Los pobladores de las Peña del Moro conocían la riqueza del monte que les rodeaba. /E.A.

El equipo Eresma Arqueológico ha participado en el Museo de la Evolución Humana (MEH) en un ciclo de conferencias donde han expuesto los resultados obtenidos en el yacimiento de la Peña del Moro, enclavado en Navas de Oro, entre los que destacan la presencia de resina procesada en pez en dos vasijas de la Edad del Bronce, lo que refleja que los pobladores de esta zona también eran resineros.

El yacimiento de Navas de Oro, junto con el dolmen de Santa Inés en Bernardos, la villa de Matabuey en Nava de la Asunción y el oppidum del Tormejón en Armuña, forma parte de un “ambicioso” proyecto de investigación y difusión, asentado en el noroccidente de la provincia de Segovia.

“El Moro es el yacimiento más veterano de todos. Desde 2.017 llevamos interviniendo en este castro que fue ocupado durante la Edad del Bronce y la Primera Edad del Hierro. Los resultados obtenidos, son simplemente espectaculares”, explica a Europa Press el director del proyecto, Raúl Martín Vela.

Parte de las conclusiones se expusieron en las instalaciones del MEH, donde se hizo hincapié en aspectos desconocidos hasta la fecha. Entre ellas, la batería de dataciones por carbono 14, realizadas en tres de las viviendas documentadas en el castro y financiadas por el responsable de Kairos Digital Soluctions, Carlos Moure, empresario muy ligado al municipio segoviano. “Uno de los aspectos más relevantes de nuestro castro es la superposición de viviendas entre la Edad del Bronce y Primera Edad del Hierro. Algo inusitado que nos está permitiendo ver el modo en que evolucionaron dos culturas bien diferentes, en un periodo de transición, con un cambio climático incluido, que conllevó severas alteraciones estructurales y sociales en el territorio. Las dataciones de radiocarbónicas han permitido afinar las cronologías que habíamos propuesto, estableciendo la soñada escalera del tiempo en El Moro, entre el 1650 y el 800 antes de Cristo”, señala el arqueólogo segoviano.

Además, expusieron los resultados de analíticas que han permitido reconstruir el aspecto del monte prehistórico hace 3.500 años y su explotación por el ser humano.

Pinar, sobre todo de pino resinero. Esa era la especie más abundante en aquellas fechas, lo que explica la presencia de resina procesada en pez, en dos vasijas de la Edad del Bronce. Aquellas gentes de la prehistoria que fundamentaron su economía en la agricultura y la ganadería, conocían la riqueza del monte y las posibilidades que ofrecía su explotación. Eran campesinos, pastores, excelentes alfareros y también resineros”, añade.

La información recopilada permite reivindicar paisaje y oficios tradicionales que han caracterizado estas tierras del Eresma y concretamente en Navas de Oro, enclavado en el “corazón” del Mar de Pinares.

Pero, el equipo de investigadores no se ha centrado únicamente en aspectos científicos. También han puesto sobre la mesa el componente humano y social de estos proyectos. “Son las gentes de nuestros pueblos los verdaderos protagonistas de todas esta empresa en la que nos hemos embarcado. Junto a ellos y muchas veces a su estela, trabajamos para izar la bandera del medio rural allí donde se nos convoque. El patrimonio arqueológico presente en nuestra tierra es de tal calibre, que hemos de ponerlo al servicio del pueblo en su beneficio”, apunta Martín Vela”.

En este sentido, han recordado la implicación del Ayuntamiento de Navas de Oro, Junta de Castilla y León y recientemente de la Diputación de Segovia en este proyecto. Pero no son los únicos, ya que, en paralelo, cuentan con el apoyo del colectivo local Crea_NdO y de pequeñas empresas de la zona “que no han dudado en sumarse a un proyecto de todos y para todos”.

“El objetivo de toda investigación ha de ser la devolución de la riqueza patrimonial a su dueño, que es el pueblo español. Y, especialmente en el medio rural, reutilizarlo como revulsivo con un efecto de llamada para el visitante. En este sentido, ha motivado el lanzamiento de un proyecto educativo de carácter arqueológico, que desde hace dos años está dando excelentes resultados”, concluye.