
El escritor e investigador Benjamín Redondo Marugán (Nava de la Asunción, 1953) presenta un recorrido muy dulce a través de la ‘Ruta por el chocolate de Castilla y León, de ayer y de hoy’, que invita a recorrer a través de 110 páginas y 250 imágenes, muy ilustrativas, el contenido de este libro donde se acerca la historia del chocolate y su producción artesana en las fábricas de las nueve provincias castellanoleonesas. El trabajo ha sido editado por la Fundación Joaquín Díaz en formato digital en su web y se puede descargar gratuitamente desde el siguiente enlace: https://archivos.funjdiaz.net/digitales redondomarugan/brm2022-Ruta-por-el-chocolate.pdf .
Los dos años de confinamiento y el hecho de que cayera en sus manos un documento del Anuario de la Diputación de Segovia de 1867, por el cual se citaba ya que en ese año figuraban 14 molinos de chocolate con 16 operarios, le causó curiosidad. Entonces se adentró en este trabajo de investigación que “a medida que iba conociendo las virtudes y placeres de este dulce y su connotación social, me fueron cautivando hasta envolverme por completo para ahondar más en su historia de ayer y de hoy”, explica.
En palabras de Benjamín Redondo, es una historia que arranca el año de 1502 cuando Cristóbal Colón, en su cuarto viaje a América conoció el chocolate. Después fue difundido cuando Moctezuma lo entregó a Hernán Cortés, como ofrenda de paz, y éste se lo describió al rey Carlos I en 1528 con estas palabras: “Es la bebida divina, que aumenta la resistencia y combate la fatiga. Una taza de esta preciosa bebida permite al hombre caminar durante un día entero sin comer”. El primer chocolate de Europa fue elaborado en el Monasterio de Piedra, Zaragoza, en 1534.
El centenario local de la Asociación Cultural ‘La Protección Obrera’ acogió esta dulce presentación, donde estuvieron presentes las tabletas de chocolate elaborado a la vieja usanza por los maestros chocolateros y chocolateras de Astorga. Desde esta localidad leonesa llegó Benjamín Redondo, tras presentar allí, en el Museo del Chocolate, esta ruta, al ser este municipio referencia del chocolate en Castilla y León y contar con el mayor número de obradores. Precisamente aquí en ‘La Prote’ se acercó, mediante la proyección de un vídeo, todo el proceso de elaboración artesana y preparación para su comercialización, donde una de las empresas de más solera dedicada a la fabricación del chocolate desde 1903, La Cepedana, es la referencia de la variedad de empresas y fabricantes del chocolate maragato.
Referente a Segovia y su provincia, el autor señala la fábrica de chocolates Herranz, instalada en Migueláñez el año 1946 por José Herranz y Marina de Pedro. Está considerada como “la única línea de máquinas de este tipo completa que existe en el mundo”. Fabricaba un buen chocolate, en un ambiente de trabajo familiar, teniendo como principal cliente al ejército español, de lo que daba testimonio Mariano Maete, trabajador que fue de esta empresa durante 38 años y que se encontraba presente en el acto. Dejó de funcionar en 1997 al trasladarse a Ávila para fabricar la marca ‘Coty’. Al día de hoy el edificio se ha reconvertido en una casa rural que mantiene expuesta toda la maquinaria, de cuyo funcionamiento y proceso de elaboración del chocolate se cuenta durante las visitas guiadas que organiza.
A su vez, también Redondo citó el pueblo de Sangarcía como un exponente relevante en el abastecimiento de cereales a la ciudad de Madrid desde el año 1765, cuando las empresas arrieras mantuvieron un papel destacado en su comercialización. Según el autor, Sangarcía contaba con cuatro molinos de chocolate, donde el linaje familiar Garcisánchez destacó en su producción y venta. Una representación familiar de esta saga chocolatera se encontraba entre los asistentes.
Respecto a Nava de la Asunción, Redondo Marugán comentó que ninguno de los molinos existentes tuvo relación con la fabricación de chocolate, pero sí había contado con trabajadoras en fábricas de chocolate en una empresa de la importancia, en la producción de dulces a nivel mundial, como la alemana Bahlsen. Precisamente, como colofón de la presentación, el autor obsequiaba con una gran tableta de chocolate maragato a dos mujeres de aquel grupo de nueve naveras que el año 1963, junto a otras de la provincia, participaron en un curso de formación sobre emigración para poder salir con destino a Hannover donde se encontraba ubicada la empresa.