Fray Javier Rodríguez, párroco de la iglesia de San Jacinto de Triana, Sevilla./ EA
Fray Javier Rodríguez, párroco de la iglesia de San Jacinto de Triana, Sevilla./ EA

En las últimas semanas un religioso segoviano, fray Javier, ha abierto los informativos de las cadenas de tv y se ha convertido en protagonista de una pintoresca batalla en la que los antagonistas –un moderno “ejército de salvación”- integrado por ecologistas radicales y miembros de Podemos, han desplegado una ofensiva brutal contra fray Javier, cuyo único propósito es la defensa de una iglesia centenaria, templo de los vecinos del barrio de Triana.

—¿En qué estado se encuentra el ficus actualmente?
—El árbol se encuentra completamente desarbolado, aún tienen el tronco pero sin nada de follaje. Podríamos decir que queda un 70% porque lo que se han retirado son las ramas pero las raíces y el tronco siguen estando.

—¿De dónde viene el árbol y por qué se plantó en la puerta de la iglesia?
—Según hemos averiguado, porque hay diversas opiniones, lo trajo un fraile dominico de Puerto Rico sobre el año 1917. Tenemos fotos de 1910 en las que se ve la fachada de la parroquia sin el árbol, así que pensamos que es de algo después. Suponemos que la idea era que el árbol diera sombra y cobijo y durante muchos años así ha sido.

—¿En qué momento surge la polémica por el ficus?
—Este tema viene desde hace años. Este árbol ha tenido un crecimiento desorbitado. Es una especie que no está preparada para estar en ciudades con tanto calor. Nos echan en cara que debería ser la propiedad los que cuidáramos del árbol pero la parroquia no puede estar constantemente cuidando de este árbol. En algún momento lo cuido el Ayuntamiento, pero hubo que vallar la zona porque los vecinos se quejaban, y esto empezó hace más de 30 o 40 años. Párrocos anteriores a mi ya habían solicitado la intervención del Ayuntamiento y cualquiera que venga puede ver que el diámetro es enorme y que no lo abrazan ni ocho personas.

Estado del ficus el día de la protesta con varias personas colgadas de sus ramas.
Estado del ficus el día de la protesta con varias personas colgadas de sus ramas.

—¿Qué problemas ha causado el árbol en los últimos años?
—Son varios los problemas. En primer lugar, las raíces no profundizan en el suelo. Hay un gran problema con los árboles en Sevilla. El calor está provocando que todos los días caigan ramas de gran envergadura. Es un árbol que se encuentra preso entre el asfalto y los edificios. Hace años se hizo obra en un hotel que se encuentra a unos 40 metros de distancia y se encontraron raíces del árbol. El segundo problema son los daños que está causando en la iglesia, una de las más grandes de Sevilla y la más grande del barrio de Triana. En el suelo las baldosas se han levantado, en la bóveda hay una grieta que cada día se va agrandando y que nuestro arquitecto ha acreditado. Por último, en medio de la pandemia, el día de San José, cayó una rama que dañó a varios  peatones y a una vendedora de cupones de la ONCE que todavía se está recuperando. Hemos tenido que pagar todas las indemnizaciones y la aseguradora se lavó las manos. Esto último fue el punto de inflexión con el que yo dije hasta aquí hemos llegado. Empecé a solicitar la tala y pedí un informe que valorara el estado. En este informe se recomendaba la tala del árbol por la seguridad de las personas, porque por mucho que se podara, nadie podía asegurar al cien por cien que no se volvieran a desprender ramas, y porque estaba causando problemas en la estructura de la iglesia.

—El Ayuntamiento de Sevilla autorizó la tala ¿han contado con su apoyo en todo momento?.
—Cuando yo empiezo a pedir los permisos el Ayuntamiento solicita hasta cinco informes a empresas privadas. Trajeron hasta un georradar que emplearon incluso en el interior de la iglesia y yo solicité los permisos necesarios. Nos dieron todas las licencias, nuestro proceso es totalmente legal. Sin embargo, el Ayuntamiento se ha encontrado con un levantamiento popular y el tema se ha convertido en un asunto político, hasta el punto de que tres personas se subieron a las ramas el día que se iba a talar. La intervención se paralizó y tuve que ir al juzgado de guardia a poner una denuncia. La policía acordonó la zona y por la tarde se empezó a cortar pero no dio tiempo a terminar. Lo dejaron con muñones y la verdad es que ahora da pena verlo porque era un árbol precioso, eso nadie lo duda.

—¿Por qué ahora han reculado?
—Desde el principio estuvieron con nosotros pero después se han dividido. Han decidido no reclamar al juez y hacerse cargo del árbol. Lo van a incluir dentro del circuito de riego diario de ‘Parques y Jardines’ y se van hacer cargo de todos los trabajos.

