Lucía García Grande, junto a algunas de las prendas y complementos de Luc&Lia. / Alicia González

Su historia es de ésas que, si se lo contaran hace unos años, ni ella misma se creería.

Natural de Segovia capital, Lucía García Grande vivía en Madrid junto a su marido y sus hijos. Enamorada del Nordeste, compraron una casa en Villacorta, uno de los pueblos enclavados en la Sierra de Ayllón, dentro de la llamada ruta del color. Llevábamos tiempo buscando una casa en esta zona, y cuando llegamos a Villacorta nos encantó, dice. La estrenamos en las navidades anteriores a la pandemia, y cuando llegó el confinamiento, nos quedamos aquí hasta el mes de septiembre. Luego nos fuimos a Madrid, porque había que volver a la rutina y los niños tenían que ir al colegio. El caso es que yo me quedaba sin trabajo a finales de año, sin posibilidad de renovación, y entre eso y darnos cuenta de que aquello no era vida, tomamos la decisión de venirnos a vivir al pueblo de manera permanente, porque además mi marido tenía posibilidad de trabajar desde casa.

Lucía empezó a coser por afición, y la suerte quiso que al llegar a Villacorta conociera a Amalia, una vecina del pueblo y culpable de la mitad del nombre comercial del negocio por el que nuestra emprendedora ha decidido apostar. Las dos empezaron a elaborar distintas piezas para varios mercadillos en el pueblo, con el que tuvieron un éxito más que notable, pero llegó un momento en el que Lucía se dio cuenta de que aquello podía convertirse en una forma de ganarse la vida y decidió seguir adelante, tras hablar con su compañera, que no podía seguir al mismo ritmo que ella al tener su propio trabajo, pero que se muestra encantada de haber contribuido en parte a que Luc&Lia sea hoy una realidad.

La posibilidad de dar una segunda vida a los tejidos, confección de piezas con telas orgánicas y una elaboración artesanal es la apuesta de Lucía con su marca, que abarca desde bolsos y neceseres hasta accesorios, camisetas o complementos, todo bajo la filosofía de una moda sostenible y respetuosa con el medio ambiente y los derechos de las personas.

Creo que todos podemos contribuir a un mundo más sostenible, y con Luc&Lia intento aportar mi granito de arena utilizando materiales en los que no se usen pesticidas, por ejemplo, y buscando telas de calidad y resistente, que duren. Con la línea Segunda Vida, elaboro bolsos y complementos a partir de prendas recicladas. De este modo se ayuda a reducir el exceso de basura textil; muchas veces tiramos ropa que está en unas condiciones excelentes, simplemente porque pasa de moda.

Lucía realizó el curso Emprendiendo juntas que organiza Codinse, algo que asegura le ayudó mucho, sobre todo por conocer a otras mujeres emprendedoras y compartir experiencias e inquietudes. Afirma que una de las cosas que más le ha costado es lidiar con las redes sociales y ponerse al día con las nuevas tecnologías. Me hice yo misma la página web y abrí la tienda on line hace un año. También llevo mi perfil en Instagram; he tenido que aprender a marchas forzadas, porque no estaba muy familiarizada con el marketing digital, pero hoy en día es algo necesario y hay que dedicarle bastante tiempo, afirma. Vende sus productos sobre todo a través de su web y en ferias a las que asiste, aunque intenta abrirse un hueco en establecimientos físicos, algo que ya ha comenzado a dar sus primeros frutos.

A simple vista, parece que Lucía apenas tiene tiempo libre, pero no es así. Dedico muchas horas a mi trabajo, pero vivir en un pueblo me hace aprovechar mejor el tiempo, y con más calidad. En Villacorta, sin ir más lejos, tenemos un montón de actividades.

“Todos podemos contribuir a un mundo más sostenible; yo intento aportar mi granito de arena usando telas orgánicas o dándoles una segunda vida”.