
Emilio Fuentetaja Sanz (Navafría, 1959) resultó elegido para el cargo de decano del Ilustre Colegio de Abogados de Segovia el pasado jueves, día 22, aunque no tomará posesión hasta finales de enero o principios de febrero, según explica él mismo. Tras hacerse pública la elección, está recibiendo agradecido muchas felicitaciones y hace gala de su buen humor, al hablar, por ejemplo, de su juventud de 63 años aunque la denominación de decano evoque “a un señor mayor y responsable”. Abogado ejerciente desde 1991, está casado y tiene tres hijos, dos varones y una mujer. El más pequeño, Miguel, trabaja ya en el despacho segoviano de abogados del que es cotitular. Vecino de Segovia, de la plaza de San Lorenzo, barrio al que se siente muy ligado, y de Garcillán, donde pasa temporadas, probablemente no son muchos los segovianos que recuerden que fue uno de los concejales más jóvenes de España, tras las primeras elecciones municipales de la democracia, las de 1979, con UCD. Defendió en esos primeros años otra alternativa a la entonces incipiente Comunidad Autónoma de Castilla y León. Confiesa, además, que es un gran aficionado a la lectura y al fútbol, deporte que practicó en equipos de la tierra como el Club Deportivo Acueducto y la Gimnástica Segoviana.
— ¿Por qué ha dado el paso de presentar la candidatura a decano de los abogados de Segovia?
— A ver, alguien tiene que ser decano del Colegio, eso es evidente. Nunca he pertenecido a la Junta de Gobierno, no me había presentado jamás a las elecciones pero hay muchos compañeros que desde hace tiempo me estaban animando para presentarme como decano porque consideran que hay que hacer una actividad importante y creen que yo puedo liderar esa posibilidad. No sé si estoy muy de acuerdo con ellos pero al final me decidí porque es un acto de solidaridad con todos los compañeros. La verdad es que tengo mucha ilusión por ejercer el cargo, y junto con el resto de los miembros de la Junta de Gobierno vamos a intentar hacer todos una piña y sacar adelante los temas del Colegio. También estoy preocupado por el respaldo abrumador que he tenido en estas elecciones — 244 votos frente a los 33 obtenidos por el otro candidato — pero intentaré hacer las cosas bien y con ilusión.
— ¿Qué prioridades ha fijado?
— Hasta que no tome posesión no voy a conocer todas las circunstancias del funcionamiento interno. Quiero conocer de cerca el Colegio, empaparme de lo que hay allí, cómo se está trabajando, cómo funciona, qué podemos mejorar, qué cosas tendríamos que modificar. Quiero ser prudente e ir poco a poco pero considero que el Colegio de Abogados de Segovia tiene una labor que hacer fundamentalmente en defensa del letrado.
— ¿Por qué o de quién tiene que defender a la profesión?
— No sé por qué últimamente los abogados estamos en una situación difícil. Se ve el trabajo del abogado como algo raro, más de lo que realmente es, por muchas actuaciones, como se puede ver en los medios de comunicación. El abogado es un profesional que defiende los intereses de su cliente conforme a la Ley y, conforme a esa defensa, tenemos que abordar, desde el respeto a instituciones como el Ministerio de Justicia, a jueces, fiscales, miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado… cuestiones como que el abogado no es alguien que en su labor tenga que estar pendiente de cambios de horarios, de cambios en las citaciones… Necesitamos un respeto porque no puede ser que para un juicio te citen a las 9 horas y no empiece hasta las 12.30. Tenemos que verlo con diálogo. Soy un hombre al que le gusta dialogar.
— Otras dificultades de los abogados vienen por la situación del turno de oficio ¿no?
— En la asistencia del abogado por el turno de oficio hay exigencias que no son admisibles. Vamos a dar mucha guerra con eso y a defender al letrado por encima de todo.
— La Abogacía, como todo, ha cambiado en estas tres últimas décadas que lleva ejerciendo la profesión pero con frecuencia los abogados segovianos se quejan del funcionamiento de la Administración de Justicia y de su adaptación a la tecnología digital. ¿Es así?
— Realmente, y voy a ser claro, la Justicia es un desastre. Lo puedes poner con letras mayúsculas; y no porque jueces, letrados de la administración de justicia, fiscales o los funcionarios sean un desastre, que no lo son. Son magníficos profesionales que se están encontrando con muy pocos medios y ellos intentan salvaguardar la justicia pero no van a poder por falta de medios. La Justicia necesita medios económicos importantes y no sé por qué no se la quiere dotar de ellos. Un ejemplo claro es que si vas a la Agencia Tributaria ves a un funcionario con hasta tres pantallas y sin ningún papel en la mesa. Tiene recogido quiénes somos, qué patrimonio tenemos, las cuentas bancarias. Tiene toda la información. Sin embargo, nosotros en la Justicia no tenemos nada comparable. Vas todavía a algún juzgado y siguen con los papeles hasta en el suelo porque no hay sitio. Están en lugares pequeños, mal acondicionados y mal dotados desde el punto de vista electrónico. Tenemos el sistema LexNET (para la gestión de notificaciones telemáticas desde los juzgados a los profesionales de la justicia) y cada vez que se hace una notificación, a lo mejor te puede llevar diez o quince minutos como mínimo de tu tiempo. Necesitamos un sistema ágil, un complemento adecuado para que la Justicia sea efectiva. La justicia no puede serlo si es lenta, si no es segura desde ese punto de vista. A pesar del trabajo magnífico que realizan jueces y demás, no tenemos una administración de justicia adecuada. La peor administración de todas en este ámbito es el Ministerio de Justicia. Con estos mimbres tenemos que elaborar un cesto y a veces nos sale mejor y otras peor.
