
La preocupación por el medio ambiente emerge en los años 60 del pasado siglo, entre las principales potencias mundiales. Por el plástico, en concreto, esa inquietud ha llegado décadas más tarde. Ese material, que tarda siglos en resultar degradado por la naturaleza, sigue estando de manera masiva en nuestras vidas y, claramente, se ha convertido en un problema medioambiental global. Todo esto ya lo anticipó, allá por 2008, Enrique López-Pozas, presidente y CEO de Bio Ammo, empresario con raíces segovianas, que en aquel momento dirigía una cadena hotelera en la que la conciencia ambiental estaba muy presente. Un emprendedor con una importante tradición militar familiar, que se volcó a partir de entonces en desarrollar patentes en torno a municiones no contaminantes y, más concretamente, biodegradables. Unos cartuchos que sustituirían a las tradicionales piezas semimetálicas y que, en un periodo de entre seis meses y un año, se convertirían en biomasa, lo cual es positivo para el entorno natural y evita el destino último de los microplásticos, que es el mar. «En aquel momento, tuve la visión de prever que el consumo masivo de estos productos de plástico de un solo uso tendría que tener fin», recuerda.
Pero el camino hacia el éxito no siempre es sencillo. Durante siete años —hasta 2015— trabajó en diversas patentes ligadas a las municiones, apoyadas en la biotecnología, así como en otras aplicaciones sanitarias. «Fue un largo periodo de investigación, preparación y desarrollo, porque se habla mucho de I+D, pero poca gente sabe realmente lo que es».
Superado aquellos años, comienza la búsqueda de financiación para Bio Ammo, un proyecto bien armado, con un producto disruptivo que da carpetazo al modo de producción que durante décadas han empleado las multinacionales del sector de la caza, y que, en otros lugares —lamenta— las entidades financieras e incluso las administraciones se disputarían. En España, no. «Aquí tener una patente no significa absolutamente nada, porque al trabajo investigador no se le da valor, de modo que las mejores ofertas llegaban siempre desde el extranjero, donde tener una patente es lo más», asegura. Entre 2015 y 2018, Enrique López-Pozas mantuvo «más de 300 reuniones, sin exagerar» para explicar su proyecto a otras compañías, entidades públicas… Siempre con la misma receptividad, pero también con la respuesta que no quería tener: «recibía ofertas para desprenderme del proyecto, pero yo sabía lo que quería, y no era eso». Hasta que un grupo de inversores segovianos, capitaneado por el que actualmente es director financiero de la empresa, Jesús Roldán, junto al fondo de inversión Sevenzonic, la actual CaixaBank y las administraciones de la provincia, respaldaron este proyecto que se implantaría en Santa María la Real de Nieva y crearía decenas de empleos en la zona.
Pagos internacionales garantizados

Iberaval, por su parte, ha estado muy presente en las oficinas de Bio Ammo, dado que ha jugado un papel esencial a la hora de garantizar los pagos en los procesos de exportación. «La sociedad de garantía nos ha apoyado de manera incondicional en algo que ha sido absolutamente indispensable para sobrevivir durante la pandemia, que en España implicó el cierre del sector cinegético y el tiro deportivo, y en un momento de escasez de materias primas», afirma López-Pozas.
En la actualidad, la fábrica, que se puso en pie en nueve meses y opera desde 2020, da empleo a 40 personas y, en palabras de López-Pozas, «es un ejemplo de que se puede crear empleo en la España vaciada, y además llevando a muchos vecinos de un trabajo eminentemente rural a otro tecnológico». La producción de la planta, además, sigue en aumento y se espera que para abril del próximo año salgan de los almacenes de la factoría 7 millones de cartuchos mensuales. Sólo a un cliente americano, como es Ammo Inc, que cotiza en el Nasdaq, asume el 90 por ciento de su producción.
La gran acogida del producto que fabrica Bio Ammo no se explica de otra manera que, por un trabajo previo de marketing y comercialización muy ambicioso, que además ha reportado premios a la empresa, que estuvo presente en las ferias más importantes del mundo, como son la Shot Show de Las Vegas, en Estados Unidos, y la IWA de Nuremberg, en Alemania. En este momento, cuenta con enlaces comerciales en más de 25 países y dispone de contratos exclusivos de distribución en América, Oceanía y Europa.
Financiación verde
En un contexto en el que se prima a las empresas que apuestan por rebajar sus emisiones de CO2, Iberaval, que además está incluida en el registro de la Huella de Carbono del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, ya trabaja, de cara a su próximo Plan Estratégico, en el desarrollo de líneas de financiación verdes. Algo que, por otra parte, también están aplicando las administraciones y que va a ser un elemento fundamental a la hora de abordar el reparto de los fondos europeos Next Generation.