Los vecinos de la zona de Nava se movilizan contra el derribo de otro azud por parte de la CHD

La administración hidráulica ha iniciado las tareas de desbroce de la zona para acometer la supresión de esta pequeña balsa en el río Voltoya

Imagen de la presa sobre el río Voltoya y las labores llevadas a cabo para desbrozar la zona con el fin de acceder a la pared que será derribada, según los planes que maneja la Confederación Hidrográfica.

Los vecinos de la localidad de Nava de la Asunción han iniciado una recogida de firmas para protestar por los planes de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) de derribar el azud de Presa Grande o Presa de Mesa, en el río Voltoya.

El temor a que se acabe con esta pequeña presa, que alcanza una altura de cuatro metros sobre la base del río, llevó a la asociación ecologista Terractúa, a convocar una reunión informativa en el salón La Protección Obrera, de Nava de la Asunción.

En este encuentro, celebrado el pasado domingo día 23, los responsables de la asociación trasladaron a los más de 60 asistentes los planes que desde la CHD trasladaron al Ayuntamiento de Nava.

Según esta comunicación, una vez expirado el plazo de concesión de la explotación de la presa y para restituir el dominio público hidráulico, “se pretende a lo largo el año 2023 eliminar el azud en desuso que se encuentra en el cauce del río Voltoya”. Argumenta que supone un “obstáculo transversal a la dinámica fluvial y al libre discurrir de la biótica”. “Es una estructura hidráulica en ruina funcional, por lo que bajo el principio de precaución es preciso evitar los riesgos que supone para la seguridad de personas y bienes, debido a que es una infraestructura abandonada en estado de ruina y sin un responsable que se encargue de su mantenimiento y conservación”, añaden.

Desde la CHD también se señala a través de un oficio que han recibido quejas por suponer perjuicios a terceros. La CHD agrega que en términos generales, “la demolición de un azud en desuso no reduce la cantidad de agua disponible, ni genera la desecación de la zona, sino que evita riesgo sobre la seguridad de las personas, y supone una clara mejora medioambiental de nuestros ríos”.

La conocida presa de Mesa fue utilizada por Mariano Mesa García, quien tenía una concesión de uso industrial, tanto para emplear su fuerza motriz para un molino, como para la producción de electricidad después. En concreto, este azud se encuentra en la zona conocida como Molino del Rey, y se enclava en la entidad local menor Moraleja de Coca, que pertenece a Nava de la Asunción.

Los vecinos de la zona de Nava se movilizan contra el derribo de otro azud por parte de la CHD

Jurídicamente, la CHD argumenta su decisión en el Real Decreto 849/1986 para “garantizar la continuidad fluvial” y, en concreto, en su apartado 42 que dice que deben eliminarse las infraestructuras que, dentro del dominio público hidráulico “se encuentren abandonadas sin cumplir función alguna ligada al aprovechamiento de las aguas, teniendo en consideración la seguridad de las personas y los bienes y valorando el efecto ambiental y económico de cada actuación''.

Desde Terractúa, su portavoz, Pedro Cebrián, recuerda que tras casi un siglo de existencia de esta pequeña presa, son más los inconvenientes que puede provocar la demolición de la presa, que los beneficios. De hecho, en un río como el Voltoya, que se seca en verano y por tanto el caudal desaparece, “la existencia de una pequeña presa supone un gran aporte al ecosistema de la zona, pues representa la supervivencia de bastantes especies animales que hay en esa zona”. “Por otra parte hay también un factor emocional y social que la gente tiene con ese entorno”. Es un paraje al que los vecinos acudían a merendar y a disfrutar del , un “punto de esparcimiento y de recreo que está muy arraigado entre la gente”.

Así lo expresaron algunos de los asistentes al encuentro del domingo en los locales de la asociación La Protección Obrera, donde manifestaron sus opiniones personales.
La asociación Terractúa matiza que la directiva europea de recuperar la naturalización de los ríos “es correcta en términos generales”. “Pero no se puede hacer tabla rasa de todos los casos de la misma manera, y éste puede ser un caso excepcional”.

En este sentido consideran que puede merecer la pena hacer un estudio “más detallado y ver si efectivamente el impacto ambiental que va a suponer la retirada es conveniente o no, porque también pensamos que hay que respetar la historia viva de los ríos”.

En opinión de esta asociación ecologista, “el gran problema que sufre el río Voltoya es la excesiva regularización, desde luego por parte de los azudes, que hay demasiados en un corto muy corto tramo de kilometraje, pero sobre todo el incumplimiento de la ley de caudal mínimo ecológico. Este es el gran problema del asunto (…) porque entre todas estas presas no se consigue mantener un caudal mínimo ecológico que permitiera, aunque fuera mínimamente, que el río corriera durante los meses de verano”, explica Cebrián.