— Al menos en Segovia se espera que pronto se inaugure el nuevo edificio de juzgados. ¿Además de contar con más espacio es presumible que cuenten con mejores medios técnicos?
— Espero que al menos los medios físicos mejoren ostensiblemente; eso seguro. Lo que no creo que mejoren son los telemáticos porque vamos a tener los mismos programas que ahora. El otro día, hablando con un juez de Segovia me decía que hay una Ley que se ha modificado un montón de veces y todavía en su programa informático no disponen de esas modificaciones. O si hablamos de procedimientos donde se requiere una especie de formulario, tampoco lo tienen. Estamos en las antípodas de lo que tiene que ser una administración crucial para la defensa de la ciudadanía. Por mucho que los funcionarios quieran hacer, aunque tengan nuevos ordenadores, con estos programas informáticos no van a poder hacer mucho más. Es una pena.
— ¿Por qué estudió Derecho?
— Los abogados para mí siempre han sido héroes. Desde mi punto de vista lo son. Me han gustado mucho los héroes, he visto muchas películas de aventuras con héroes y en mi cabeza un abogado es como un superhéroe. No tengo antecedentes familiares en la Abogacía: ni mi padre, ni abuelos, tíos. En la familia el primero que dio el paso fui yo. Me gusta mucho esta profesión pero realmente no tengo una explicación de por qué quise estudiar Derecho para ejercer como abogado, como no sea la de entender la Abogacía como una heroicidad, si no no se explicaría.
— Pero ha hecho una carrera relevante. Es un abogado de prestigio, reconocido… El apoyo que ha recibido de sus compañeros en las elecciones al Colegio es solo un ejemplo ¿no?
— Lo agradezco mucho aunque seguramente algún cliente que ha perdido un juicio no tenga esa misma apreciación. La verdad es que me siento muy halagado. Es verdad que tengo una clientela muy sólida, fija, de muchos años y efectivamente me ha tocado lidiar con temas duros, algunos los hemos conseguido capear adelante y, al final, el prestigio se obtiene con sentido común. Puedes saber mucho de Derecho o poco pero si tienes sentido común esta profesión es muy digna si lo aplicas. Por muy buenos conocimientos y datos que tengas, es lo fundamental. Yo lo he aplicado desde el primer día, no me han salido las cosas mal y me he especializado un poco más en derecho mercantil y concursal pero en el despacho estamos cuatro abogados y llevamos absolutamente de todo en Segovia, estamos muy contentos de lo que tenemos.
— Es también una persona preocupada por Segovia y por temas segovianos como la Cacera de Regantes de San Lorenzo, con la que ha peleado hasta conseguir resultados ¿verdad?
— Lo de la cacera de San Lorenzo, como además he vivido toda mi vida en el barrio, es una obsesión. Gracias a Dios, y también al Ayuntamiento de Segovia, que nos ha echado una muy buena mano, hay que decirlo, hemos conseguido que la Confederación Hidrográfica del Duero al final cumpla con las expectativas de mantener esta cacera de regantes, algo fundamental para Segovia, no solo para San Lorenzo, para todo el cinturón verde de la ciudad. Es mantener una cacera que data de más de mil años, no es una cosa de antes de ayer. Tenemos que conservar todo eso. También estoy en el Patronato del Museo Rodera Robles, como letrado, y participo en todo lo que puedo porque Segovia me preocupa, me gusta. Soy un segoviano más que ejerzo como tal en todos los sitios.
— ¿De dónde viene esa pasión por el barrio de San Lorenzo?
— Porque soy segoviano pero fundamentalmente de San Lorenzo. Lo puedes poner también con letra gorda.
— ¿Qué tiene este barrio para que se dé esa identificación tan intensa entre su gente, dentro de la ciudad es quizá donde más se nota el sentimiento de comunidad?
