El Palacio de Quintanar, en la calle San Agustín, recientemente reformado, con una fachada que detiene al paseante a contemplarla y con un cartel que recuerda la fecha de la exposición del Curso de Pintores Pensionados — del 18 al 21 de agosto — respira arte por todos sus rincones.
Esta expresión está más llena de sentido que nunca porque desde el pasado 1 de agosto sirve de alojamiento y taller de trabajo a los 18 alumnos becados en el Curso de Pintores Pensionados. Caballetes con láminas llenas de colores ocre muy cálidos (así definen la luz de Segovia), pinceles usados y botes de pintura con infinitas mezclas que inventan colores imposibles dibujan un nuevo paisaje dentro de una beca que les ha sido ofrecida precisamente para eso: para que transmitan a pinceladas el paisaje de Segovia.
La libertad es tan absoluta que al entrar en uno de los talleres, lo primero que te encuentras es un trabajo lineal que representa la Plaza Mayor; una panorámica del polígono industrial de Hontoria; o un cuadro abstracto con millones de colores. Así ven los alumnos Segovia: con ojos diferentes al resto del mundo y con matices inapreciables para el resto de mortales.
El coordinador del Curso, Juanma Moreno, repite en su cargo por segunda vez y, como la experiencia es un grado, este año las cosas están yendo más fluidas. Sin olvidar, por supuesto, que hay mucho trabajo. “Este año se han dado circunstancias diferentes al año anterior, por ejemplo, había 29 alumnos, todos españoles; además se alojaban a las afueras de la ciudad, hecho que dificultaba en parte su desplazamiento al casco antiguo, que es una zona donde nos interesa mucho que trabajen”, asegura Moreno.
De lo que está seguro es de que se trata éste de un curso que enriquece el currículum, que fomenta el trabajo en equipo y que ayuda a que, entre todos, planteen sus dudas y se ayuden mutuamente. “Además es el único de toda España que reúne gente de todas las facultades de Bellas Artes del país”, puntúa.
Al igual que trabajan en los talleres, también tienen tiempo para hacerlo al aire libre, momento que les permite dejarse llevar aunque, para algunos como Gabriela Gallego, “pintar la realidad da mucho respeto”.
En general muchos coinciden en que prefieren las ciudades ordenadas y con líneas bien definidas; sin embargo, esto depende mucho también, como asegura Enrique Alonso, del estado de ánimo. “Hay días en que te levantas deseando pintar la calma y el orden; otros, prefieres el caos y el alboroto para desahogarte de alguna manera”.
De una manera o de otra, lo cierto es que el futuro de estos jóvenes talentos es de lo más prometedor, y pese a que al arte también le afecta la crisis — Juanma Moreno cree que actualmente la gente compra arte sólo para invertir — , su trabajo podrá contemplarse desde el próximo jueves día 18 hasta el domingo 21 en la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce.
Mientras tanto, no se sorprendan si al pasear estos días por Segovia se encuentran a algún futuro Van Gogh o Monet reflejando en sus lienzos cualquier bello rincón de la ciudad…