Reflexiones de un corredor de fondo

En el libro ‘La soledad del corredor de fondo’, su autor Alan Sillitoe retrataba en la figura de Colin, su personaje, el debate interior entre el éxito deportivo que comenzaba a obtener como atleta y la vivificante experiencia personal que le daba a diario calzarse las zapatillas y recorrer kilómetros a buen ritmo. Salvando las distancias, un dilema similar es el de Avelino de Dios Costa, que descubrió las carreras de fondo tras salir de una grave lesión deportiva y que a sus 31 años acumula ya tres maratones y media docena de medias maratones con las que ya ha dado el paso que separa el corredor popular del más especializado. Ahora afronta el reto de conseguir la victoria en el Circuito Nacional de Media Maratón, y se prepara para afrontar el próximo año la que será su cuarta maratón en Chicago (EEUU), combinando su afición con su trabajo como analista de datos en una entidad bancaria.

Empecemos por el principio. ¿Cómo surge la pasión por las carreras, teniendo en cuenta que tienes un pasado deportivo inicialmente más vinculado al fútbol?
—Cuando era futbolista siempre me daba bien correr, no tenía problema. Yo jugaba de mediocentro y delante de la defensa, el que se tiraba todo el partido corriendo, pero no me costaba ningún esfuerzo, yo daba patadas y me las daban. Y sabía que correr se me daba bien, sin ser el más rápido, pero tuve una grave lesión de la rodilla y tras la recuperación noto que al correr que el físico me iba bien, y comienzo a correr a partir de 2016 tras superar los nueve meses de lesión. Me compré un reloj Garmin y cada vez quería un poco más, y esto es una de las cosas que más me gusta de correr, que puedes hacer mas distancia, menos tiempo, mejorar resistencia, y a mí me gusta ir al límite, por lo que fue lo que me enganchó.

¿Dónde fue el paso de avanzar de correr por afición a comenzar a competir?
— Todo va llegando. Mi primera carrera fue la media maratón de Segovia, con la dureza que tiene, y poco a poco vas metiéndote. Cuando vas a una carrera, sea popular o más competitiva, la sensación de correr con gente que también compite contra sí misma es muy agradable, y cuando acabas y te das cuenta de dónde estabas está muy bien. No quieres ir a más contra nadie, sino por ti, y el competir es un progreso natural. Pasar de corredor popular a a intentar competir es un proceso raro, pero esa sensación también te gusta, pasar de ser uno más y ver que puedes estar ahí viene solo.

¿Y en ese proceso qué es lo que cambia dentro de una persona, la ambición por superarse?
—En mi caso, la intención es llevar el cuerpo más al límite. Cuando acabo una carrera, te preguntas ¿y ahora qué? Yo busco carreras para marcarme retos. La primera maratón que hice en Berlín me propuse bajar de las tres horas, y el próximo reto será la de bajar de dos horas 50.
En la media maratón de Polonia conseguí bajar de una hora 20, y en aquella época cuando lo hice era la mínima para correr el campeonato de España (ahora lo han reducido a una hora quince) y ahí fue cuando me di cuenta de que ya no era un simple corredor popular en cuanto al nivel de autoexigencia. Cumplir estos primeros hitos me ayudó mucho, pero después vino una pequeña lesión y la pandemia, y en esa época iba y venía a Madrid todos los días y después de llegar de trabajar tenía que ir directamente a los entrenos, y es lo más duro, entrenar la cabeza para estos periodos.
Cuando salimos de la pandemia se estableció el teletrabajo, y me permitió descansar y entrenar como yo quería, No es lo mismo dormir seis que ocho horas, y comencé a entrenar mejor. El punto de inflexión viene a la hora de entrenar con gente buena, donde puedes ver los progresos mejor, y comienzas a estar en los primeros lugares tocando todos los palos de medias y largas distancias. Hace un año me encuentro a Idaira Prieto en las pistas y les pido poder entrenar con ellos. Al principio me daba vergüenza y hacía lo mismo que ellos, y poco a poco me he tirado un año entrenando con ella y he pasado de ser el que no quería molestar a poder aportar y tirar de Idaira en series largas o en carreras de 18 kilómetros, lo que te permite socializar y aprender.
Por otro lado mi primo Dani Gutiérrez es triatleta y está en el IMD con el grupo de corredores también me enseña en los entrenos y te sirve para mejorar. Sigo siendo constante pero ahora estoy con gente que sabe y solo trato de empaparme de sus conocimientos. Después de un año, he conseguido hacer una hora 15 en media maratón, que ya es correr bastante, y eso fue en Sevilla.
La primera carrera que gano es en Cantalejo, con una distancia de 10 kilómetros que es la que hice como preparación para ir a Sevilla, para ver que estaba rápido. Yo iba en los primeros lugares y en el kilómetro ocho uno de los de la media maratón me sugirió que atacara, lo hice y gané, pero nunca me lo había planteado, de hecho fueron otros los que me animaron a tirar para poder ganar.
Este año sigo entrenando con Idaira y con Dani. Voy a Barcelona a otra media maratón y le pregunto a Antonio Prieto si me veía bien, y me recomendó correrla. Yo no lo tenía claro, y me dio una serie de consejos, y pasé a bajar a 1 hora 12. Al hacer Sevilla y Barcelona, me doy cuenta que forman parte del Circuito Nacional Plátano de Canarias de Media Maratón; que son Sevilla, Barcelona, Madrid, Valencia y Behobia. Quedan dos carreras y resulta que estoy en el primer lugar del circuito, por lo que tengo Valencia y Behobia y no puedo dejarlo. En Valencia intentaré bajar de una hora diez en octubre y sabiendo que no te puedes retirar ni lesionarte porque estoy jugándome el campeonato, y para terminar en Behobia en noviembre.
La clave es seguir mejorando, y no lesionarte, aunque me quede sin objetivos personales. En esta preparación meto carreras como San Lorenzo o la Revenguina, San Lorenzo es muy cortita pero salía de la puerta del bar de mi familia, y tiene la presión extra de que mi padre había dicho a medio barrio que iba a ganar. Es un trayecto corto y muy explosivo. Y le dije que si no ganaba va a tener más clientes porque iban a venir a tocarle las narices. (risas)
La Revenguina no iba a correrla, pero me apunté porque había atletas referentes a los que no había ganado nunca, y ellos mismos al final me decían que “nos has dado para el pelo”.

