Llegó el final del Otoño Enológico de la Fundación Caja Rural de Segovia después de veinticuatro catas llevadas a cabo en otros tantos establecimientos hosteleros, restaurantes y museos de la capital y la provincia.

Después de catorce ediciones celebradas, este acontecimiento está integrado plenamente en la vida cotidiana de los segovianos por sus connotaciones sociales a través de la convivencia intergeneracional.

Los sumilleres de Segovia con Paco Plaza a la cabeza han sido los verdaderos discípulos evangelizadores de los caldos de Baco. Por los paladares de los cerca de mil quinientos asistentes han dejado su impronta algunas de las mejores bodegas de nuestro país y una gran representación de las bodegas de nuestra provincia, que por otra parte han aprovechado la oportunidad para exhibir las bondades de sus vinos y los avances significativos que han experimentado en su elaboración.

 

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Y para no perder el hilo conductor de lo que nos ocupa, centrémonos en el colofón llevado a cabo en la última jornada del “Otoño Enológico”. Como escenario elegido se optó por el incomparable marco de “La Farm Studio” ubicado en La Granja de San Ildefonso. La antigua y ahora remozada iglesia de Santa Isabel del Real Sitio es un recinto espectacular y sobrado de belleza arquitectónica. En esta ocasión acogió a más de doscientas personas para conocer y degustar los vinos de Emilo Moro. Esta bodega de Pesquera de Duero dejó bien a las claras las razones de estar considerada una de las mejores de España. Javier Moro, presidente de la bodega, fue el encargado de explicar los orígenes del proyecto ahora consolidado, desgajó las connotaciones de sus vinos y amenizó la velada con su gracejo especial y su simpatía.

 

 

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La cata sirvió para homenajear a la Gimnástica Segoviana por su 95º Aniversario. Estuvieron presentes en el acto el presidente del equipo (Agustín Cuenca) acompañado de algunos miembros de su junta directiva como Juan Carlos Renedo y Álvaro Gil, entre otros.

Y como estamos hablando de fútbol, como expertos en el mundo del vino se contó con sumilleres de Champions League como el citado Paco Plaza, Antonio Calvillo y Henar Puente. Es un lujo al alcance solamente de los privilegiados contar con esta plantilla.

 

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Se comenzó presentando “El zarzal” (Blanco de la variedad Godello con D.O. Bierzo). Un vino brillante, expresivo y equilibrado. Perfecto para conquistar a los paladares más exigentes.

Después de esta agradable sorpresa, le tocó el turno a los tintos de la Ribera del Duero. En primer lugar, el “Resalso” (Cosecha de 2.022). Es el vino más joven de la bodega Emilio Moro, elaborado con viñedos de apenas 15 años de edad. Maduro y con buena acidez.

La cata iba subiendo en emociones y calidad. En tercer lugar los asistentes quedaron sorprendidos por Emilio Moro 2020. Este vino con el nombre del fundador de la bodega es su buque insignia. Es un reflejo de la pasión de tres generaciones dedicadas al cultivo del viñedo y a elaborar vinos Ribera del Duero con alma.  En nariz es muy equilibrado y elegante, sin perder la esencia de la variedad Tempranillo. Presenta aromas de barrica nueva perfectamente integrados y con perfiles de fruta madura y especias. En boca marca la potencia y la estructura que queda ensamblada con una acidez muy equilibrada.

 

 

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Y como quiera que estemos haciendo una aleación simbólica entre vino y fútbol; para la parte final del partido en la alineación no estaban ni Cristiano Ronaldo, ni Messi, ni tan siquiera Griezmann. Para resolver el encuentro, los sumilleres sacaron de la chistera a un auténtico killer. Malleolus 2020. No había posibilidad alguna de vuelta atrás ya que el título estaba en juego. Y se acertó plenamente.

Ya nos lo explicaron los evangelios lo acontecido en la boda de Caná de Galilea. El mejor vino se pone al final. Las simbologías y mensajes doctrinales que se esconden en esa sencilla historia son muchas y diversas y se evocaron en la cata.

Comentaba Agustín Cuenca muy esperanzado: “Cuando estemos en primera…” Y no se estaba refiriendo a la tabla clasificatoria; sino más bien al excelente vino que íbamos a probar a continuación, acompañado de frutos secos y queso. Para la Segoviana esperaba él y deseamos todos que sus colores luzcan muy pronto, pero en la Primera Federación.

 

 

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En los discursos de clausura, el presidente de la Fundación Caja Rural de Segovia (Ángel Luis Llorente) se mostraba orgulloso de estar representando a la única entidad financiera con implantación en Segovia. Por su parte, Paco Plaza en su calidad de presidente de la asociación de sumilleres de Segovia remarcó la importancia de eventos como el que nos ocupa en la vida social y económica de la comunidad, a la vez que quiso hacer un humilde reconocimiento a la directora de la Fundación (Beatriz Serrano) como motor indiscutible del “Otoño Enológico”.

Y mientras los socios y clientes de Cajaviva, junto a los socios de la Gimnástica Segoviana hacían un receso en el descanso para irse a unos virtuales vestuarios, se apoderó del estadio la música mágica de “Caracola Dos”. Impresionante calidad la de la familia Payá. Ellos pusieron el campo de juego en perfectas condiciones para la reanudación. Y así fue. Hasta los propios bodegueros, y algunos espectadores, amenizaron al resto con sus canciones y voces afinadas. Desinhibición total ejemplar.

 

 

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Empezábamos el ciclo el día 3 de noviembre. Veinte días después los resultados han puesto a cada cual en el lugar que les corresponde. A la Fundación Caja Rural de Segovia la realidad testaruda la ha colocado liderando este proyecto de convivencia y con garantías de futuro.

Nunca han estado reñidos el fútbol y el vino. Como reza el dicho: “¡Traigan vino, que copas sobran!”

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