“Érase una ciudad a un Festival pegado…”

Segovia despide hoy la edición XXIX de Titirimundi, marcada por la calidad de los espectáculos programados

El único secreto para conseguir un buen festival es traer espectáculos de calidad. Así de claro lo tiene Julio Michel, director de Titirimundi, quien asegura que “aquí no viene nadie por su nombre, sino en función de los espectáculos”, porque el festival “es un escaparate de lo que es el teatro de títeres en la actualidad”. Es cierto que hay artistas y grupos que repiten en muchas de las ediciones, pero es porque crean nuevas funciones, explica el director, y “porque son buenos”.

Respecto a la programación de este año, que hoy llega a su fin, “cuenta con muchas novedades, porque un festival se nutre de ello, así como de artistas consagrados que crean nuevos espectáculos”, dice Michel, a lo que añade que “echamos mano de lo bueno, es una fórmula que tiene cualquier festival de prestigio”.

Y a prestigio es difícil ganar al Festival Internacional de Títeres de Segovia, reconoce su director: “No hay en Europa, y me atrevería a decir que en el mundo, un festival de teatro de títeres con la calidad que tiene Titirimundi este año en un mismo programa. Es extenso, impresionante, con espectáculos clasicos, de adultos… Es un lujo”.

Algo que no es fácil de conseguir, cuenta Michel, porque para lograr a los mejores hay que viajar mucho y conocer de primera mano las nuevas creaciones artísticas que surgen en los distintos continentes: “Es tremendamente difícil organizar algo en la calle, porque no se trata de llenar de cantidad, sino de calidad, y eso hay que buscarlo en el mundo entero, pero para eso hay que viajar y hace falta dinero… Hay gente que no entiende lo que significa costear y organizar esto, que tiene un coste muy alto. Un festival normal tiene un organizador que viaja constantemente por todo el mundo, programadores de muchos lugares vienen aquí porque es su obligación y yo no viajo ni la décima parte de lo que debería para garantizar la calidad. Tengo olfato y confidentes en el mundo, pero viajo poco a fetivales porque el coste es alto y eso que nos ahorramos”.

“Igual que nos lo ahorramos en publicidad, porque nos damos a conocer informativamente, gracias a que Titirimundi se vende solo por el prestigio que tiene”, añade el director.

Respecto al papel que juega Segovia en la puesta en escena del festival, Michel reconoce que “Segovia es una cuidad que se ha volcado con Titirimundi, le ha abierto muchas puertas, y estoy agradecido porque la ciudad ofrezca sus espacios y por el público. Yo siempre digo que «Érase una ciudad a un festival pegado…» o al revés, porque están unidos estrechamente, y buena parte de culpa la tienen el público y la hospitalidad de la

ciudad”.

En cuanto a las claves que hacen de Titirimundi el mejor Festival Internacional de Títeres, Michel señala que “las diferencias son sutiles pero claras: primero, la selección rigurosísima de los espectáculos, aquí nadie viene por tener un nombre, solo se tiene en cuenta la calidad; segundo, los espectadores, porque tratamos de ser lo más hospitalarios posible, y los artistas, con los que se tiene un trato exquisito, porque el artista da mucho y la generosidad devuelve generosidad; y tercero, que este es un lugar de encuentro, los artistas vienen a vivir el Festival, a mostrar lo que hacen y ver lo que hacen los compañeros, y así se crea una complicidad que no hay en otros festivales”.