Los vecinos de Nava tienen previsto celebrar una nueva reunión en la que posiblemente adopten más medidas para evitar el derribo de la presa de Mesa sobre el Voltoya. En el último encuentro se decidió pedir a la CHD y al Ayuntamiento “un poquito más de información, porque en este momento ha sido un poco precipitado, ya que nos hemos reunido de forma urgente ante el aparente inicio de las obras”. “Se quedó en que vamos a hacer otra reunión lo más pronto posible, si puede ser con más datos por parte de la CHD y la información que podamos recabar de los propios vecinos”, señala la asociación a la vez que recuerda que es posible que se pueda hacer una convocatoria de concentración, aunque no se han barajado ni fechas ni lugar.

Por el momento las máquinas de la CHD han comenzado el desbrozado de la zona.
Por su parte, desde el Ayuntamiento mantienen una postura ambigua. Su alcalde, Juan José Maroto, reconoce que el anuncio de derribo de la presa ha causado cierta alarma entre parte de su vecindario, cuando la semana pasada se recibió en el Ayuntamiento un oficio de la CHD anunciado el inminente comienzo de las obras. “La CHD argumenta que existe peligro de derrumbamiento, pues se está cayendo por algunos sitios, y que había quejas de algunos propietarios. También sabemos que las presas causan problemas en la biótica por representar cortes en el cauce”. “Pero entendemos que la Confederación sabe mucho más de esas cosas que nosotros”.

Para el regidor navero, si la CHD quiere derribar una presa que reúne condiciones y que ha dejado de usarse ya hace años para la producción de energía, y los vecinos ya no acuden porque el río se seca, puede ser oportuno el derribo. “Quizá todavía determinada fauna vaya a beber agua en algunas épocas del año, pero en principio, desde el Ayuntamiento no tenemos previsto hace nada”, añadió.

Los vecinos de la zona de Nava se movilizan contra el derribo de otro azud por parte de la CHD

La presión social mantiene parados otros planes de derribo en la provincia

Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) mantiene paradas algunas obras de derribo de otros dos azudes que tenía previsto realizar en la provincia, y donde los vecinos más vinculados a ellas se han alzado contra este propósito. Se trata de las localizadas a lo largo del río Cega: una en el término de Navafría, y otra entre Veganzones y Cabezuela.

En la primera, conocida como La Muña, fue la asociación Aguaiuris, la que inició mediante vídeos difundidos en redes sociales, una campaña para exigir que la presa se mantenga. El grupo defiende la belleza del paraje que genera la presa aunque la CHD recuerda que carece de derechos de aprovechamiento desde 2013. Por su parte, la CHD defendió la demolición por razones medioambientales y biológicas; y este mismo mes de julio emitió un comunicado anunciando que “estudiará el futuro de la presa de la Muña en el río Cega a su paso por Navafría” con el objetivo de encontrar la solución más adecuada para esta infraestructura de modo que se mejore la dinámica fluvial en este tramo del río, de acuerdo con los objetivos medioambientales que tiene el organismo”.

Algo parecido ocurrió hace un año con la presa del Molino de Mesa, aguas más abajo, entre los términos de Cabezuela y Veganzones. Fueron los vecinos de este segundo pueblo los que dieron la voz de alarma con el propósito del derribo. Se recogieron firmas en contra y se crearon pancartas en defensa de la presa. Todo ello hizo que la propia presidenta de la CHD, María Jesús Lafuente; y la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones; ambas, se reunieran con los alcaldes de ambos pueblos, Ana Agudíez y Pedro Luis Cuesta, respectivamente, para llegar a un acuerdo.

Barcones anunció que el Gobierno admite la excepcionalidad de preservar una presa que, aunque no venía utilizándose desde hace años, tiene alguna relevancia histórica y de identidad que representa para los habitantes de la zona. Añadió que una vez restaurado el azud por el parte Gobierno de España, en virtud del acuerdo alcanzado, ambos ayuntamientos solicitarán a la CHD la concesión administrativa del azud para hacerse cargo de su conservación y mantenimiento.

Desde entonces no se ha hecho nada. Tan solo que los ayuntamientos han pedido información al respecto a la Diputación provincial, y ésta les ha contestado que la conservación de estas estructuras está fuera de sus competencias y que le corresponden a la Confederación Hidrográfica.