
El activista y artista contemporáneo chino Ai Weiwei (Pekín, 1957) señaló ayer en el Hay Festival de Segovia que tiene “miedo” de volver a China y perder su libertad, “no sería feliz, siempre y cuando estuviera detenido en una celda secreta, ningún ser humano puede, no estaría cómodo, de lo contrario no dudaría en regresar”, subrayó. En una conversación a través de videoconferencia con Anne McElvoy, editora ejecutiva de The Economist, cuyas preguntas se basaron principalmente en las memorias de quien también participó en el diseño del Estadio Nacional de Pekín, tituladas 1.000 Años de Alegrías y Penas’, aclaró que es “ciudadano chino, y tengo perfecto derecho a volver, mi madre está bastante mayor, pero me pregunto si realmente tengo miedo de volver y perder mi libertad”, después de haber estado encarcelado en 2011, durante 81 días.
Ai Weiwei se refirió a que, lo desea porque su madre está muy mayor y enferma, pero “volver a Hong Kong es tentar a la suerte después de la rebelión de los jóvenes, que han hecho todos los esfuerzos que han podido para impedir que los comunistas controlaran sus vidas y sus derechos más básicos, pero hay que tener muy claro que los autoritarios nunca van a abandonar”.
Hijo del poeta Ai Qing, denunciado durante el Movimiento Anti-Derechista, en 1958, aunque participó en los inicios del comunismo con líderes como Mao, Ai Weiwei defendió que “los seres humanos deben tener posibilidad de cuestionar una serie de valores que consideran inquebrantables; para estar mentalmente sano hay que escuchar todas las voces, solo así podemos identificarnos a nosotros mismos, no querer oír argumentos de los otros me recuerda mucho a la cultura imperante en China”.
A juicio del activista, “el Gobierno chino piensa que son la élite en términos ideológicos y lo que dice es incuestionable y todo el mundo tiene la actitud de que, o lo acata o le destruyen, porque no podrá conseguir puesto de trabajo y no se le considerará ciudadano de bien, pero cuestionar el orden establecido es una característica natural del ser humano”.
Actualmente con residencia en Cambridge (Reino Unido), donde estudia su hijo, dedicado también a la agricultura en su huerto, Weiwei habló en defensa de los refugiados que llegan a Occidente a quien casi, a su juicio, “se les percibe como un problema, esto pasa en todas partes, donde quiera que haya seres humanos, existe siempre posibilidad de limitar y abusar de estar personas y de su libertad de expresión, tenemos que luchar contra quien coarte este derecho”.