Los alcaldes del nordeste segoviano protestaron contra la mina ante la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León.
Los alcaldes del nordeste segoviano protestaron contra la mina ante la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León.

2023 va camino de convertirse en el año de la mina de cuarzo en Segovia. Este proyecto de la empresa Explotación de Rocas Industriales y Minerales S.A. (Erimsa) para el nordeste de la provincia ha desatado multitud de reacciones, protestas y polémicas desde todos los ámbitos… y la gran mayoría, negativas. La empresa minera no parece encontrar apoyos, ni en los ayuntamientos. ni en la ciudadanía ni mucho menos en las organizaciones ecológicas. Erimsa no para de defenderse, asegurando que el impacto de sus trabajos será mínimo y que, incluso, traerá beneficios a la zona. Pero las explicaciones no parecen bastar a los detractores y el asunto parece haberse anclado en un punto muerto.

Pero empecemos por el principio. Toda esta polémica comenzó el 1 de marzo de este mismo año. Aquel día salió a información pública que Erimsa, compañía domiciliada en La Coruña, había solicitado a la Junta de Castilla y León autorización para abrir una gran mina a cielo abierto en la provincia de Segovia. Concretamente en una amplia zona comprendida entre los municipios de Duruelo y Cerezo de Abajo, aunque su impacto se extendería a Cerezo de Arriba, Castillejo de Mesleón, Barbolla y Sotillo. Su objetivo sería la extracción de gravas de cuarzo para obtener cuarzo metalúrgico, que se exportaría hacia Noruega y otros países. Algo que ya se había hecho en Segovia: en los años 80, la provincia fue un referente europeo en explotación de este material, precisamente, en Castillejo de Mesleón. Allí se extraían 1.000 toneladas diarias de este mineral y situaron a la provincia entre los primeros exportadores a nivel internacional.

Actualmente, en España solo existen siete explotaciones de cuarzo metalúrgico activas: cinco repartidas por Galicia, Salamanca, Ávila y Toledo, donde ya opera Erimsa, que quiere traer de nuevo esta industria a Segovia. La concesión solicitada duraría 30 años prorrogables y ocuparía 97 cuadriculas mineras y una superficie de 2.785 hectáreas en la zona mencionada, de la cual el recurso explotable ocupa una superficie total de 1.658. La razón de la enorme superficie afectada es que el material con interés minero ocupa una capa muy superficial del terreno cuyo espesor medio es de 1,62 metros.

MUCHAS VOCES EN CONTRA
Sin embargo, y a pesar del historial de Segovia en cuanto a la minería de cuarzo, las voces en contra de este proyecto dentro de la provincia no se hicieron esperar. Y la mayoría apuntaban al posible impacto ambiental negativo que traería la mina. Por ello, los primeros en alzar la voz fueron los grupos ecologistas, como Ecologistas en Acción, que afirmó que “la magnitud de la destrucción ambiental y paisajística que provocaría el proyecto contrasta con la escasa creación de empleo que conllevaría” (unos 30 trabajadores), además de los “perjuicios económicos” para los pueblos de la zona por la “destrucción de tierras agrícolas y pérdida de atractivo para el turismo rural”. Por su parte, la Red Ambientalista Segoviana (RAS) aseguraba que la mina dañaría los parajes del río Duratón, afectando a zonas con gran patrimonio cultural, como el yacimiento de la ciudad romana de Confloenta o la iglesia románica de Duratón.

A estos alegatos se sumaron los de los ayuntamientos de las seis localidades afectadas, que afirmaron que pondrían “todas las fuerzas porque la mina no salga adelante, y si sale por ley, se hará todo lo que se pueda para impedir todo el desarrollo que quieran hacer”. Y es que en la zona no están nada contentos por cómo quedaron los restos de la antigua mina de Castillejo de Mesleón: “Fue un desastre. Lo que sacaron se lo llevaron y nos dejaron todo como un erial, con una balsa y un montonera de tierra que aún sigue. Esa zona ha quedado totalmente degrada para cualquier cosa”, declararon.

