El jubilado siempre lee el periódico por las mañanas.
El jubilado siempre lee el periódico por las mañanas.

Hace 100 años, en España, no andaban las cosas demasiado bien. El país se recuperaba de la ignominiosa derrota de Annual, el general Picasso estaba a punto de airear su famoso informe y Alfonso XIII se pensaba aquello de echarse en brazos de Primo de Rivera. Mientras tanto, en la pequeña localidad de Escalona del Prado, nacía Valeriano Herrero Escudero, un segoviano con una trepidante historia en la que, si ha habido una constante, esa ha sido la lectura de El Adelantado. Dos dictaduras, una república, una guerra civil, una transición y una democracia mediante, el empresario jubilado cumplió el pasado 20 de agosto los cien años.

Se podría preguntar cuál es el secreto para llegar a esa edad, pero, en el caso de Valeriano, lo más acertado sería preguntarle cómo llegar a esa edad con tan buena salud y tan vigorosa memoria. “No tomarse nada muy a pecho, hacer caso a las recomendaciones del médico…”, enumera antes de añadir que él nunca ha dado una calada ni ha bebido gota. “Yo nunca he sido de licores ni de puros, pese a que, en mi época, todo el mundo consumía alcohol y fumaba”, confiesa. “Lo único que he tomado ha sido café”.

A Valeriano, la afición por sentarse todas las mañanas a leer El Adelantado le viene de familia. “Mi padre, llamado Antíoco Herrero y labrador de profesión, estaba suscrito al periódico desde que yo era pequeño”, explica. Seguramente sea debido a esa sana costumbre de mantenerse informado por lo que acontecimientos que parece que solo se pueden consultar en los libros de texto y en las vetustas imágenes de la época pervivan de manera clara en la mente de Valeriano. En sus tertulias mañaneras junto a Hilario, amigo suyo de 92 años, suele relacionar los hechos del ahora con los del ayer, comparando las migraciones, las guerras, y los escándalos que vivió entonces con los acontecimientos que le toca vivir ahora.

Valeriano rememora las noticias relacionadas con la Guerra Civil como las primeras que leyó. El segoviano contaba por aquel entonces con 14 años y se “informaba de la situación del frente a través de El Adelantado”. De la misma manera que el resto de publicaciones de la época, el periódico mostraba una clara línea de apoyo al bando que dominaba el territorio, que, en su caso, era el sublevado.

Durante sus primeros trabajos, Valeriano sufrió un accidente que le hizo perder la visión de un ojo. Sin embargo, aquello no afectó su entusiasmo por la defensa de unas ideas muy claras. El segoviano fue uno de los primeros en promover la concentración parcelaria en Escalona, un movimiento clave que permitió que, a día de hoy, su pueblo cuente con varias industrias porcinas.

En otras palabras, una estrategia que creó y sigue creando riqueza para la localidad. “Como caso curioso, conté con la colaboración de Fernando Abril Martorell -renombrado político de la Transición- para impulsar aquella medida. Acabó siendo un éxito, trabé amistad con Martorell y monté mi propia compañía porcina, Ganadería Herrero”, cuenta. Actualmente gestionada por unos primos segundos de la familia, la empresa sigue siendo una de las más importantes de la localidad.

Valeriano vive hoy en su domicilio de Escalona, retirado y feliz junto a sus hijas, su yerno y Alejandra, que le ayuda en sus quehaceres cotidianos. Sentado todas las mañanas en su sofá de siempre, revisa los titulares del día y comenta las cabeceras con los amigos y vecinos que le acompañan.