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Actividad enológica para recaudar fondos para las terapias de Marineta organizada por la Fundación Caja Rural en San Rafael. /E.A.

Marina, Marineta para los amigos, es una luchadora nata. Segoviana de sangre y salmantina de corazón, con dos años y medio pelea cada día para superar las barreras que le provoca el Síndrome de West, una enfermedad rara a la que se le suma una mutación genética, ALG 13, encefalopatía epiléptica que hace que su desarrollo motriz y cognitivo sea más lento que en cualquier niño de su edad.

Sus padres se han propuesto dar visibilidad a la enfermedad, hacer saber la realidad que viven cada día y las dificultades y necesidades que cualquier familia en una situación parecida puede llegar a tener, con la particularidad de que Marineta es el único caso en España con esa mutación.

Cada semana acude a diferentes centros privados de terapias donde trabaja muy duro en diferentes disciplinas para ir superando poquito a poco todas las limitaciones. Por este motivo, su familia ha puesto en marcha diferentes iniciativas para recaudar fondos que les permita costear esas terapias y dotar de los medios necesarios a los centros terapéuticos donde acude, para que tanto Marineta como otros niños que lo necesiten puedan progresar en su desarrollo. Bajo el lema ‘Nunca te rindas’, Marina quiere ser un ejemplo de superación y está dispuesta a romper todas las estadísticas sobre su enfermedad.

César Boal, chef y propietario del restaurante La Casona del Pinar, no lo dudó ni un segundo. ¡Manos a la obra! Tres tapas de nivel para una ocasión que merecía todos los esfuerzos: salmón a la estaca con cebolla roja y setas encurtidas, brie en costra de almendra con reducción de zumo de naranja y gun-can de solomillo de ternera con angula de monte salteada para deleitar a las 80 personas que se sumaron a este abrazo enológico tan sincero.

Las bodegas segovianas que regaron esta velada solidaria y donaron sus vinos para sumarse a la causa fueron Finca Cárdaba y Navaltallar, ambas adscritas a la DOP Valtiendas. La cata estuvo dirigida por Alejandro Costa, propietario de esta bodega familiar de Navalilla que se mostró muy emocionado, tan brillante y sincero como sus vinos. El grupo segoviano Esparadrapo puso la nota musical con su pop-rock de los 90 a una noche en la que todos los brindis fueron por Marineta.