
Segovia, y el resto de provincias de la Comunidad, están soportando desde hace días numerosas tormentas de agua y granizo en algunos casos, que se están dejando notar en los cultivos. Fincas anegadas, cebadas tumbadas, plantas apedreadas… son algunos de los efectos. Pero también es cierto que el agua está aportando humedad a muchas fincas que permite un buen granado. Pero nunca llueve a gusto de todos. Y de ahí que las opiniones sean diversas.
Por su parte, la consejera de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León, Milagros Marcos, ha apuntado que, de acuerdo con las primeras evaluaciones, las precipitaciones que han dejado las últimas tormentas en la Comunidad habrían sido «más beneficiosas que perjudiciales» para las cosechas, puesto que los daños se han limitado a zonas «muy puntuales».
Las proyecciones de cosecha para este año son «positivas» y «mucho mejores» que las disponibles hace un año, cuando el campo soportaba una pertinaz sequía, por lo que desea que se cumplan estas previsiones y que «empiece a hacer calor» para que los cultivos puedan desarrollarse completamente.
Mientras, desde Asaja de Castilla y León han advertido sobre las complicaciones que las intensas tormentas de estos días están causando en determinadas zonas y producciones agrícolas. “Aunque es evidente que el agua es una buena noticia para el campo, y más tras la dramática sequía de 2017, lo cierto es que la concentración de precipitaciones, caídas además de forma violenta, acompañadas de vendaval y granizo, está ocasionando perjuicios en el campo”, aseguran.
En lo que se refiere al secano, en general el agua de mayo es valiosa y positiva de cara a la futura cosecha. No obstante, la prolongación de las precipitaciones y el encharcamiento de algunas tierras “trae como contrapartida enfermedades y hongos, lo que hace precisos nuevos tratamientos que normalmente en estas fechas, en las que el agua no abunda en la meseta, no son necesarios”.
Pero sin duda los más perjudicados por este largo episodio de tormentas son los agricultores de regadío. Tras una primavera lluviosa que ha permitido recargar todos los sistemas regables, lo ideal era un mes de mayo tranquilo que les hubiera dejado concluir siembras (algunas todavía están coleando, en remolacha, maíz o patatas) y acompañar a los cultivos ya en tierra en su crecimiento, recuerdan.