Sonó el tercer cohete y el portón de los corrales ubicados en El Rasero se abrió para cubrir el primer encierro urbano de la feria en honor a la Virgen del Manto y Hontanares. Riaza no vivía su tradicional traslado de reses desde 2019 y, para el regreso, el Ayuntamiento organizó una corrida más, en este caso de la ganadería salmantina de Barcial, de encaste Vega-Villar, cuyos toros fueron los encargados de descorchar el programa taurino.
Los llamativos ‘patasblancas’, reseñados para la lidia vespertina a cargo de los diestros Alberto Lamelas, Goméz del Pilar y Damián Castaño, recorrieron las calles de la villa el primer sábado de fiestas a partir de las 12.00 horas, no antes sin un complicado desembarco, con vistosas carreras por parte de aficionados locales, Madrid y otros puntos de la Comunidad, como Burgos o Soria, por la Gran Vía desde ‘El Hontanares’ hasta ‘Los Robles’. Ya en el último tramo, caracterizado por su perfil empedrado y por el giro de unos 90 grados, los astados de Barcial bajaron de forma rápida y encararon los metros finales con riesgo y emoción hasta entrar al coso anclado sobre la Plaza Mayor. Tres de los toros tardaron en entrar a los corrales, mientras quedaban expectantes, percatándose de todo movimiento y de las puertas de entrada y salida, mientras derrotaban en tablas.
Los ejemplares del hierro charro entraron finalmente y después se procedió a la habitual capea con la suelta del ‘toro de los mozos’ para el recreo y fomento de la afición. Recortes, quiebros y capotazos no faltaron en una mañana que continúo con los almuerzos y los porrones, ambientados con al ritmo de charanga. En la tarde del viernes se llevó a cabo un encierro campero con mansos y caballistas, que terminó en la plaza de toros.
Se rindió un sentido homenaje a José Luis Cuenca, habitual en las columnas de El Adelantado de Segovia, por su contribución y afición a la Tauromaquia.
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