A propósito de un centenario

A Sita, mi esposa, que tanto trabajó en este asunto.

El centenario de la Coronación Canónica de la Virgen de la Fuencisla me da pie para proponer algunas reflexiones e, incluso, aclarar algunos equívocos. Las cerámicas de la antigua sacristía del santuario son una obra maestra poco conocida y uno de los principales elementos artísticos y ornamentales de la iglesia. Poco o muy poco se sabe de ellas y si acaso, con nulo conocimiento. Por ello, me parece oportuno traer aquí mis averiguaciones al respecto.

Hace años que mi esposa me andaba requiriendo para que investigara sobre ellas para hacer un opúsculo con destino a familiares y amigos. Podría incluir en él algunas otras noticias sobre la actividad como ceramista de mi padre Gregorio Arnanz Rodríguez. Terminé por hacerla caso y con su inestimable ayuda me puse a ello.

Lo que inicialmente se presentó como un trabajo breve, vamos un “divertimento” devino en un largo y laborioso proceso que se fue prolongando en el tiempo a medida que íbamos encontrando datos en archivos, bibliotecas, domicilios particulares y otros etcéteras. El resultado fue la acumulación de una gran cantidad de información que tuve que resumir para darle forma de libro con formato convencional. No obstante se publicó en CD para abaratar costes y es posible que sea el primer libro de estas características que se hizo en Segovia en 2010.

Con tales prolegómenos paso a lo que más interesa y empezaré por describir sucintamente el espacio que alberga los azulejos, es decir, la antigua sacristía. Tiene ésta unas dimensiones regulares: 5,67 metros de longitud por 4,47 de anchura y una altura de 3,27. Se accede desde el presbiterio del santuario a través de una bella puerta y por uno de sus lados más cortos.

Al frente hay una ventana que debajo tiene una cartela en la que se puede leer: “Dedicado a la Santísima Virgen de la Fuencisla por doña Obdulia Vargas Fernández a la memoria de su padre don Marcos Vargas Mayorga”. No pone fecha. A los dos lados de esta ventana y hasta los rincones respectivos se pueden contemplar muy bellos adornos, encajados en los espacios que permite la pared.

En el muro de la izquierda, uno de los más alargados, se aprecian dos hermosas vistas del Alcázar y la Catedral de Segovia. A la derecha de este paramento hay una puerta que comunica con la actual sacristía. En el muro de enfrente o de la derecha, puede contemplarse una preciosa vista del Acueducto segoviano a cuya izquierda se hace presente en graciosa hornacina, una fuente que ya no mana. Para evitar humedades esta fuente fue silenciada desapareciendo por este motivo el sonido cristalino del agua que es la voz del alma del santuario. Otra puerta, junto al rincón izquierdo de esta pared, comunica con más dependencias del mismo.

El cuarto y último paramento, el del acceso, presenta adornos a sus dos lados con los que se completa este interesante conjunto decorativo supuestamente anónimo, porque por ningún lado aparece firma alguna.

Las vistas de los monumentos mencionados, Alcázar, Catedral y Acueducto y los grandes adornos inmediatos a éstos, son de color azul cobalto que es el color dominante. Dos frisos: uno junto al suelo y otro en la parte superior que dista 96 centímetros del techo, enmarcan toda la obra, a base de roleos de hojas, flores, caras, frutas… con un predominio de tonalidades azules, verdes, moradas, rojas… La imaginada canción del agua nos recuerda que estamos en la Fuencisla (fons stilans) quizás lo más representativo de este lugar.

Y ahora vienen dos cuestiones que invitan a la reflexión: Cuándo se hicieron las cerámicas y quién las hizo. Sobre cuándo está claro que para la ocasión, para la Coronación Canónica de la Virgen de la Fuencisla. Hay que considerar que un trabajo de esta categoría no se improvisa y que lleva su tiempo. Así que podemos pensar en los meses anteriores.

Santiago-Bernabé González Sánchez en su libro “Virgen de la Fuencisla” editado por “El Adelantado de Segovia” en 2008 dice que “El 12 de agosto de 1916, la señora doña Obdulia de Vargas, hizo la obra de la “Sacristía de la fuente” poniendo todas las paredes de cemento y azulejos hechos en la fábrica de loza de su propiedad, como consta en su inscripción. Representan cuadros del Alcázar, el Acueducto y de la puente (omite la Catedral y pone dos veces el Acueducto) con otros varios dibujos, y las obras costaron unas tres mil pesetas. Para terminarlo hubo que comprar para los poyetes de las ventanas y dinteles de las puertas 56 azulejos blancos y cuatro sacos de cemento y uno de yeso para sanear el cuarto de paso de la sacristía al de la fuente, importó todo con la pintura y jornales 135 pesetas, pagadas por la Iglesia, como consta en las facturas” .

El derrumbe de… hizo que se perdieran. Esto nos dice Santiago-Bernabé que transcribió los datos para la preparación de su libro en el que estuvo trabajando varios años. En todo caso, la obra estuvo hecha oportunamente y si don Marcos Vargas falleció en Madrid, donde residía, el 27 de enero de 1914, hubo casi tres años para materializarla. Poco importa, pues, la precisión de su ejecución…

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