Conversaciones con... Avelino de Dios Costa

¿Qué tipo de rutinas de entrenamiento te marcas, y qué disciplina te autoimpones?
— Es obvio que a veces no apetece entrenar, ero es una cuestión de cabeza y yo me he considerado siempre con buena cabeza, porque si te pones objetivos ambiciosos, debes exigirte en función de los mismos. Si te planteas correr para terminar carreras, a lo mejor no te hace falta sufrir uno o dos días, pero para mí entrenar es importante, yo disfruto más el entrenamiento que una carrera, porque la carrera es el resultado de lo que haces en el entrenamiento.
En una carrera larga no hay sorpresas, en las más cortas puede pasar cualquier cosa, y por eso considero fundamental por entrenar. Ahora hago semanas de 70 u 80 kilómetros semanales, teniendo en cuenta que tengo un trabajo y que puedo dedicar las tardes a entrenar. Ahora el proceso es intentar meter entrenamientos entre medias para poder potenciar. Mis entrenamientos son de 7 a 9 por las tardes y los fines de semana poder hacer tiradas más largas acompañado por Idaira. El entrenamiento hay que combinarlo con gimnasio, pero a veces toca elegir en función del tiempo, porque a veces no hago el gimnasio que me gustaría por correr, lo ideal sería dos o tres días de gimnasio. El cuerpo es muy generoso y se habitúa a los días de entrenamiento que les des. Al final, en el deporte los resultados motivan. Tengo que llegar a los 100 kilómetros para mantener el nivel, lo que me obliga a casi 18 kilómetros diarios.
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En carreras de larga distancia ¿quién es el principal rival, el que corre a tu lado o tu mismo?
— Siempre eres tú mismo. En cualquier carrera siempre tienes que tener un plan, saber que tienes que beber agua, escuchar al cuerpo para ir más rápido o más lento, y luego en cada carrera puede pasar cualquier cosa. No vas a pelear por quedar el 85 o el 95 sino por competir contra ti mismo y saber que cada kilómetro el reloj me tiene que marcar 3,25 si quiero llegar a la hora quince.
Luego en cada carrera te fijas en quien se puede conocer mejor el recorrido e incluso poder atacar, pero son cosas que se van aprendiendo. El virus competitivo llega a medida que vas acumulando carreras, pero mejorar tiempos es bueno..

