
En Tierra de Pinares los resineros están a la orden del día de los asuntos madereros. Pues bien, la Resina que llegó a Cuéllar desde el corazón de Doñana, de impecable presentación, resultó pura leña. Un Partido imposible de faenar mientras otro partido, el de España contra Polonia, empezaba a tensionar los tendidos. La corrida tuvo dos partes: los dos toros primeros se dejaron y Morenito de Aranda ofició con gusto una faena que no tuvo premio por el fallo con los aceros. Por contra, cuatro ejemplares que se pusieron en la cola del casting de la última serie de alimañas de Netflix. Dos partes de una tarde que levantó tal expectación que en Booking las reservas hoteleras se completaron en un radio de 20 kilómetros.
Carbón tuvo el primero del lote de Morenito de Aranda en el inicio. Un toro bonito desde las puntas, que se sujetaban en el cielo cuellarano, hasta el rabo. Entrega del diestro ribereño con el capote para después cuidarlo en el caballo siendo a la vez generoso con el público. El burgalés sobrepasó los límites del estar bien con un toro con tanto pegamento. Lo toreó como a uno de Domecq: pisando terrenos, componiendo y dominando la nada fácil embestida del animal. Lo hizo todo bien salvo definir: algo así como Morata, pero con clase.
Al ‘7 cuellarano’, ubicado en el tendido 2, no le valió el quinto, que evidenció problemas en las patas y no se sujetó tras entrar al picador. Por sobrero salió un ‘pavo’ de Resina, que fue un sepelio al arte. Abierto de pitones, largo de cuello y alto nunca quiso maridar con el de Aranda. Abría libros con espada. Mientras tanto calentaba Polonia.
El toro que abrió la tarde fue cárdeno, enmorrilado, con cara y bien proporcionado, y recibió tres varas en el picador: duro como una gárgola. En banderillas se movió con peligro derrotando con las patas delanteras como si viniera Hacienda por detrás, pero se encontró con el capote sedoso de Marco Galán que corrigió en la medida de lo posible ese defecto. En el pecho de Joao Ferrera puso los pitones hasta en tres ocasiones, que fue ovacionado tras parear con arrojo. En la muleta, Javier Castaño lo testeó por el lado izquierdo por donde tomó mejor el primer tramo del pase que el segundo, tirando de oficio para solventar la faena con un certero espadazo. Ovación tanto para el torero como para el astado.
El segundo de su lote fue otro cantar: cosido al piso, desarrolló sentido y no regaló ninguna embestida. Áspero. Una lija. Cada mirada a Castaño hacía subir la incidencia. Como un acuerdo entre Sergio Ramos y Florentino Pérez. Como un encuentro entre Joe Biden y Pedro Sánchez. Imposible el entendimiento.
El tercero fue un falso positivo: nadie se podía fiar de él. Era un X6 en modo tractor. Por el pitón derecho arrojaba una ruta en Google Maps por el camino más largo. Abyecto. Bronco. Una montaña rusa en cada arrancada. Dispuesto estuvo Gómez del Pilar, pero la realidad es que el toro no era ni para esperarle en ‘First dates’. Ni Luis Enrique le hubiera puesto de ‘9’. Y es que hay convocatorias que no son lo mejor de cada selección. In that order.
El que cerró plaza salió ‘prenda’ también y el España-Polonia no podía esperar. Aun así Del Pilar tiró de oficio para tragar con los derrotes del animal. El domingo la noble y muy leal villa de Cuéllar recibe a los ‘miura’. Más leña.
La ficha
Plaza de toros de Cuéllar. Primera corrida de la feria de primavera (segundo festejo). Más de media entrada del total de aforo. Toros de Partido de Resina, bien presentados y complicados de lidiar, salvo el primero y el segundo, que se dejaron.
Javier Castaño, ovación y silencio.
Morenito de Aranda, ovación y ovación.
Gómez del Pilar, silencio y silencio.
Saludó en banderillas Joao Ferrera en el primero.