— Ahora es cuando digo eso de e “me alegro mucho de que me hagas esa pregunta”. Lo he dicho muchas veces. San Lorenzo no es solo un barrio, es un sentimiento. El sentimiento de su gente, de muchos incluso que realmente han vivido en San Lorenzo y ya no viven pero, sin embargo, sí viven sus fiestas y se visten de peña como uno más. Cuando se organiza alguna actividad en San Lorenzo, ya sea en Navidad, Semana Santa, en el Día del Vecino…, la gente participa masivamente y, sobre todo, la juventud porque los que tenemos una cierta edad lo hemos vivido, lo hemos hecho y se lo hemos transmitido a nuestros hijos y se está manteniendo ese espíritu. Tengo 63 años y desde los 7 años me visto de peña en las fiestas de San Lorenzo. Lo sigo haciendo con mi mujer, mis hijos, mis amigos… Es algo que se debe quizá a que es como un reducto, más del tipo como un pueblo de los de antes, y eso se ha mantenido; no sé por qué pero se ha mantenido. Por eso se sigue diciendo en el barrio lo de ‘voy a Segovia’. Merece la pena resaltarlo porque la convivencia es magnífica, la gente se lleva fenomenalmente bien y el ejemplo es que cuando desde la Asociación de Vecinos se dice “hay que hacer…” siempre hay gente dispuesta a hacer lo que haga falta. Estoy encantado de haber vivido en San Lorenzo tantos años.
— Cuando fue concejal defendió la uniprovincialidad de Segovia frente al proceso autonómico que estaba en marcha en esos primeros años de la democracia. Con la perspectiva que da el tiempo ¿está conforme con lo que hoy es Castilla y León?
— Hablo de este tema como mi opinión personal, no como decano de los abogados. Efectivamente, cuando fui concejal del Ayuntamiento de Segovia con UCD, en el año 1979, defendí, junto a otros compañeros, otro proyecto. Hay un libro muy bueno que escribió mi hermano Jesús Fuentetaja, que está agotado en las librerías de Segovia, donde cuenta muy bien, a la perfección, la historia. Describe cómo ocurrió, y no es que estuviéramos a favor de la autonomía uniprovincial como tal. No. Estábamos en contra de la integración en ese momento en Castilla y León tal y como se estaba planteando, dejando fuera Santander, Logroño, León no estaba muy claro, etc. Dijimos: “nosotros nos quedamos como estamos. Luego ya veremos lo que vamos a hacer”. No nos dejaron quedarnos quietos. Nos obligaron, con la antigua ley orgánica, a integrar a la provincia en Castilla y León. Contra esa ley orgánica es con lo que luchamos, como otros muchos municipios de Segovia, diciendo “no estamos a favor pero si nos obligáis a la fuerza ahora planteamos la autonomía uniprovincial”. Se planteó bien y tuvo los pasos y argumentos legales que la Constitución preveía pero al final el Tribunal Constitucional dijo que el interés general primaba sobre el interés de Segovia y estamos en Castilla y León. Eso es ya historia, estamos en la Comunidad y tenemos que ser solidarios con esa integración, no nos queda otro remedio.
— ¿No le ha tentado la política activa después de esa etapa?
— Estuve en la Diputación varios años, con Rafael de las Heras, que para mí fue un presidente espectacular; estuve con Javier Reguera, que también fue un presidente importante para esta provincia. Trabajé muy bien y muy agusto con ellos pero luego me dediqué a la abogacía. Sí es verdad que ha habido muchos momentos en los que me han tentado para distintos puestos pero el amor a mi trabajo me lo ha impedido, y menos mal porque si no hubiera sido por eso seguramente hubiera dado el paso.Pero me gusta mucho lo que estoy haciendo. Soy un abogado de los que ejercen la profesión con mucha alegría, es que me gusta mucho.
— ¿Y qué le gusta hacer cuando tiene tiempo libre?
— Los abogados, los profesionales como nosotros, lo somos las 24 horas al día. No es cerrar la puerta del despacho el viernes y el lunes será otro día. No, eso no existe. Es el viernes por la tarde, el sábado por la mañana, es el sábado por la tarde, es el domingo. Siempre tienes cosas que preparar o hacer, bien porque te llama alguien que tiene un problema, porque hay un detenido en Comisaría y necesita asistencia, o porque a alguien le ha surgido algo y quiere hablar contigo. Mi afición, cuando no estoy ejerciendo esta labor, es intentar descansar y desconectar un poco del trabajo diario, que nos llevamos a casa. Trabajas con una mujer que está sufriendo una situación de violencia de género, con una pareja en separación que tiene problemas por los hijos, con un empresario que tiene un concurso de acreedores y está económicamente fatal, con alguien que debe mucho dinero y no sabe cómo salir… Eso te lo llevas a casa porque estás intentando la manera de mejorar la situación de tu cliente, que sufra lo menos posible y dar una solución adecuada con los planteamientos jurídicos que tenemos. Eso no se hace tirando de un enchufe. Somos abogados 24 horas, repito. La única afición es intentar descansar, darme unos cuantos paseos cuando puedo y, sobre todo, me gusta mucho leer y me gusta ver partidos de fútbol, que es uno de mis deportes favoritos, porque he jugado en clubes como el Acueducto y la Segoviana muchos años. Intento ver fútbol todo lo que puedo porque me despeja y, aunque no subo a La Albuera todo lo que me gustaría, y soy socio, voy a intentar hacer un esfuerzo, sobre todo ahora que el equipo está muy bien.