Ha sido un largo año en el que la familia Dominicana de Segovia ha tratado de poner en valor el estilo de vida y el carisma de Santo Domingo de Guzmán, que hace ocho siglos llegó a Segovia para iniciar el largo y fructífero camino de la Orden a la que dio nombre.
Conferencias, visitas guiadas, música y un buen número de actividades jalonaron el pasado año la actividad cultural de la ciudad para conmemorar el VIII Centenario de la llegada a Segovia del fundador de la orden de predicadores, que ayer puso un brillante colofón con la solemne eucaristía celebrada en la iglesia del monasterio de la comunidad de Monjas Dominicas.
El aforo del templo se quedó pequeño para albergar a las decenas de segovianos que quisieron participar en el acto de clausura de este centenario, que fue presidido por el Maestro de la Orden Fray Bruno Cardone, quien concelebró la Eucaristía con más de una docena de religiosos y sacerdotes, entre quienes se encontraba el Vicario General de la diócesis Ángel Galindo.
Con la participación del coro ‘Congregamini et Psallite’, que acompañó a las religiosas dominicas en la interpretación de las piezas de música polifónica sacra que se escucharon, la Eucaristía puso de manifiesto el éxito de una iniciativa entre lo religioso y lo cultural, fundamentado en el mensaje del Evangelio que Santo Domingo de Guzmán llevó a todo el mundo e impulsó a través de la orden Dominicana.
Así lo puso de relieve Fray Bruno Cardone en su homilía, en la que subrayó que Segovia fue testigo del “ardor de la oración y la pasión por Jesús” que Domingo de Guzmán mostró siempre a través de su carisma, y que le permitió vivir “al estilo de Jesús, en comunión con un Dios de la esperanza en toda la Humanidad”.
Asimismo señaló que la elección de la clausura del centenario coincidiendo con la fiesta litúrgica del Bautismo del Señor “es providencial, ya que con el Bautismo, Jesús pone de manifiesto la necesidad de la predicación, que Santo Domingo abanderó e hizo suya y nos mostró a los demás”.