
A falta de cerrar los datos de diciembre, mes que no se caracteriza por los incendios forestales, la provincia ya ha alcanzado el lamentable récord de superficie forestal devastada por sucesos que, en su mayor parte, se deben a la acción del hombre, con los accidentes o negligencias por trabajos en el monte o en cultivos a la cabeza. Los datos que recopila la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio indican que a 30 de noviembre se habían registrado 92 incendios forestales en Segovia y los terrenos de monte afectados suman 1.182,68 hectáreas, cifra nunca alcanzada a lo largo de los 22 años de este siglo.
La Consejería recoge datos que remite cada año al Área de Defensa contra Incendios Forestales (en la actualidad en el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico) y publica con periodicidad mensual tanto el número de incendios como la superficie quemada y la causa probable en el caso de los incendios donde esta supera las 500 hectáreas.
Además, durante la época de peligro alto de incendios, el personal técnico de los centros de mando, desde donde se dirige el operativo de lucha contra incendios forestales y se gestionan los trabajos de extinción de los incendios, elabora dos partes diarios informativos a las 10:00 y las 19:00 horas en los que se reflejan los datos más significativos de los incendios forestales que se registran en las nueve provincias de Castilla y León.
La estadística histórica, desde el año 2000, muestra que hasta este año la superficie quemada no había superado las mil hectáreas en la provincia de Segovia. Los peores años previos fueron 2008, con 916,37 hectáreas y 2017, con 924,11.
Sin embargo, los datos de enero a noviembre que maneja la Consejería son todavía provisionales por lo que deben tomarse con cautela. En este sentido, llaman la atención las variaciones producidas en los informes mensuales. Así, el relativo al mes de julio, con fecha de 4 de agosto, indicaba una cifra superior ya en esa fecha, de 1.370,55 hectáreas, que un mes después ascendía a 1.372,48, aunque con modificaciones relevantes en cuanto al tipo de superficie devastada. Sin embargo, en el informe de septiembre se produce una reducción, indicando entonces 1.223,96 hectáreas, hasta llegar a la actual, 41,28 hectáreas por debajo.
La dificultad para determinar el tipo de superficie quemada, así como el hecho de que, en ocasiones, se ofrecen datos de superficie afectada pero sin conocer todavía la masa forestal devastada, puede estar detrás de estas divergencias.
Existe un parte de incendio forestal, consensuado a nivel nacional, para recoger todos los datos que van a pasar a la estadística nacional. En el ministerio esta información se revisa, se corrigen los errores que se detecten con la colaboración de la comunidad autónoma y finalmente se da por definitiva pasando a la base de datos histórica.
El único gran incendio que ha sufrido la provincia este año ha sido el declarado en Navafría el 15 de julio, que afectó a otros términos municipales como Torre Val de San Pedro, donde llegaron a arder inmuebles, incluyendo viviendas.
El informe oficial del mes de julio indicaba que la superficie forestal afectada había sido de 752,96 hectáreas, a la que había que sumar otras 125,78 de terreno no forestal. Finalmente, la cifra que reconoce la Consejería de Medio Ambiente, a 30 de noviembre, eleva la primera hasta las 758,11 hectáreas y la segunda a 127,47. Pero los primeros días las estimaciones llegaron a superar el millar de hectárea de arbolado “arrasadas”.
Otro caso que aconseja también prudencia es lo ocurrido con uno de los incendios más mediáticos y preocupantes de los últimos años, el que se declaró el 3 de agosto de 2019 en La Granja, que amenazó el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.
Cuando cuatro días después, la Junta de Castilla y León rebajó hasta el nivel 0 la alerta, estimaba que la superficie afectada era de 410 hectáreas de monte —150 de ellas dentro del Parque Nacional— pero el informe final de la Consejería de Medio Ambiente sobre superficie arbolada quemada en todo el año 2019 en la provincia indica que no llegó a las 200 hectáreas (194,60). Hay que tener en cuenta que el incendio de La Granja se extendió por la vecina Comunidad de Madrid, aunque con mucha menos superficie afectada que en la vertiente de Segovia.
Balance de 2022
A tenor de los últimos datos que maneja la Consejería, de las 1.182,68 hectáreas que se han quemado este año en los 92 incendios forestales declarados, la mayor parte, 534,72 fueron de terreno arbolado; 384,31 se corresponden con monte bajo y arbustos y 254,65 con pastos.
