bodegas camiruaga
Dos de los hermanos González Herrero, junto a Paquito, del que han aprendido con su primer majuelo. /E.A.

“En uno de los límites de la Campiña Segoviana, en la frontera de la provincia de Segovia con Ávila, iniciamos en el año 2015 nuestra labor de viticultores de viñedos olvidados”. Así se presenta Bodegas Camiruaga, un proyecto de “uvas, mucha ilusión y ganas”, que llevan a cabo los cuatros hermanos González Herrero, animados por su padre, Joaquín. Son vinos de calidad a partir de cepas viejas de más de 70 años en pie franco, en la villa de Martín Muñoz de las Posadas, con un cuidado plenamente respetuoso con la tradición. “El cuidado de nuestras viñas se realiza mediante los métodos que hemos heredado de los vecinos de la villa, a los que hemos incorporado nuestros conocimientos sobre la tierra y la obsesión por el respeto a la naturaleza”, explican.

Difuminadas por los agrestes parajes de la Campiña de Segovia, se encuentran los poquísimos majuelos de uva garnacha que resisten desde hace más de ochenta años en la provincia de Segovia. “Encontramos esas cepas de garnacha, en concreto conocimos a Francisco Barrero, Paquito, una persona emblemática del pueblo que ha ido de la mano con nosotros, que nos enseñó el primer majuelo de unas viñas que había plantado él en su día, y con el que hemos ido aprendiendo”, cuenta Joaquín González Herrero. Y ahí empezó todo, en ese pequeño majuelo, una superficie que han ido agrandando con la adquisición de más tierras a gente del pueblo. Y de ahí empezaron a producir sus primeros vinos, en colaboración con Bodegas Zarraguilla, que les alquila su infraestructura para poder elaborar sus vinos, hasta que cumplan otro de sus retos, tener su propia bodega. En cuanto a los vinos que han creado, el proyecto ha girado sobre todo en torno a uva tinta, aunque sí tiene vocación de tener también un vino blanco, de garnacha blanca, y otro rosado. “Tenemos una especial ilusión en hacer un vino rosado de calidad con uva garnacha, como se hace en el sur de Francia, o el que se hace en Aragón, que es espectacular”, comenta Joaquín.

Esta iniciativa pretende involucrar a la comunidad, a todos esos vecinos que han heredado de sus abuelos pequeños majuelos, con los que desde hace años elaboraban sus vinos para consumo propio, y que pronto se iban a quedar en el olvido. Bodegas Camiruaga quiere ir más allá, y quieren cambiar esa tendencia de los últimos cincuenta años. Por ello, han ido recuperando esos viñedos, poniendo en valor algo que se lleva haciendo en estas tierras cientos de años y que se estaba perdiendo.

Sin duda, el “momento más simbólico” para Bodegas Camiruaga, como destaca Joaquín, fue hace unos días, cuando plantaron tres hectáreas de cepas de uva garnacha, con la ayuda de la empresa Vitis Navarra, ya que se ha hecho mediante clonación. “Son clones de las propias plantas nuestras, del majuelo de Paquito –subraya– que lo compramos, son las propias cepas nuestras las que estamos plantando ahora, la friolera de 5.500 cepas nuevas, y esto es algo histórico”. “Antes se estaban arrancando estas viñas para destinar esa tierra a producción cerealística, que además tiene un valor intrínseco muy bajo, mucho más contaminante; en cambio nuestro proyecto es un trabajo más artesanal, respetuoso con la biodiversidad de la zona, trabajar con uva garnacha, endémica en España”. Pero además, Joaquín indica que se quiere generar trabajo en la zona. “Creemos que esto es un valor importante, pretendemos focalizar riqueza. Pensamos que esto es un factor importante para el sector económico, no solo de la localidad, sino de la Campiña Segoviana”.

Los frutos de esa plantación no se verán hasta dentro de dos o tres años, cuando se produzcan los primeros racimos de uva, y en cinco o seis años confían en que el vino que se saque sea un gran vino. “Es pura física, el vino es bueno porque las uvas son buenas, y porque la planta ha conseguido llevar sus raíces a lo más hondo de la tierra y ahí es donde se consiguen los sustratos de los que se alimenta”, explica ilusionado Joaquín.

“Hasta ahora hemos producido a baja escala, en cinco años será la grande”, afirma el viticultor, quien señala que ya han iniciado las labores de comercialización de su vino. De hecho, ya se están moviendo por bares más especializados en vinos de Segovia y Madrid. También se puede adquirir su producto a través de su página web, y para los meses de septiembre u octubre recogerán la próxima añada.

“En estas tierras, la resiliencia no es la característica de los héroes, sino la cualidad necesaria de todos los supervivientes”, cierra la página de Bodegas Camiruaga.