Embalse del Pontón Alto. Miguel Ángel Fernández.
Embalse del Pontón Alto. Miguel Ángel Fernández.

Desde el 30 de noviembre hasta el 12 de Diciembre, se está celebrando en Dubái la cumbre mundial sobre el cambio climático 2023. Cerca de 200 países forman parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, y esperemos que doce días en Dubái sirvan para conseguir acuerdos importantes a nivel mundial.

Esta convención se inauguró en 1992 con la Declaración de Río de Janeiro, y establecía que los gases de efecto invernadero que emite el ser humano en su actividad cotidiana forman parte importante del cambio climático que sufrimos toda la humanidad, y que todos los firmantes, casi 200 países, debían reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs). Pero países grandes contaminantes a nivel mundial, aún no han firmado el protocolo de Kioto, pero ya van reconociendo el cambio climático y sus consecuencias. China, Estados Unidos y la India, generan más del 50 % de todas las emisiones de CO2 del planeta.

Estas políticas medioambientales a nivel mundial, a escala local nos quedan un poco lejos, pero no por ello dejan de afectarnos, pues el cambio climático afecta a todo el planeta. Ya vemos como cada año, aunque aparentemente llueva como ha sido este 2023, cada vez lo hace en menor proporción y de manera más extrema.

Pero que es el cambio climático. Según la ONU, “el cambio climático se refiere a los cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos”. Estos cambios pueden ser debidos a agentes naturales, como las variaciones en la actividad solar o grandes erupciones volcánicas, por ejemplo. Pero muchos científicos ponemos el inicio del cambio climático en 1850 con el inicio de la revolución industrial, donde la actividad humana fue el principal motor del cambio climático, debido a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas.

La quema de combustibles fósiles es una de las principales causas de la generación de emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs). Estos gases en las capas superiores de la atmosfera, actúan como si fuera una tela gigante que envuelve al planeta y actúa atrapando en su interior el calor del sol, lo que genera a su vez que se eleve la temperatura global del planeta. Las principales emisiones de gases que provocan este efecto invernadero son el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4).

Fig. 1. Mapa de España de porcentaje de agua embalsada por CC.AA.
Fig. 1. Mapa de España de porcentaje de agua embalsada por CC.AA.

Sirva de ejemplo este mapa de España del porcentaje de agua embalsada a finales del mes de noviembre (Fig. 1). No se puede decir que sea muy halagüeño. Ya hemos comentado en artículos anteriores cómo es curioso el caso de la comunidad de Madrid, colindante con la provincia de Segovia en la parte sur de la Sierra de Guadarrama, pero siempre con mucha más capacidad de embalse y con mayor porcentaje de agua embalsada que todas las regiones de su alrededor, y no pensemos que es porque en Madrid llueve más que en el resto de comunidades autónomas vecinas.

Y sirva también de ejemplo, este gráfico del agua embalsada en la provincia de Segovia (Fig. 2)

Fig. 2. Grafico anual por semanas del agua embalsada en la provincia de Segovia.
Fig. 2. Grafico anual por semanas del agua embalsada en la provincia de Segovia.

Como se puede observar, en la provincia de Segovia prácticamente todos los años son muy similares, y nos movemos entre 40 y el 73 Hm3 para un año hidrológico, con una capacidad máxima de agua embalsada en toda la provincia de unos 84 Hm3 aproximadamente. Esto es debido a la escasa capacidad de regulación y de embalsar agua que tenemos, ya que con poco que llueva llenamos los embalses existentes, menos el de Linares del Arroyo que es mayor de toda la provincia.

De hecho, la Junta de Castilla y León ha promovido recientemente la 3ª fase de las recarga artificial de los acuíferos del Carracillo, en la zona norte de la provincia. Esta recarga artificial de acuíferos es una alternativa a la falta de embalses en esa comarca de la provincia, y se trata sencillamente de almacenar agua en el subsuelo en época invernal para poder extraerla en verano, cuando los ríos vienen con poca agua o incluso secos, como pasó con el río Cega hace dos años. En definitiva, son embalses subterráneos que se llenan y vacían ante la falta de embalses de superficie, explicado de una manera sucinta.

Tabla 1. Tabla de embalses con capacidades y costes, y potabilizadoras existentes, ordenados por altura msnm.
Tabla 1. Tabla de embalses con capacidades y costes, y potabilizadoras existentes, ordenados por altura msnm.

La provincia de Segovia tiene un déficit estructural de capacidad de almacenamiento de agua importante, lo que hace que haya un avance de actividad empresarial y movimiento socio-económico muy lento o incluso nulo en algunas zonas de la provincia. El problema de la pérdida de población en el campo y mundo rural, va ligado a la capacidad de disponer de recursos hídricos en un territorio. Para promover cualquier desarrollo industrial o urbanístico, es necesario tener asegurado la disponibilidad de agua suficiente.