Por otro lado, más de dos tercios del total de incendios, 69, fueron conatos, que son aquellos en donde la superficie quemada no llega a una hectárea. Otros 17 fueron incendios de superficie reducida, entre una y cinco hectáreas, y el resto, seis, superaron las cinco hectáreas, siendo el de Navafría el único que puede calificarse como gran incendio forestal, al superar las 500 hectáreas de superficie forestal devastada.
Este año, Zamora ha sido la provincia que más grandes incendios ha registrado en la Comunidad Autónoma, ocho de un total de 16, seguida de León, Ávila y Salamanca, cada una con dos y Burgos y Segovia con uno.
El año comenzó en Segovia con tres incendios, dos conatos y otro de 3,70 hectáreas de pastos y, hasta el 30 de noviembre, el último ha sido también un conato en el que ardieron 0,27 hectáreas de pastos.
El resto del año, los incendios forestales se distribuyeron de la siguiente manera: febrero (9), marzo (0), abril (1), mayo (3), junio (14), julio (21), agosto (29), septiembre (3) y octubre (8).
A pesar de la cifra récord de superficie quemada, debido sobre todo a ese gran incendio de Navafría en julio, Segovia ha sido la provincia de Castilla y León donde menos incendios forestales se han registrado este año, y ocupa la sexta posición en cuanto a la masa destruida por el fuego, muy por debajo de Zamora (57.185,75 hectáreas) pero también de Salamanca (9.753,10), Ávila (6.637,16), León (5.326,67) y Burgos (2.924). Sí supera la de Palencia, Soria y Valladolid.
Los incendios registrados este año han arrasado
más de 45.000 hectáreas
Losacio, Figueruela, Monsagro, Montes de Valdueza, Cebreros, Navafría, Quintanilla del Coco… No son solo localidades cualquiera de Castilla y León. Forman parte de esa España vaciada, ahora también quemada, que este verano observó cómo el fuego se llevó sus ilusiones y quizás parte de su futuro. Pero lo más importante, también se llevaron vidas humanas. Fueron muchas poblaciones más las que vieron cómo los incendios de un verano brutal arrasaron hectáreas y hectáreas de arbolado, vieron pasar su pasado, presente y futuro en unos días con temperaturas extremas a causa del cambio climático, infladas por la sequía.
Su recuperación está costando decenas de millones de euros a las administraciones, que han destinado varios paquetes destinados a la recuperación económica de estas zonas. Los incendios de este año han arrasado oficialmente 45.262 hectáreas arboladas en la Comunidad, lo que equivale a la superficie de los últimos diez años juntos. Toda la masa arbolada que ha ardido en 2022 es la misma, por ejemplo, que un territorio tan extenso como la comarca de Tierra de Campos en cuatro provincias.
El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, compareció ante las Cortes en octubre para explicar que un escenario futuro sin fuego “no es contemplable” y aseguró que el primero de los motivos es la mano del hombre, pero también una “situación de anomalía climática”, en un contexto político en el que le cuesta pronunciar la denominación de cambio climático.
De la mano del Diálogo Social, la Junta acordó con sindicatos y patronal una remodelación total en esta legislatura del operativo contra incendios de la Comunidad, que supondrá que el 90% de los casi 900 fijos discontinuos de las plantillas públicas que lo integran pasen a ser fijos todo el año, con un coste de “decenas de millones”, y se ampliará a los trabajadores de las cuadrillas privadas sus trabajos durante nueve meses, frente a los 7,6 meses actuales. En virtud de ese acuerdo rubricado en septiembre se duplicará el presupuesto durante las tres próximas anualidades para transformar el operativo y conseguir “acometer las realidades derivadas de la situación climática y de la sequedad de nuestras masas forestales”.
La Consejería de Medio Ambiente prevé un desembolso para 2023 de 24,12 millones de euros más que en este ejercicio, lo que supondrá un total de 75,62 millones. Incluye un programa de empleo local, en colaboración con ayuntamientos, al que destina 5 millones.
La Asociación de Trabajadores de Incendios Forestales considera insuficiente esa inversión, mientras el Gobierno central ha aprobado sendas leyes por las que los bomberos forestales y los agentes medioambientales están más cerca de cumplir sus históricas demandas de tener las mismas condiciones laborales en toda España. n