Un año más Riaguas celebró las fiestas del patrón San Bartolomé. Tras un encomiable trabajo entre la Asociación Sociocultural y el Ayuntamiento, se logró sacar adelante un programa centrado en actividades infantiles, gastronómicas, culturales y también reivindicativas. Las dos exposiciones programadas fueron un éxito. En la primera, de pintura, participaron ocho pintores, todos ellos vecinos del pueblo, con 17 cuadros de estilos y temáticas diferentes. La segunda exposición, a través de 24 láminas, acercó a los asistentes a representaciones plásticas de las fraguas que expresan la utilidad de las mismas y el trabajo de los herreros a lo largo del tiempo. Se mostró también la atracción que los herreros despertaban en los artistas de siglos pasados como Rubens o Velázquez.
Los niños comenzaron el taller de serigrafía de una manera novedosa: eligieron entre ellos la frase que iría impresa en las camisetas que posteriormente diseñaron. ‘Mágico’ fue el término que acompañó al nombre del pueblo. Dos palabras que no necesitan ninguna explicación adicional, Riaguas mágico.
Pero sin duda la actividad que despertó más interés, por su simbolismo, fue el trabajo artístico que los niños realizaron en seis de los 200 tocones que todavía siguen ahí tras la tala masiva de árboles que se realizó hace casi tres años. Se utilizaron diferentes diseños y colores, de gran vistosidad, para recordar que el futuro de la humanidad pasa por preservar el medio ambiente y que las instituciones no deben actuar sin consultar con los vecinos, especialmente si sus decisiones pueden afectar de manera negativa a las futuras generaciones. Afortunadamente la gran movilización vecinal de los últimos años ha conseguido que se hayan plantado cerca de 200 árboles de diferentes especies. Además en el próximo otoño está previsto plantar otros 125 y finalizar la construcción de un camino para el disfrute de los vecinos.
Los vecinos de Riaguas hacen un llamamiento a la Diputación de Segovia, “que hace ya tres años se comprometieron a quitar los casi 200 tocones que todavía siguen ahí tras la tala y que, ahora sí, suponen un verdadero peligro para la seguridad vial, mucho más que cuando estaban los árboles”.
“Exigimos -añaden- una vez más que cumplan con su deber, desplacen las máquinas y procedan a su extracción. Eso sí, dejaremos los seis pintados por lo más pequeños, que están alejados de la carretera, como un recuerdo permanente de la lucha de un pueblo por las futuras generaciones”.