Vista de Segovia. Miguel Ángel Fernández.
Vista de Segovia. Miguel Ángel Fernández.

En el año 2020, la provincia de Segovia tenía una población de 153.478 habitantes y 209 municipios. Sin embargo, 12 Ayuntamientos contaban con menos de 25 habitantes (5,74%), 29 entre 26 y 50 habitantes (13,88%), 39 entre 51 y 100 habitantes (18,88%), y 29 entre 101 y 150 habitantes. Es decir, el 52,15% de los Ayuntamientos de Segovia tiene menos de 150 habitantes. Mientras que el 80% de los Ayuntamientos contaban con menos de 300 habitantes. Unas cifras dramáticas.

Si descontamos la población de Segovia capital, la población de la provincia de Segovia sería de 103.001 habitantes en 2023 para una superficie de 6.920 kilómetros, 14,88 habitantes por kilómetro/cuadrado. Se cumple la conclusión antes citada, una población muy concentrada y grandes zonas deshabitadas.

Una despoblación que también comenzó en los años 50 del pasado siglo. Nuestra provincia contaba con una población de 201.433 habitantes en 1950, que se redujo a 157.053 habitantes en 1.975. Una población que fue decreciendo lentamente en una segunda etapa, y la provincia de Segovia contaba ya solamente con 147.400 habitantes en 1995, 163.899 habitantes en 2008 y 153.803 en el año 2020. La ciudad de Segovia contaba por su parte con 54.287 habitantes en 1995, 56.858 habitantes en 2008, para reducirse a 50.802 habitantes en 2023.

La realidad del medio rural es muy distinta a la del conjunto de la sociedad. No hay grandes núcleos de trabajo en la provincia de Segovia, grandes empresas, sino que hay microempresas, muchos autónomos y mucha economía familiar con todos los problemas que conlleva de continuidad para el futuro. Hay dificultad para encontrar trabajo para los hombres y en mayor medida para las mujeres, de modo que la base económica fundamental es la agricultura y la ganadería. Se necesitan servicios sociales y el fomento de nuevas actividades económicas para evitar el declive poblacional, lo que requiere un aumento de la competitividad para atraer capital y capital humano.

Debemos partir del sistema alimentario, la agricultura y ganadería segovianas son importantes, que se complementan con los servicios a la agricultura y la comercialización de los productos, es decir, existe una enorme actividad en torno a ese sector principal. Una riqueza endógena que hay que explotar mediante la elaboración de políticas que superen el ámbito municipal, dado que en los ámbitos comarcales los intercambios son mucho mayores. Hortalizas, frutos del bosque, fresones de verano, recursos forestales, el reciclaje, ganadería intensiva, la economía circular, son sectores con futuro, cuando una buena parte del territorio segoviano está vinculado a los secanos del interior peninsular que generan muy poca actividad. Una generación de productos de calidad diferencial que necesitarán una inversión en canales de comercialización, pero que conseguirán una generación de actividad y surgirá así una industria alimentaria con el nacimiento de nuevos puestos de trabajo.

Una nueva política tributaria será inevitable si queremos superar la actual situación donde el 13% de la población vive en municipios de menos de 5.000 habitantes, mientras que el 48% de los municipios se sitúan en áreas con una densidad inferior a 12,5 habitantes por km2, es decir el 68% de la población en España se concentra en áreas urbanas. Si el 60% de los municipios pierden población, indudablemente debe crearse una serie de beneficios fiscales para las personas que viven en municipios con una población de menos de 1.000 habitantes y debe reducirse el tipo impositivo en el Impuesto sobre Sociedades de las empresas que se instalen en el medio rural con riesgo de despoblación.

Resulta necesario mejorar el grado de accesibilidad, tanto la conectividad digital como el acceso físico y de las redes de transporte, incentivar el mercado laboral con el nacimiento de nuevas actividades económicas y dotar al medio rural segoviano de equipamiento público: servicios sanitarios, culturales e infraestructuras públicas.