Los vecinos de diferentes pueblos del nordeste segoviano también han expresado su malestar. Además de las concentraciones realizadas en Cerezo de Abajo o Sepúlveda, se creó la plataforma contra la mina de Cuarzo, que ha organizado ya alguna actividad a modo de protesta. Asimismo, otras agrupaciones segovianas de diferente índole mostraron su rechazo al proyecto de Erimsa, como la Unión de Campesinos, la Coordinadora para el Desarrollo Integral del Nordeste de Segovia (CODINSE) y hasta la Real Academia de Historia y Arte San Quirce.

ERIMSA SE DEFIENDE
Mientras Erimsa recibe rechazo tras rechazo, la empresa ha defendido y defiende que su minería es sostenible y que su compromiso de la compañía es dejar la mínima huella ambiental posible, tal y como ha asegurado a El Adelantado de Segovia su director general, José Antonio Valencia: “Nosotros realizamos un sistema de extracción sostenible y acorde con el medio ambiente, ya que hacemos una restauración simultánea a la vez que explotamos el terreno. Cuando finalizamos la extracción en una zona, al mismo tiempo damos acabada la restauración y dejamos los terrenos, al menos, en el mismo estado en el que estaban o, incluso, mejor”. Como prueba pone los trabajos que realizas en otras partes de España, concretamente de 40 años en Galicia y más de 25 en Salamanca, donde ya habrían trabajado 700 hectáreas donde han alquilado terrenos a 300 propietarios diferentes: “Si las fincas no fuesen productivas después de trabajar nosotros en ellas, no creo que hubiera gente que las alquile.

La base de la defensa de Erimsa está en su forma de trabajar por medio del régimen de alquiler, muy diferente al empleado en la minería tradicional: “Tras comprobar si hay recursos y alquilar el terreno, primero quitamos toda la capa de tierra vegetal. Luego extraemos el material haciendo una seria zanjas en la finca en las cuales se extrae el cuarzo con una retroexcavadora. Este material es metido en un equipo para cribarlo, llevándose todo el que sea mayor a 40 milímetros, y pasa directamente al hueco de explotación. Una vez avanzamos una posición, la zanja se allana y ya estaría preparado para la futura restauración. Cuando se ha avanzado unos metros, le ponemos la cama de tierra vegetal y ya estaría. De esta manera, unos dos días después de acabar los trabajos en un hueco ya estaría listo para poder cultivar nuevamente”

En cuanto a los puestos de empleo, que serían tres por equipo de trabajo más los, aproximadamente, 25 de la planta de tratamiento, José Antonio quiere tener en cuenta también todos los derivados de las subcontrataciones: “Todo lo que es la carga y transporte del material se lleva por medio de camiones que incrementarían los puestos de trabajo generados. Y, aunque no fueran contratados directamente por Erimsa, sí trabajarían a tiempo completo para nosotros”, ha afirmado.

CON APOYO
Según Erimsa, han recibido 2.000 alegaciones al primer proyecto de la mina que ha presentado y 1.600 al segundo. El proyecto con la mina sigue sin tener, a más de medio año de su presentación, demasiados apoyos en la provincia de Segovia. Sin embargo el director general de Erimsa cree que, poco a poco, los van a ir ganando: “Tenemos pendiente una reunión con todos los alcaldes involucrados en el proyecto para explicarles de primera mano qué hacemos, cómo lo vamos a hacer y responder sus preguntas. Además, les queremos ofrecer una visita a nuestra zona de explotación de Salamanca y puedan constatar allí nuestro trabajo y cómo las fincas producen de manera normal. También queremos hablar con los vecinos, no tenemos ningún inconveniente en reunirnos con quien sea para dar explicaciones.

Mientras tanto, Erimsa ya está preparando un nuevo proyecto reformado atendiendo a las alegaciones presentadas. Este se presentaría a finales de año e incluiría una reducción de un tercio de las hectáreas explotadas. La empresa no tiene planeado echar para atrás el proyecto, pero quiere que se realice con el apoyo de la gente: “Queremos extraer el material de forma legal y con la mayor aceptación social posible. Yo creo que, una vez que expliquemos el proyecto y la gente lo entienda, el rechazo va a ser menor. Por otro lado, también entiendo el miedo a lo que pueda pasar y que, a lo mejor, no hemos sabido explicar bien el proyecto.