En una hora y media de carrera, ¿en qué se piensa?.
— Yo siempre comparo correr con conducir, a veces estás conduciendo seguido durante 40 minutos y sabes que lo estás haciendo bien, pero vuelves a poner atención en los detalles. Corriendo pasa igual, hay momentos en los que solo importa tu ritmo y tus sensaciones. A lo mejor te fijas en detalles pero no demasiado. A veces al terminar una carrera mis compañeros me preguntan por momentos o situaciones concretas, y yo les pido que me digan en que kilómetro estaban, porque no me fijo. Yo no estudio los recorridos, sólo los desniveles para saber a que ritmo tengo que atenerme.

Tienes 31 años, ¿has pensado en profesionalizar tu afición?
— Si viene, vendrá solo. No estoy en un club ni soy federado, pero si mañana hago una hora 10 y si consigo que alguien me invite a correr en un club, todo puede cambiar. Ahora estoy muy a gusto en mi trabajo, me gusta mucho, y no me lo planteo

Trabajas en banca en análisis de datos ¿Cómo se compaginan las cifras y los datos con los kilómetros?
— Trabajar tantas horas sentado en el ordenador tiene problemas a nivel de cadera y de espalda, aunque no tan duro como trabajar de pie, pero más allá de eso, correr también son datos y para mi está muy relacionado, me ayuda a preparar las carreras. Tener una mente analítica es un punto fuerte para la media distancia, y es más probable tener una decepción que una alegría, porque lo he analizado tan al detalle que no hay sorpresas, porque si te pasas, lo normal es que petes, y llevándolo analizado es aplicar el trabajo que has hecho.
El factor humano es el calor, las sensaciones físicas. En la maratón de Sevilla, se me durmieron las piernas, e iba tan justo que fue un lastre que no pude recuperary me planteé retirarme, pero tuve que hacer un trabajo mental importante en plena carrera para buscar pensamientos positivos, y ese ha sido el momento más duro, cuando la cabeza dice que te pares.

Siempre has sido una persona deportista, pero ahora estás en un deporte extremo como las carreras de fondo ¿Cómo lo lleva tu familia??
— Ahora les encanta. Pero cuando les dije que iba a Dublín a correr mi primera maratón se quedaron indiferentes, y tuve que apelar a lo emocional diciéndoles que ha habido gente que ha muerto, y les entró el miedo y vinieron. Al acabar la carrera, me preguntaron cuando era la siguiente, y desde ese dia, después de ver a tanta gente y las emociones que suscitan, quieren ir conmigo a todas las maratones. Me apoyan con todo y para mi madre ha sido un alivio porque en el futbol había más lesiones y ahora respira tranquila.

Tu familia tiene un bar en san Lorenzo y tú echas una mano de vez en cuando
— Me he criado en la plaza de San Lorenzo rompiendo cristales a balonazos. Cuando vuelvo de entrenar, regreso al bar a ayudar a cerrar, es una parte más de la rutina diaria, y eso lo asumo como normal. En las fiestas de San Lorenzo voy a estar también y tengo que sacar tiempo para entrenar. Mis padres se han sacrificado siempre desde el bar y son los que me han enseñado la importancia de la dedicación y el trabajo.

¿Qué hay que sacrificar para conseguir estos retos?
— Al principio sacrificas mucho, pero cuando vas avanzando ya te apetece. Sobre todo, tener un fin de semana de relax, tomarte alguna cerveza de más… sobre todo tiempo de estar para ti mismo y compartirlo con los demás. Pero entrenar no es un sacrificio muy grande.
Tampoco tengo una dieta estricta, con todo lo que corremos, ponerte una dieta es terrible. Si haces 15 kilómetros y quemas 1000 calorías, come lo que quieras y se feliz, porque si tras 15 kilómetros comes fruta terminas amargado. A lo mejor en atletas más profesionales se lo plantean de otra manera, y obviamente desayunar una tostada con jamón es mejor que dos donuts.

¿Crees posible que un atleta pueda bajar de las dos horas en la maratón?
— Ya se consiguió con Kipchogue, pero hubo muchas variables para conseguirlo, liebres, temperaturas exactas… A día de hoy creo que no, aunque estoy seguro que se va a bajar, y el dopaje tecnológico con las zapatillas lo hará posible. Si la evolución continúa se va a bajar. Creo que el minuto y medio que hay ahora por encima de las dos horas se bajará a lo mejor este año, pero queda mucho. Las zapatillas no corren solas y el dopaje tecnológico les afecta a atléticas de gran técnica, las zapatillas pueden ayudar, pero si eres bueno no te van a ayudar nada.