
Los concejales de la oposición en el Ayuntamiento de Segovia son muy de rogar y preguntones, que para eso están en su derecho. Algunos consiguen su minuto ¿de gloria? en el último punto del orden del día de los plenos municipales, el de ruegos y preguntas, que es como un cajón de sastre del que igual sale un asunto de enjundia que cuestiones más “mundanas”, según la definición del concejal del Partido Popular Julio César Santos, uno de los fijos en los ruegos.
De hecho, si no fuera por los ruegos, este edil, médico de profesión, pasaría desapercibido, más si cabe porque de nuevo algunos concejales han pasado al ‘banquillo’, con el agravamiento de la situación sanitaria; es decir, a la grada de prensa del Salón de Plenos, compartiendo el espacio con profesionales de medios de comunicación locales.
En la sesión del lunes abrió el turno de ruegos el portavoz de Podemos, Guillermo San Juan, con dos cuestiones que merecen un análisis en profundidad: la formación y reciclaje de los bomberos y la aplicación de la nueva Ley de interinos a la plantilla del Ayuntamiento.
A continuación, fue precisamente el edil Santos quien intervino, avanzando que iban a ser “dos ruegos mundanos”. Dirigió uno al concejal de Medio Ambiente en relación con el servicio de recogida de residuos en el recinto amurallado. Al final se lío y terminó solicitando que “se adapten los biorritmos de la ciudad a la recogida de residuos” cuando quería pedir lo contrario. Antes lo había explicado, al señalar que varios vecinos del centro histórico de la ciudad le habían trasladado que “justo a la hora de salir a trabajar, hacia las ocho menos cuarto, o la gente que sale para las nueve, es frecuente encontrarse los camiones de recogida de residuos y todos sabemos de las dificultades del recinto amurallado, con calles estrechas y pocas salidas”.
El otro ruego estaba relacionado con una avería, un clásico. Lamentó tener que rogar, por tercera vez, una solución para el tramo sin asfaltar de la calle del Perchel, en Zamarramala. Contó que recientemente se había producido la rotura de una tubería de la red de abastecimiento que había dejado sin agua a este barrio durante varias horas.
“Según comentaron los vecinos cuando nos acercamos a ver qué había pasado, pues parece que hay tuberías viejas y, al estar sin asfaltar, y como transitan tractores y camiones pesados, las tuberías no resisten. Por eso pedimos que se lo tomen en serio y por favor arreglen la calle para evitar más perjuicios a los vecinos de Zamarramala”, rogó.
Varios concejales del equipo de gobierno respondieron a las preguntas formuladas en la sesión anterior o presentadas con 24 horas de antelación. Hubo para todos los gustos, desde la escueta respuesta “sí, simplemente” de la edil de Servicios Sociales, Ana Peñalosa, a una pregunta sobre la Escuela Infantil ‘La Senda’, al más puro estilo de la exconcejala de Gobierno Interior y Personal, Marisa Delgado, a la respuesta más condescendiente de la concejala de Urbanismo, Clara Martín, animando al concejal del PP Marco Costa a leer varios artículos de la Ley de Urbanismo de Castilla y León y del Reglamento de Urbanismo de la Comunidad sobre el silencio administrativo y los plazos de respuesta en la tramitación de licencias urbanística, después de señalar que también podía preguntar a su compañero de grupo, Marco Sandulli, letrado jefe de la Junta de Castilla y León, “que conoce perfectamente ambas normativas”.
Martín también usó la estrategia del “vuelva usted mañana” con otra pregunta, alegando que los funcionarios municipales que llevan la ejecución subsidiaria en el talud del colegio Carlos de Lecea estaban de vacaciones y no había podido recopilar la información en detalle.
Había preguntado el portavoz de los populares, Pablo Pérez, que también se interesó por un abono indebido de indemnizaciones por asistencia a órganos colegiados por parte del Ayuntamiento al concejal de Obras, Miguel Merino, quien reconoció el error y dijo que lo devolverá en cuanto los servicios municipales le digan cómo, porque también el periodo vacacional lo ha retrasado.
Otro concejal del PP, Gabriel Cobos, se disculpó por formular, en la misma sesión del lunes, hasta cuatro preguntas, dos sobre socavones provocados supuestamente por averías y otra, tirando de ironía, sobre las vallas y losetas de la zona superior de la calle de San Gabriel, meses después de la finalización de las obras de mejora del trazado. “¿Va a quedar para siempre como nuevo elemento decorativo o, dado el tamaño de las losetas y su colocación, es una ampliación del cementerio?”, inquirió.