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Varios efectivos y vecinos de Torre Val de San Pedro se desplazan a una zona segura tras alcanzar las llamas un pinar cercano a la zona de arroyos Truchas. / NEREA LLORENTE

“Es desolador”. Esa fue la frase más repetida este viernes por los vecinos de la zona de Navafría y Torre Val de San Pedro. Un incendio que alcanzó nivel 2 de peligrosidad -en una escala de 0 a 3- pocos minutos tras su comienzo, a las 11.12 horas, avanzó sin tregua por la falda de la Sierra de Guadarrama. El fuego se originó en la zona conocida como Los Cerrillos en el término municipal de Navafría y prosiguió devorando todo lo que encontraba a su paso hasta saltar la carretera N-110 y alcanzar así varios núcleos de Torreval de San Pedro, cuyos habitantes de las casas más cercanas al fuego fueron desalojados.

Los vecinos de Navafría no tardaron dar la voz de alerta por el comienzo del incendio pasadas las 11.00 horas. “De repente vimos una gran columna de humo muy negro cerca de las piscinas naturales del Chorro de Navafría”, declaró uno de los testigos de su comienzo. Tras esto, la devastadora noticia llegó a la alcaldesa de la localidad, Jennifer Berzal, quien aseguró que en un principio las llamas subieron la ladera de la Sierra de Guadarrama pero justo en la entrada del mediodía “el fuego se desvió hacia Torre Val de San Pedro dirección Pedraza”. Y tras su llegada a la cacera de los arroyos Truchas, en el término municipal torrejano, las llamas saltaron la carretera N-110 aproximadamente en el kilómetro 160. En ese momento, un grupo de vecinos intentó evacuar a más de 200 cabezas de ganado que permanecían en la dehesa, a menos de 100 metros del lugar afectado por el incendio.

A pesar de las intensas labores de extinción para rodear la cabecera del incendio, con el despliegue de cinco helicópteros, ocho cuadrillas terrestres o helitransportadas, tres autobombas, un bulldozer, dos técnicos, seis agentes medioambientales, una dotación de bomberos municipales, una unidad de apoyo al Puesto de Mando (PMA) y la dotación de Valsaín del Miteco; nada se pudo hacer para atajar el fuego.

Este avanzó imparable hasta alcanzar un frondoso pinar en el paraje torrejano. Así, la blanquecina columna de humo se tornó negra de nuevo. Las altas temperaturas y el viento dificultaron las labores de extinción, lo que conllevó a ampliar el tramo cortado de la N-110 desde Sotosalbos -unos 20 kilómetros- y a la evacuación, de manera preventiva, a primera hora de la tarde de los vecinos de Torre Val de San Pedro, con casi 200 habitantes censados.

Desde la Junta de Castilla y León aseguraron que había un dispositivo preparado para el desalojo de los vecinos. “Finalmente, ellos de forma voluntaria y casi todos por sus propios medios han ido desalojando sus casas”, confirmó ayer el delegado territorial de la Junta en Segovia, José Mazarías. Para ello, se contó con la colaboración de Protección Civil y Cruz Roja, que desplegó una ambulancia con soporte vital básico, un todoterreno y cinco voluntarios.

A ello se suman los cortes de electricidad que dejaron a los habitantes de los municipios afectados sin luz durante horas. También se encontraron con la pérdida de cobertura móvil, ya que las llamas alcanzaron uno de los repetidores de telefonía.

Posibles causas

“El sentir de todos es de tristeza, preocupación y desolación”, determinó la alcaldesa de Navafría, quien aseguró que no recordaba un incendio tan feroz como este. A su vez, según la información que trascendió desde el Puesto de Mando, todo apuntaba a que el fuego había sido intencionado. De hecho, Berzal indicó que cuando se llegó al lugar del origen del incendio “se veían dos focos activos en un camino”, lamentó.

La misma hipótesis sostuvieron varios testigos de los primeros momentos del fuego. “Quiero pensar que no ha sido provocado, que ha sido el reflejo de un cristal”, afirmó visiblemente emocionada la teniente de alcalde de Navafría, Carmina Lobiche. De este modo, una vez abierta la investigación, lo más importante ayer era ayudar en la lucha contra las llamas.

“Se ha visto rápido, pero ha corrido como la pólvora. Hemos cortado ramas de roble para intentar aplacar el fuego, con los tanques llenos de agua de los ganaderos, barreños sacados del arroyo… Pero nada”, aseveró Lobiche. “Los pueblos, desgraciadamente, no tenemos cortafuegos alrededor, pero estamos haciendo todo lo posible para que la situación mejore”, declaró Víctor Barrio, presidente de la Comunidad de Villa y Tierra de Pedraza.

“Lleva mucho terreno arrasado, quizá no llega a 20.000 hectáreas, pero sigue activo y hay que controlarlo”, insistió Barrio ayer al mediodía. “Si va hacia arriba, hacia la sierra, no podremos pararlo”, añadió. De modo parecido, participantes en la extinción del incendio temían que el fuego entrase a los pinares de la comarca, ya que, en ese caso, “corre como la gasolina”. Y, desgraciadamente, eso mismo sucedió.

Incertidumbre e impotencia

Lo que parecía que iba a ser una mañana de un viernes cualquiera en el municipio de Navafría, que acogía en esos momentos la celebración de una boda, se tornó en la peor pesadilla de muchos vecinos. Una gran nube de humo se confundía con la calima y su olor obligó a cerrar las ventanas y puertas de los hogares. Pronto las sirenas de coches de bomberos y el vuelo de helicópteros se convirtieron en la banda sonora del mediodía.

El incendio trascendió entre todas las gentes del lugar que, a pesar del temor al empeoramiento de la situación, salieron de sus casas y se reunieron en las terrazas de los bares para visibilizar su preocupación, la cual también era compartida por sus vecinos de Torre Val de San Pedro. “Han tardado mucho tiempo en venir los equipos de extinción y no son suficientes”, remarcó uno de los afectados por el incendio en las primeras horas de la mañana.

Al cierre de esta edición, el despliegue de medios se amplió hasta sumar dos técnicos, siete agentes medioambientales, siete cuadrillas helitransportadas (tres de ellas procedentes de la Comunidad de Madrid) y cuatro terrestres, tres autobombas, la dotación de Valsaín y una de bomberos municipales, un bulldozer, un BRIF y tres ELIF. En la última hora de la tarde de ayer el incendio permanecía en nivel 2 de peligrosidad y avanzaba aún sin control, con excepción de la cola-flanco izquierdo, donde se realizaron labores de remate, liquidación y vigilancia del perímetro, según fuentes de la Asociación de Trabajadores de las BRIF del Miteco. En esta ocasión, el fuego se dirigía a Requijada, localidad perteneciente al municipio de Santiuste de Pedraza.

Por el momento se desconoce el número de hectáreas afectadas y los daños materiales. No obstante, un bombero forestal tuvo que ser evacuado al Hospital General “por una intoxicación leve”, confirmó Mazarías. “El agradecimiento a todos los efectivos y vecinos que luchan contra el fuego siempre será recordado”, concluyó Berzal.

El incendio de Navafría, en imágenes