Detención de Jesús, el hombre que se defendió con una lanza.
Detención de Jesús, el hombre que se defendió con una lanza.

El 26 de junio de 2021, alrededor de las siete de la mañana, dos jóvenes se acercan a una caseta situada en el campo que rodea la pequeña población de Torrella, en la comarca de La Costera, provincia de Valencia. La vivienda está situada fuera del casco urbano, en una zona en la que quien dispone de un trozo de terreno, se construye, sin atenerse a planes de urbanismo ni a permisos municipales, un casetillo donde solazarse lo fines de semana, o donde guardar los aperos de trabajo en el huerto.

Hechos probados
Los dos jóvenes, Héctor y Jordan, se acercan en el coche, lo dejan aparcado en las proximidades y traspasan sin dificultad la valla trasera de la propiedad llevando un bidón de gasolina de cinco litros. Al llegar ante la pequeña construcción, comienzan a verter la gasolina en la puerta de entrada y a lo largo de la fachada de la caseta que Jesús, cuya economía no es boyante y teniendo en cuenta lo achuchada que está el tema de la vivienda, utiliza como su domicilio habitual.

El perro se pone a ladrar y Jesús se despierta, a tiempo de percibir la maniobra que se está desarrollando en el exterior por el olor de la gasolina y la voz que dice con apremio “prende, prende”.

El pánico se apodera del hombre, acorralado entre cuatro paredes no muy sólidas donde ya las llamas empiezan a extenderse. Las rejas de las ventanas no permiten disponer de una vía de escape y la puerta de entrada arde ya impidiéndole la salida. Además, los agresores continúan en el exterior tratando de arrojar más gasolina en el interior de la vivienda a través del hueco que deja una persiana no completamente bajada.

Jesús reacciona y toma la lanza artesanal que se había fabricado con una varilla de hierro a la que había acoplado en un extremo un cuchillo cebollero con hoja de 20 centímetros y, a través del hueco que deja la persiana, trata de impedir con la lanza que sigan arrojando gasolina en el interior.

Jesús no puede ver a los de afuera, y por eso acomete a ciegas, dirigiendo su arma rudimentaria una y otra vez hacia donde escucha las voces, con tan mala suerte que alcanza en el abdomen a Héctor. Los dos jóvenes huyen rápidamente del lugar, pero Héctor se queda rezagado hasta que finalmente cae fulminado por una hemorragia masiva al alcanzarle la lanzada la vena ilíaca externa derecha. Muerto a los 29 años en una acción estúpida e irreflexiva.

Jordan continúa su huida a través de los campos de alrededor. Jesús, entretanto, logra salir de su vivienda y llama al 112. La Guardia Civil que acude al lugar inicia las diligencias sin saber todavía que hay un muerto. Jesús les hace un resumen de los hechos, no sabe quiénes eran sus agresores, y les explica cómo trató de defenderse con su lanza, que entrega a los agentes porque hay sangre en el cuchillo que la remata. Las señales del fuego son evidentes tanto dentro como fuera de la vivienda.

El rastro de la sangre les lleva hasta el cadáver de Héctor y, cerca, el coche que les había llevado hasta allí y en el que pretendían huir.

Tales son los hechos probados que figuran en la sentencia que hace un mes dictó la Audiencia Provincial de Valencia con tribunal de jurado.

Dos homicidios, el de Héctor y, en grado de tentativa, el que presumiblemente acabaría con la vida de Jesús, llevó a prisión provisional tanto a la víctima como al agresor que sobrevivió, ambos en calidad de “presuntos”. En el caso de Jesús, desde el 18 de junio de 2021 hasta el 1 de marzo de 2024, cerca de tres años, y en el de Jordan, desde el 28 de junio de 2021 hasta el 7 de julio de 2023, poco más de dos años.

Fachada de la vivienda de Jesús en Torrella.
Fachada de la vivienda de Jesús en Torrella.

¿El móvil?
Según las informaciones que circulaban por el municipio, Jesús había sido denunciado en varias ocasiones por delitos de robo y hurto. Un vecino de la zona explicaba a los periodistas: «Igual se llevaba una bombona llena dejándote otra vacía, que comida, garrafas de aceite, de gasolina, una motoazada o lo que en cada momento le diese la gana. Muchos dejábamos ya la puerta abierta para que por lo menos no la rompiera». Y el fallecido Héctor, al parecer, llevaba enfrentado con él meses, antes incluso de que Jesús, según cuentan, quemara la casa que Héctor se había comprado hacía poco en la zona.

Es verdad que en la sentencia figura que Jesús tenía antecedentes penales, aunque no computables en el caso que se juzgaba, pero Jordan también los tenía.

Acusaciones y defensas
Los dos acusados en este suceso fueron juzgados en el mismo proceso judicial que, como prescribe la ley para casos de homicidio, se celebró en la Audiencia Provincial de Valencia con tribunal de Jurado Popular. El juicio comenzó el 26 de febrero pasado y se prolongó tres días más hasta quedar visto para sentencia. Se juzgaban dos delitos contrapuestos: la agresión a un ciudadano en su domicilio con riesgo para su vida, y la defensa de éste con resultado de muerte para uno de los agresores.

Para Jesús, la fiscalía pedía una pena de catorce años de prisión por un delito de homicidio. La acusación particular que representaba a los padres de la víctima mortal, Héctor, pedían veintitrés años de prisión por un delito de asesinato.

Para el otro acusado en el juicio, Jordan, el fiscal pedía cinco años de prisión por homicidio en grado de tentativa; el internamiento se acompañaría de tratamiento médico o educación especial en un establecimiento adecuado a la anomalía padecida por el acusado, puesto que Jordan estaba diagnosticado de esquizofrenia paranoide; además de una multa de dos meses por omisión del deber de socorro, al dejar “tirado”, sin prestarle auxilio, a su compañero Héctor. La acusación particular pedía para este acusado solamente ocho meses de multa.

Por su parte, la acusación particular que representaba a Jesús pedía para Jordan diez años de prisión como responsable de un delito de homicidio en grado de tentativa. La defensa solicitaba su absolución por concurrir las eximentes de legítima defensa y miedo insuperable, además del atenuante de confesión.

Interior de la vivienda de Jesús con las huellas del fuego.
Interior de la vivienda de Jesús con las huellas del fuego.

El fallo
La sentencia, dictada el ocho de marzo pasado, condenó a Jesús como autor responsable de un delito de lesiones agravadas en concurso ideal con un delito de homicidio por imprudencia grave, con la concurrencia de la circunstancia eximente incompleta de legítima defensa y la atenuante de confesión, a la pena de dos años y siete meses de prisión, y a indemnizar
a los padres de fallecido Héctor en la cantidad a cada uno de ellos de 74.591,17 euros (es decir, casi 150 mil euros) en concepto de daños y perjuicios morales, con los intereses legales correspondientes, debiendo abonar también la tercera parte de las costas, incluidas las de la acusación particular.

A Jordan se le absuelve del delito de tentativa de asesinato/homicidio y del delito de omisión de deber de socorro de los que era acusado.

Resumiendo: la defensa de la propia vida acarreó a Jesús años de cárcel y la ruina económica. La agresión demostrada y probada en el juicio por parte de Jordan y su acompañante, mereció la absolución.

Cierto es que fue Héctor quien pagó el precio más caro por un acto que ni siquiera llegará a figurar en los anales criminalísticos del país.