El Camino de San Frutos exhibe su atractivo con un aumento de peregrinos que deciden recorrer su trazado

Más de 200 peregrinos han sellado sus credenciales en lo que va de año, y su número se incrementará de cara al próximo verano

Dos peregrinos pasan caminando junto a uno de los mojones que indican el trayecto.

Si hay un proyecto turístico netamente segoviano que combina deporte, naturaleza, religión, historia y patrimonio; ese se llama Camino de San Frutos.

Se trata de una ruta de peregrinación y senderismo que discurre de forma íntegra por la provincia, desde la capital hasta la ermita de San Frutos en el parque de las Hoces del Río Duratón. Allí están las tumbas de San Frutos y sus hermanos San Valentín y Santa Engracia.

Desde que EL ADELANTADO DE SEGOVIA pusiera en marcha esta iniciativa hace una década, el trayecto se ha ido consolidando y ganando en atractivo. Además de la señalización con mojones, se han editado guías y planos que ayudan a quienes se proponen repetir el tramo que pisó San Frutos, el patrón de los segovianos.
Sólo este año han sido más de 200 las personas que han realizado el recorrido y validado su credencial. El año pasado se superaron los tres centenares, según los datos del Obispado de Segovia, en base a las ‘cartillas pajareras’ que han sellado y que acreditan que se ha completado el trayecto.

El Camino de San Frutos se basa en la tradición popular que indica que el patrón de Segovia,​ junto con sus hermanos, vivieron en el siglo VII en la ciudad de Segovia y, a la muerte de sus padres se trasladaron a las Hoces del Río Duratón para llevar una vida ascética, dedicados a la oración y a la ayuda a los demás. Allí se levantó un complejo monacal del que queda una ermita románica que corona una de las estribaciones junto al río.

El culto a San Frutos se extendió por la zona, donde se le recuerda cada 25 de octubre con una romería en el paraje, hoy convertido en punto neurálgico del Parque Natural de las Hoces del Río Duratón.

Pero el peregrinaje no es algo nuevo. En el Archivo del Monasterio de Santo Domingo de Silos se custodian calcos de grafitos de la ermita de San Frutos, así como en otras edificaciones aledañas (como la ermita de San Valentín), con los que se puede documentar peregrinaciones emprendidas por personalidades del Reino de Navarra en el siglo XI.​

A principios de septiembre de 1900 se organizó una gran peregrinación. El obispo de Segovia José Ramón Quesada y Gascón publicó una Carta Pastoral en la que convoca a todos los segovianos (prescribiendo la especial observancia para los de la zona de influencia del Priorato) a una peregrinación a la ermita de San Frutos. Dichas rutas tendrían como fecha final el día 25 de octubre de dicho año.​ Según las crónicas de la época, debieron congregarse en aquella comitiva más de 12.000 almas.​ La noche del 31 de diciembre de dicho año se inauguró con luminarias y hogueras una cruz de hierro conmemorativa en recuerdo a dicho acontecimiento y que aún permanece en el lugar.

Como resultado de la arraigada devoción al santo permanecen citas a varios milagros, como la puesta a salvo de una mujer peregrina que fue despeñada que según la tradición ocurrió en el siglo XIV.

En el año 2013 se acondicionó este camino de peregrinación colocando marcadores, hitos de señalización y paneles informativos. Y desde EL ADELANTADO DE SEGOVIA se organizaron rutas, a pie, otras en bicicleta de montaña, y una en motocicleta.

El Camino de San Frutos exhibe su atractivo con un aumento de peregrinos que deciden recorrer su trazado

PROTECCIÓN
Cuenta este trayecto con la bendición de la Diócesis de Segovia, cuyo titular, el obispo, concedió indulgencia a quien realice el recorrido. Además lo han respaldado la Junta de Castilla y León y la Diputación provincial, que recogiendo la demanda de varios pueblos, sufragaron la señalización a través de la empresa pública Tragsa.