Iglesia de San Jacinto en Sevilla antes del ficus (1910).
Iglesia de San Jacinto en Sevilla antes del ficus (1910).

—¿Por qué se paralizó después la tala?
—La Asociación Multisectorial de la Jardinería de Andalucía (AMJA) reclamó a un juez y este paralizó la tala aplicando medidas cautelarísimas y hubo que parar. Ahora el acceso a la iglesia se encuentra cerrado y la parroquia la tengo cerrada. El tema se ha politizado y nos han ganado la partida. Esta gente sabe utilizar muy bien las redes sociales y a través de ellas han hecho mucho ruido. Yo voy a estar tranquilo durante un tiempo porque las ramas ya no se van a caer, pero las raíces siguen, y siguen perjudicando a una iglesia que tiene una antigüedad de 300 años y está declarada BIC (Bien de Interés Cultural).

—La Junta de Distrito dio el visto bueno a la tala, ¿por qué se acusa a la parroquia de tomar una decisión que fue consensuada?
—El distrito de Triana ha estado conmigo en todo momento. Desde el principio me han apoyado pero cuando han surgido los problemas ya no tanto. De la clase política yo ya espero cualquier cosa. En todos los medios salen titulares como: “Trianeros indignados”, y la realidad es que no hay ni 25 personas. Todos los días a las 20.30 horas hay una pequeña concentración y no hay ni 30 personas. Además, el consejo parroquial ha estado en todo momento a partir un piñón conmigo. Me están ayudando en todo, porque esto no ha sido sólo cosa mía, aunque al que se haya atacado haya sido a mi. Además, las treinta hermandades de Pasión y Gloria que hay en Triana han emitido una carta de apoyo a la parroquia y muchas entidades sociales, deportivas, la asociación de comerciantes y muchas otras me han apoyado desde el principio y en todo momento.

— ¿Se han buscado soluciones alternativas?
—Por supuesto, yo siempre he dicho que íbamos a plantar un árbol no dañino y más andaluz, un olivo. Hasta me han llegado a ofrecer un olivo centenario… pero la realidad es que yo no tengo ningún problema con el ficus. Una asociación de Doñana dijo que se lo iban a llevar y yo estaba encantado, pero bueno a ver qué pasa finalmente.
—¿Por qué cree que el asunto ha causado tanto revuelo?
—La realidad es que se han juntado todos los ingredientes. Iglesia, ecología y política. La Asociación Multisectorial de la Jardinería de Andalucía (AMJA) es la asociación que ha dado la cara pero hay mucha gente detrás de esto. Ellos han iniciado una campaña a través de Change.org en contra de la tala en la que dicen que han conseguido casi 50.000 firmas y están contratando abogados. Creen que nosotros somos perversos y que tenemos algo contra el árbol. Me han acusado de pagar a la persona que ha hecho los informes para que fuera favorable.

—¿Quién se encuentra detrás de esta campaña?
—Ha sido Podemos. Como he dicho, el tema se ha convertido en un asunto político. El otro día Echenique decía que el PSOE se aliaba con la iglesia…por un árbol que no sabe ni donde está. Con quien más se han metido ha sido con el Ayuntamiento, porque esto tiene todos los ingredientes, y conmigo de refilón. Han sabido usar muy bien sus armas y camuflarse detrás de asociaciones y protestas. Pero yo siempre, siempre he actuado desde la responsabilidad. Buscando lo mejor para los vecinos y para la iglesia y por eso la gente del barrio me ha apoyado.

—Como párroco, ¿ha recibido amenazas personales?
—Por la calle me insultan y me dicen que voy a ir al infierno cuando me reconocen. Al teléfono me llaman para insultarme a mí y a mi madre todos los días, pero yo no entro en polémicas. Es mucha más la cantidad de gente que se me acerca y me dice: “Padre, estamos con usted”. Yo no tengo ningún problema con nadie y agradezco mucho a los trianeros y trianeras de verdad su apoyo.

—¿Cuál cree que será el desenlace final?
—De momento yo creo que el árbol se va a quedar, el Ayuntamiento se va a ocupar de que no pase nada y yo voy a dormir tranquilo una serie de meses porque sé que no van a caer ramas, pero no sé cómo terminará el asunto. A mí, si me dan soluciones de otro tipo estoy abierto a todo, pero como he dicho a todo el mundo, las ramas no están pero las raíces sí. El arquitecto ha sido claro y ha dicho que cuando actuó en la parroquia hace 20 años no había grietas de ningún tipo y ahora cada día es peor. Yo creo que se están equivocando y así lo he dicho, pero no me opongo a nada ni me he puesto en contra. Mi papel como párroco es buscar lo mejor para la iglesia y eso es lo que he hecho.