En mayo de 2017, hace ya más de seis años, publicamos un artículo en la prensa sobre la problemática del agua para el municipio de Segovia y su Alfoz, se comentaban varias posibilidades, se adjuntaban planos, gráficos, etc. Seis años y pico después seguimos igual. Antes hablábamos de cómo y dónde se podían construir embalses, y en los últimos tiempos hablamos de cómo se destruyen azudes y eliminamos pequeñas masas de agua por la provincia. Es como ese juego al que muchos hemos jugado de niños, donde te daban tres vueltas con los ojos cerrados y ya no sabías en qué dirección caminabas. ¿Tanto ha cambiado el pensamiento social en tan pocos años?

Comentábamos en varios foros y conferencias, que entendíamos que hacía falta un pacto por el agua en la provincia entre instituciones, mancomunidades y asociaciones civiles, para poner en marcha una solución al problema del agua. Poníamos como ejemplo, que a finales del siglo XX se firma en España el “Pacto del Agua” vigente desde 1999 y que muchos han denominado como documento de progreso y respeto, donde se invertirían 221.000 millones de pesetas en obras de regulación de ríos durante los siguientes 20 años, para garantizar el desarrollo económico del país y solventar las reivindicaciones históricas sobre temas del agua de algunas regiones. Hoy en el año 2023 sigue vigente y sirve de nexo común en las políticas del agua a nivel nacional.

Generalmente, cuando se busca una solución a un problema hidrológico como el que nos trata, se intenta encontrar una solución lo más óptima posible que pasa por disponer de una capacidad suficiente, un coste de construcción razonable y unos costes de mantenimiento y explotación lo más bajos posibles. Las famosas tres BBB pero en la parte de hidrología.

En esta búsqueda del grial hidrológico, primeramente se busca la existencia de una solución que abastezca a la población por gravedad, o sea, que no haya que emplear maquinaria y energía para llevar el agua desde el embalse a la población que queremos abastecer. Los romanos, nuestros bisabuelos de los ingenieros hidrológicos, construyeron un aqueducto en piedra de granito en Segobriga, y pensaron cómo llevar el agua a la ciudad antigua romana. Lo encontraron junto al río Frío (Fig. 3), en el Arroyo de la Acebeda y lo llevaron por gravedad mediante canales.

Fig. 3. Plano de los posibles embalses para Segovia y su alfoz estudiados, con su altura sobre nivel del mar, su capacidad entre paréntesis en Hm3 (Millones de metros cúbicos), y las potabilizadores existentes con su altura sobre nivel del mar.
Fig. 3. Plano de los posibles embalses para Segovia y su alfoz estudiados, con su altura sobre nivel del mar, su capacidad entre paréntesis en Hm3 (Millones de metros cúbicos), y las potabilizadores existentes con su altura sobre nivel del mar.

También es necesario que las aportaciones de agua al posible embalse, sean capaces de su llenado en un tiempo razonable. De nada sirve emplear recursos económicos importantes para almacenar una cantidad pequeña o insuficiente a todas luces. Existen otras variables como la geología y relieve de la zona donde exista una cerrada favorable (lugar donde se puede ubicar una presa), o afecciones medioambientales. No podemos construir un embalse o presa donde queramos, sino donde se pueda y converjan ciertas variables comentadas anteriormente. En definitiva, como podemos observar, no es nada sencillo y está lleno de cuestiones a resolver, pero con esfuerzo y voluntad, se resuelven.

En general, las precipitaciones anuales en España son menores, eso es una realidad y un axioma irrefutable. Los balances de agua a nivel mundial se están modificando paulatinamente, sumando más agua salada y restando menos agua dulce. También hay que considerar que cada vez somos más personas en el planeta, y debido al aumento de la temperatura global, se cubre año tras año más superficie vegetal, lo que hace que la demanda y el consumo de agua dulce también vaya aumentando.

Según la AEMET, el índice de precipitación estandarizado (SPI) acumulado de 12 meses es negativo tanto en la España peninsular salvo en la cuenca del Segura. El valor medio nacional de las precipitaciones acumuladas del año hidrológico 2021-2022 se cifra en 492 mm, lo que representa alrededor de un 23 % menos que el valor normal correspondiente a dicho periodo que son 641 mm.

Lo que pase y se decida estos días en Dubái afectará a la sostenibilidad de la vida en el planeta. También nos afectará a los segovianos, por supuesto, y no está de más que seamos previsores sobre las consecuencias del cambio climático y la que se avecina y venimos divulgando desde hace años.

Despertemos y erradiquemos la abulia de estos últimos años con respecto al agua, y empecemos a construir futuro para nosotros y para generaciones venideras. Nosotros estamos dispuestos, pero solos no podemos. “Unionis vim faciunt”.


* Asiama.