Existen en el recorrido 37 mojones de piedra, así como carteles y mesas indicativas a la entrada de cada pueblo, para evitar que los peregrinos se desorienten en los cascos urbanos.

El Camino de San Frutos no solamente tiene una vertiente espiritual. En el itinerario ser puede disfrutar de una gran diversidad de paisajes, un rico patrimonio histórico-artístico, y puntos donde degustar la rica gastronomía autóctona.

El recorrido sale del Alcázar y pasa por San Marcos hasta Zamarramala. Desde allí, por caminos rurales, se llega a La Lastrilla, Espirdo, Tizneros y Basardilla. Desde Santo Domingo de Pirón se pueden tomar dos rutas posibles, una por la Sierra hasta Pedraza, o bien por Caballar. La primera alternativa lleva a Pelayos del Arroyo, Torre Val de San Pedro, Pedraza, Orejanilla, La Matilla, Valdesaz, Consuegra de Murera y Villar de Sobrepeña. El segundo pasa por las siguientes localidades: Tenzuela, Carrascal de La Cuesta, Caballar, punto central en la ruta de peregrinación por encontrarse aquí las reliquias de los santos Valentín y Engracia. Luego llega a Muñoveros, donde se ha habilitado recientemente un albergue, Puebla de Pedraza, Cabezuela, Cantalejo, y Sebúlcor.

Los dos trazados confluyen finalmente en Villaseca, núcleo dependiente de Sepúlveda. En él se toma el camino que tiene como meta la ermita del santo, ubicada en el término municipal de Carrascal del Río.

En varios de estos puntos han brotado albergues y establecimientos que tienen como protagonista al santo que da nombre e inspira el camino.

Los numerosos folletos que se han editado recogen los puntos con los servicios disponibles en cuanto a alojamientos, restaurantes, y lugares de interés que visitar, tanto desde el punto de vista paisajístico, como patrimonial.

El Camino de San Frutos exhibe su atractivo con un aumento de peregrinos que deciden recorrer su trazado
La llegada a la ermita cerca de las diez de la noche.

Un grupo de caminantes logra cubrir los más de 80 kilómetros en una jornada

Una de las pruebas de que el Camino de San Frutos se ha convertido en un reto para muchos segovianos, lo prueba el hecho de que cada vez son más los colectivos o personas particulares que cumplen con esta promesa que se hacen a sí mismos. Un ejemplo: lo que comenzó con un comentario entre amigos a mediados de noviembre de 2022, el pasado sábado 3 de junio se convirtió en realidad. “Lo convertimos en un reto: realizarlo en un solo día”, recuerdan los participantes.

A medida que transcurría el tiempo desde aquel comentario inicial que surgió en un paseo por la sierra, se fue consolidando el reto y sumándose más peregrinos a la iniciativa. Tuvieron que entrenar varios fines de semana, planificar el camino y contar con voluntarios que les ayudaran para poder conseguirlo, y a quienes agradecen su colaboración.

Ocho peregrinos de las localidades de Carrascal del Río y Cabezuela arrancaron desde la puerta de la Catedral de Segovia. A lo largo del trayecto de 86 kilómetros y durante 17 horas, fueron descubriendo parajes nuevos, silenciosos, el patrimonio natural e histórico artístico de esta maravillosa provincia y la devoción de los segovianos por su patrón.
Durante su largo caminar se unieron más peregrinos para animarles y hacerles más llevadero su reto hasta San Frutos, donde finalmente llegaron a las 21:30 horas cargados de alegría, emoción e ilusión por haberlo logrado y haber descubierto que “caminos hacen amigos”.

Una vez conseguido el propósito, y mientras se preparan para el siguiente, animan a conocidos, amigos y familiares a repetir; en uno, dos, tres, cinco días,.. “los que sean pero hacerlo y dar a conocer el inmenso patrimonio que tenemos en la provincia y lo maja que es la gente de Segovia”, dice Diego San Bruno, uno de los participantes.