En el año 1881 la población de Segovia era de 150.000 habitantes, la misma población que en el año 2023, de los que 27.982 son extranjeros, lo que nos da una medida de la enorme tragedia poblacional. Por lo que no solo se necesitan políticas (top down), de arriba abajo, sino que también políticas (bottom up) de abajo hacia arriba y lideradas localmente con la movilización de recursos bajo las premisas de participación y diálogo social. Una nueva gobernanza capaz de construir colectivamente un proyecto basado en la articulación de voluntades y de poner en valor los recursos de un territorio. En el ámbito institucional, en Segovia existen mancomunidades que constituyen unos entes territoriales públicos conformados por la asociación voluntaria para la prestación de determinados servicios locales de forma conjunta, unas entidades cuyo objeto social ha de extenderse también a los servicios sociales y culturales, empleo, promoción turística, así como al fomento del desarrollo local. A ello hay que sumar las asociaciones y grupos de acción local que deben jugar un papel importante en el desarrollo de los municipios rurales y en la implantación de estrategias participativas de desarrollo. También es importante la colaboración social y que abarca distintas formulas de cooperación, donde participan los vecinos y los grupos en la promoción del desarrollo local. Las fórmulas de cooperación institucional son un medio imprescindible acompañadas de la colaboración social y en especial aquellas dirigidas al fomento del desarrollo local o a la promoción de sectores económicos. Existe, por tanto, en Segovia un amplio recorrido para mejorar las estructuras de cooperación en nuestros pueblos amenazados por la despoblación.

Para introducir las relaciones interterritoriales podemos utilizar las técnicas de análisis espacial y estudiar las relaciones entre Segovia y los municipios situados a menos de 30 kilómetros en primer lugar, a fin de establecer unas relaciones de cooperación entre los municipios en orden a luchar contra la despoblación y búsqueda de nuevas actividades que fijen población. Mecanismos de cooperación que han de extenderse al resto de comarcas de Segovia. En este orden de cosas, la realización de actividades agropecuarias no basta para el mantenimiento de población en el medio rural, hay que generar un valor añadido con las producciones para lo cual resulta importante la figura de las cooperativas agroalimentarias (un ejemplo, las cooperativas de Sanchonuño). La Ley 4/2002, de 11 de abril, de Cooperativas de la Comunidad de Castilla y León, puede ser un instrumento para la innovación a través de las cooperativas, una innovación tecnológica, de procesos, organizacional, de una innovación social, y que las cooperativas están aplicando en todos los ámbitos de trabajo: la producción, la transformación y la comercialización. Los autónomos tienen un peso muy importante y mueven mucha actividad en Segovia, al propio tiempo que el cooperativismo es una fórmula útil en el medio rural, al crear comunidad, en este caso sobre una actividad económica como es la actividad agrícola y agroalimentaria.

Se han de buscar también las sinergias de las alianzas entre sectores productivos y agentes del territorio, con la implicación de las Universidades de Segovia y las empresas tecnológicas. Los nuevos retos del sector agroalimentario pasan por la generación de proyectos empresariales rentables que generen dinamismo empresarial en la provincia, que atraigan jóvenes, mujeres, nuevos socios y así generar dinamismo en el entorno rural. Hay que fortalecer la dimensión territorial de la empresa con una diversificación de estrategias, una polivalencia de las empresas y cooperativas agroalimentarias que ha de permitir el desarrollo de actividades económicas complementarias, capaz de atraer talento y generar actividades económicas en el propio territorio. Lo cual permitiría el fortalecimiento de las políticas de servicios básicos en las zonas rurales, políticas de conectividad, de comunicaciones, de educación, entre otras. En definitiva, ha de favorecerse un ambiente que permita el desarrollo económico y social equilibrado de nuestros pueblos con respecto a otros territorios y también desarrollar políticas de alianzas, unas políticas que sumen, que conecten el desarrollo rural con el agro.

Hay que reinventar el agro segoviano con una visión de futuro en el que cada segoviano tiene su papel en orden a trabajar para generar espacios de dinamismo económico. El objetivo común es mejorar la renta de los agricultores mediante la consecución de unos mejores precios de referencia de los productos agrícolas. Un mejor precio lleva consigo una mayor renta, lo que contribuye a fortalecer los proyectos vitales de los habitantes del medio rural segoviano. Una vía en este proceso es buscar una estrategia de desarrollo local participativo donde se fijen los objetivos y las líneas de actuación, unos planes destinados a favorecer la creación de empleo, sobre todo de personas jóvenes y para las mujeres. Está comprobado que las mujeres necesitan oportunidades en el entorno rural, porque son las que fijan población. Unas mujeres que necesitarán información y formación en empoderamiento a cargo de asociaciones y entidades (en Segovia contamos con Federación Nacional de Mujer Rural- Femur), de modo que crean en ellas mismas y su proyecto. Nos han educado para marcharnos, pero en el entorno rural hay muchísimas cosas por hacer, donde hay espacios abiertos y donde la gente está conectada con la naturaleza y con otras personas que conviven en comunidades pequeñas, tenemos así una oportunidad de cuidar nuestro origen, nuestra esencia, de luchar por aquello que sentimos en nuestro corazón, el amor por nuestra tierra.

