
La Fundación CBD-Habitat, cuyo presidente e impulsor principal es el segoviano Javier Oria Martín, recibió -en la gala de entrega de la XVII edición de los Premios de la Fundación BBVA– el premio a la Conservación de la Biodiversidad, en la categoría de Actuaciones en Conservación de la Biodiversidad en España por “su labor pionera en defensa de la conservación del monte mediterráneo y algunas de sus especies más emblemáticas, como el águila imperial, el lince ibérico y el buitre negro”, según ha resaltado el acta del jurado.
En el mismo acto, la organización International Snow Leopard Trust ha obtenido el Premio Mundial a la Conservación de la Biodiversidad por “su excelente trabajo en la conservación de las últimas poblaciones de leopardo de las nieves, una de las especies más amenazadas del planeta”, mientras que el premio a la Difusión del Conocimiento y Sensibilización en Conservación de la Biodiversidad en España se ha concedido al periodista Clemente Álvarez.
Estos premios quieren reconocer e incentivar la labor de las organizaciones conservacionistas, las instituciones y los organismos que desarrollan políticas o funciones de conservación medioambiental, así como la de profesionales de la comunicación que contribuyen con su trabajo a proteger el patrimonio natural.
El equipo de la Fundación CBD-Habitat estaba exultante. Su presidente, Javier Oria Martín, destacó para El Adelantado la importancia que tiene “ahora más que nunca, aunque siempre ha sido importante -recalca- el apoyo a las personas y organizaciones que luchan por la conservación de la biodiversidad en España”.
Jesús Garzón, otro histórico del conservacionismo en nuestro país, que ya en los años 60 destacó, junto a Félix Rodríguez de la Fuente, en la defensa de las especies amenazadas, es vicepresidente y cofundador de esta organización. “Ante la pérdida de biodiversidad y las extinciones de especies que la humanidad estaba provocando, a mediados de los noventa creamos la Fundación CBD-Habitat, para velar por la conservación del patrimonio natural, actuando en primera línea, directamente sobre el territorio. Nuestro objetivo, salvar a especies que se hayan al filo de la extinción y recuperar sus entornos naturales para la continuidad de la vida en el planeta”.
“En ese momento -interviene Nuria El Khadir Palomo, directora de la Fundación, quien salió a recoger el galardón- dos de las especies más bellas del planeta eran también las más amenazadas. La foca monje del mediterráneo, y el lince ibérico, dos animales extraordinarios, ambos considerados en peligro inminente de extinción. En el caso del lince ibérico, quedaban unos 100 ejemplares. La persecución ilegal, los atropellos, la destrucción de su hábitat, y las enfermedades de su presa principal, el conejo, fueron las causas de su casi total extinción. La situación de la foca monje no era más prometedora. Tras una mortandad masiva provocada por un alga tóxica, apenas 100 animales lograron sobrevivir en Cabo Blanco, Mauritania, donde estamos trabajando desde los inicios de la Fundación, y que constituye la mayor población del mundo. Los escasos supervivientes se concentraban en un pequeño tramo de la costa, sin ningún tipo de protección, donde las molestias y la amenaza de las redes de pesca eran una constante.
Otras dos especies emblemáticas de la Península Ibérica, el águila imperial ibérica y el buitre negro, se enfrentaban también a situaciones muy graves por la persecución que sufrían y la escasez de alimento debido a la disminución de la población de conejos y a la prohibición de dejar cadáveres de los animales en el campo tras la crisis de las vacas locas.
“Estas situaciones de partida se han convertido, a lo largo de estos años, en nuestro principal reto, y en ellas hemos puesto toda nuestra ilusión, esfuerzo e ingenio, junto a instituciones, propietarios de fincas y otros numerosos actores implicados. Son especies sensibles, esquivas y complejas; viven en espacios remotos que imponen enormes dificultades. Ello nos ha exigido investigar, innovar y desarrollar herramientas y metodologías propias nunca antes creadas, que posteriormente han sido replicadas por otros grupos conservacionistas y han resultado esenciales en la recuperación de las especies”, señala Javier Oria con orgullo.
Los resultados hablan por sí solos de la eficacia de su labor: en la actualidad la foca monje, el lince ibérico y el águila imperial son ejemplos mundiales de especies amenazadas que se están recuperando y han abandonado la categoría de “en peligro crítico de extinción”, aunque sigan consideradas todavía especies en peligro. La población del lince, ha pasado de 100 a 1.326 en 23 años; el águilas imperial, por su parte, ha pasado de 130 parejas a 647 en 2019 (último censo oficial), mientras que el buitre negro ha experimentado un incremento del 30% en las fincas donde ha trabajado CBD-Habitat, tasa que sube al 100% en pollos volados.
Este segoviano, referente de cuantos trabajan por la biodiversidad en nuestro país, es considerado el mayor entendido en materia de águila imperial, una especie endémica de la península ibérica que, gracias a la abnegada labor de toda una vida, ha logrado salir del riego inminente de extinción en que se encontraba en los años 90. Oria es, por añadidura, nieto de nuestro querido y recordado poeta Luis Marcos, insigne colaborador -además- de este periódico desde los años de la posguerra hasta su muerte, en 1971. Por todas estas razones, vaya para Javier la más calurosa felicitación de esta redacción.