Algunos definen el Carnaval como la fiesta más democrática del mundo, por amalgamar en torno a la impostura del disfraz a personas de cualquier condición social, económica y política. Tras las máscaras y envueltos en ropas extravagantes, los ciudadanos pierden el miedo al ridículo cotidiano y se entregan a la fiesta ya sea en el cálido «sambódromo» de Rio de Janeiro o en el frío de la avenida de Fernández Ladreda, como en el caso de Segovia.
Y es que los segovianos no se arredran a la hora de disfrutar de la fiesta, ni siquiera en noches tan frías y desapacibles como la de ayer, Martes de Carnaval. Con una temperatura más proclive al sofá y la mantita del salón que a salir a la calle y la amenaza de la lluvia, las comparsas segovianas no dieron su brazo a torcer ante el tiempo y salieron al desfile carnavalero, bien pertrechados con jerseys, abrigos y bufandas bajo sus disfraces.
A escasos metros de la iglesia de San Millán, las comparsas iniciaban el recorrido festivo pasadas las ocho de la tarde con las evanescentes figuras de la compañía holandesa Teatro Pavana y su espectáculo «Le Dame», que abría el cortejo. La música de El Puntillo Canalla y la charanga «La Chicuelina» ponían el contrapunto musical que hacía bailar (aunque no demasiado) a las comparsas segovianas; aunque algunas de ellas llevaban su propia música «enlatada» formando parte de la ambientación del tema elegido este año para sus disfraces.
Así, los discotequeros Vacceos y los chinos de Semaforitos encabezaban el desfile; a quienes seguían el flautista de Hamelin y su séquito de ratones encantados recreado por Chirigoteros y una completa colección de mochilas y bolsos de marca a los que daban vida la comparsa Para Que Tu Lo Bailes.
Las niñas del cotolengo de la comparsa El Tudel animaban con sus canciones el desfile, seguidos muy de cerca por la familia tirolesa de La Semifusa y por una granja de pollos de la comparsa Pasitos; pero entre las comparsas oficiales se ubicaron grupos dispuestos a participar activamente en la fiesta como los chicos y chicas de Apadefim, que recrearon los emoticones de whatsapp con sus disfraces y los residentes de la residencia de los Hermanos de la Cruz Blanca, con un original y trabajado disfraz de maceta.
Reivindicación
Como en años anteriores, el Martes de Carnaval dejó también sitio a la reivindicación, con la participación de la Plataforma de la Escuela Pública de Segovia que trajo la «marea verde» por una educación pública, gratuita y de calidad, y con un mensaje claro para el Ministro de Educación, expresado en seis letras portadas por otros seis integrantes del grupo: «Dimite».
La «Marea Blanca» en defensa de la sanidad pública también tuvo cabida en el carnaval segoviano, donde los representantes de este colectivo exhibieron batas y trajes blancos y cantaron canciones y letrillas reivindicativas.
Frente a la iglesia de San Martín, el cortejo recibió la incorporación de la «Tarasca», un extraño ser rodeado de fuego y humo que precedió al desfile hasta su llegada a la Plaza Mayor, donde todos los participantes pudieron disfrutar del «potaje carnavalero» servido por la Asociación de Cocineros de Segovia, con el que también contribuyeron con un donativo a la Asociación de Esclerosis Múltiple.
La música de Bolango Boy puso el punto final a una jornada festiva que hoy tendrá triste continuidad con el Entierro de la Sardina, cuyo cortejo fúnebre partirá a las 19,00 horas desde la Plaza de San Martín y terminará en la Plaza Mayor.