Vista de Segovia. Rocío Pardos.
Vista de Segovia. Rocío Pardos.

La sociedad demanda nuevas funciones del medio rural, de manera que las políticas de desarrollo agrario no buscan ahora solo el desarrollo de la actividad agrícola, sino además un desarrollo integral, sostenible, generador de empleo, protector del patrimonio natural y cultural, fijador de población y de empoderamiento de la propia población para liderar su propio proceso de desarrollo. La actual crisis climática y la mayor conciencia ambiental de la población determina que la agricultura ha de adaptarse a los requerimientos del cambio climático. Frente a una agricultura industrial basada en la utilización masiva de fertilizantes, pesticidas, los sistemas alimentarios resilentes serán aquellos que protejan los recursos como la tierra, los sistemas agroalimentarios sostenibles, como aquellos referidos a la producción ecológica de alimentos, como una forma de hacer agricultura que respete los ritmos de la naturaleza, que potencie la biodiversidad y mejore la fertilidad del suelo y del bienestar animal, sin utilizar productos de síntesis que puedan perjudicar la salud humana o del medio ambiente. Unos sistemas agroalimentarios que permitan el consumo de alimentos frescos de temporada, complementados con la transformación artesana de productos (conservas, quesos, dulces, etc.), como herramienta para añadir valor a las producciones y crear empleos que complementen los ingresos agrarios.

Segovia cuenta con importantes recursos naturales, como la Sierra de Guadarrama, y una gran superficie forestal que aseguran un importante patrimonio cultural y paisajístico, así como un turismo rural sostenible.

También Segovia cuenta con un importante patrimonio histórico artístico, así como la experiencia de la atención del turismo en la capital, de modo que las pernoctaciones en Segovia pueden dar lugar a visitas a la campiña y montaña segovianas. Segovia cuenta con una imagen turística atractiva derivada de su importante patrimonio, gastronomía y naturaleza, lo cual puede ser aprovechado en la generación de proyectos de turismo rural en nuestros pueblos.

Las medidas tributarias serán indispensables para la atracción de nuevas empresas al medio rural segoviano, la Ley 1/2023 de Castilla y León, de 24 de febrero, de Medidas Tributarias, Financieras y Administrativas, con la implantación de beneficios fiscales para la adquisición de vivienda en el medio rural, constituye un primer paso para abordar la problemática de la despoblación. Corresponde al Estado ahora la modificación del tipo del Impuesto sobre Sociedades para reducir la tributación de las empresas que se asienten en zonas despobladas y de las actividades empresariales realizadas por personas físicas en dichos territorios.

El Acuerdo de París, adoptado el 12 de diciembre de 2015 dentro de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), entró en vigor el 4 de noviembre de 2016, mientras que el Reglamento (UE) 2021/119 del Parlamento y del Consejo de 30 de junio de 2021 ( Ley Europea del Clima), ha establecido el marco para lograr la neutralidad climática, y consagró en la legislación de la Unión el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en toda la economía a lo más tardar en 2050 y el objetivo de lograr emisiones negativas a partir de dicha fecha. Al mismo tiempo la U.E: ha acordado aumentar la cuota de energías renovables en el consumo total de energía de la Unión Europea del 32% al 42,5% para 2030. La consecuencia es que Segovia puede aprovechar sus campos para la producción de energía eléctrica de origen fotovoltaico, una energía que también se puede utilizar para la producción de hidrógeno “limpio”. Al propio tiempo que los residuos forestales de nuestros bosques, la biomasa, también puede dedicarse a la producción de energía eléctrica y los residuos del porcino a la generación de gas.

La transformación y comercialización de los productos agropecuarios supone un medio con el que aumentar el valor de la producción agropecuaria segoviana. La horticultura del “Carracillo” constituye un ejemplo de puesta de los productos en los mercados, con lo que se aumenta el valor añadido de las producciones y se fija población.

La cohesión territorial y la sostenibilidad ambiental en resumen son prioritarias cuando el 50% de los pequeños municipios en España están en riesgo de desaparecer en las próximas décadas. La Ley estatal 45/2007, de 13 de diciembre, para el desarrollo sostenible del medio rural, no ha tenido desarrollo presupuestario y tampoco ha mitigado el fenómeno de la despoblación. El reto demográfico y la lucha contra la despoblación es, en esencia, una lucha contra la desigualdad y la injusticia, cuando el 80% de los municipios de Segovia cuentan con menos de 300 habitantes. Es una cuestión de Estado la obligación de luchar contra la despoblación, de lograr una cohesión social y territorial de nuestro país, está en juego nuestro futuro.