precedido por los blancos Chapirete Prefilosérico y Amaren, una delicia a la altura de la velada. En definitiva, una noche de mestizaje, de combinaciones explosivas y de fusión de culturas en la que Gaspar y Alberto Payá, padre e hijo –‘Caracola2’-, jugaron al mismo juego que Raúl Escudero, viajando con sus guitarras desde Agapito Marazuela, con una versión sublime de ‘La Entradilla’, hasta la mítica ‘Bohemian Rhapsody’ de Queen. Larga vida a este nuevo restaurante: diferente, fresco, exquisito y muy acogedor.
Maracaibo y Menade
Y llegó el homenaje a los vinos blancos, esos a los que no siempre se otorga la confianza que merecen y que pueden llegar a ser. Y en Menade, lo son. Auténticas joyas enológicas capaces de acompañar en un desfile a la más atrevida de las cenas. Y si alguien es un maestro del arte del atrevimiento, de la armonía y del placer, ese es Óscar Hernando. “Óscar, ¿qué tienes pensado para este ‘Otoño Enológico’?”, la pregunta mágica que puede hacer que se arranque con los mejores vinos de jerez o que consiga que el mismísimo Raúl Pérez se persone en Segovia para dirigir una cata, por mencionar dos de sus siempre acertadas propuestas.
Por eso, Casa Silvano nunca falla. El viernes quiso rendir un humilde homenaje a las ‘joyas blancas’ con una bodega de nota: Menade, el proyecto de Alejandra, Marco y Richard, sexta generación de viticultores en pleno corazón de Rueda. Richard Sanz, enólogo de la bodega, acudió a la cita para explicar cómo conjugan tradición y tecnología, para contarnos de primera mano el mimo con el que tratan sus cepas. Y lo hizo a través de seis vinos, entre los que no faltaron Nosso, La Misión, Sobrenatural, Adorado o Menade Dulce. Todos ellos en perfecta armonía con una crema de calabaza y sobrasada, puerro a la brasa, tartar de trucha o el favorito de la noche: un jarrete de vaca elaborado a baja temperatura durante 72 horas, sencillamente espectacular. El postre, Panetone By Mayra Martini con helado de turrón de Jijona, supuso un broche exquisito a una cena literalmente para ‘chuparse los dedos’. “Óscar, gracias por tus apuestas que siempre nos dan la oportunidad de descubrir sabores y reivindicar vinos excelentes”, exclamaron.
Mauro, excelencia del duero
“¡Nos hacemos mayores!”. Y es que doce otoños dan para mucho. Corría el año 2012 cuando Mariano García, propietario de Bodegas Mauro, tuvo la deferencia de participar en la tercera edición del ‘Otoño Enológico’. ‘El Maestro del Duero’ no pudo negarse a la invitación de Álvaro, Goyo, Nacho y Manuel, ‘cuatro locos apasionados del vino’ que hoy conforman la empresa A la Volé, una importadora de champagnes únicos de pequeños productores y que se han convertido en un referente en nuestro país. Diez años después, Alberto García, uno de los hijos de Mariano, vuelve a acercar la excelencia de Mauro a Segovia, esta vez, entrevistado por Álvaro Moreno: pura pasión.
Un salto generacional pero una misma apuesta por la excelencia a través de vinos equilibrados y elegantes, con vocación de envejecimiento y que reivindican la identidad de cada terruño y los atributos de las variedades. A los proyectos de Mauro -en el Valle del Duero– y San Román -en la Denominación de Origen Toro– se suman Garmón, un exclusivo proyecto en la Ribera del Duero, y Mauro Godello, un blanco de El Bierzo hecho para envejecer en botella, elaborado con mimo por el ‘maestro de los tintos’ para desechar la manida expresión de “el mejor blanco es un tinto”.
Lo que aconteció el viernes en la Capilla del Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente fue mucho más que un diálogo. Fue otro de los lujos de estos ‘Otoños’. No todos los días se puede disfrutar de seis vinos excelentes mientras se conversa con sus creadores. Y cuando ese diálogo íntimo se tiene con Alberto García, con un Mauro VS servido en la copa, la experiencia pasa a ser de otra dimensión.
¡Vaya fin de semana! La cuestión no es que se haya bautizado este otoño como ‘El Otoño más deseado’, sino que, gracias a todas estas especiales experiencias, ya se desea el próximo, si cabe, con más ganas.