El ser humano no está preparado genéticamente para una vida sedentaria, sin ejercicio físico diario y con un exceso de alimentación. Esta es una de las principales conclusiones expuestas por los expertos en el curso ‘Actividad física: una apuesta por la salud’, que se desarrolla hasta el jueves 17 de julio en La Granja, dentro de los cursos de verano de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
La catedrática de Nutrición Deportiva y Fisiología del Ejercicio y directora del curso, Marcela González-Gross, señalaba ayer que “en los últimos 300.000 años, nuestro código genético se ha modificado sólo un 0,5%, con lo que no estamos preparados para una vida inactiva, ni para la ausencia de alimentos frescos y saludables”.
Partiendo de esta base, el contenido del curso al que asisten cerca de 25 alumnos cuenta con la participación de expertos en nutrición, deporte y medicina preventiva que hacen hincapié en la importancia del ejercicio ante problemas como el sedentarismo, la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, la depresión y la diabetes. “Aunque parezca increíble, los beneficios de la actividad física en la prevención y tratamiento de estas enfermedades ha estado relegada a un segundo plano”, explicó González-Gross.
De esta forma, la primera jornada del seminario promovido organizado por la UPM y promovido por el grupo de investigación ImFINE, perteneciente al Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBERobn), con la colaboración de Coca Cola, se centró en el aspecto nutricional mientras que la de ayer abordó la fisiología del sedentarismo y del ejercicio, así como las políticas y estrategias para la promoción de la actividad física para la salud.
“Es evidente que un pilar básico es la educación en estilos de vida saludables en edades tempranas, pero no podemos limitarnos a esperar que sean los agentes políticos los que lo implanten más cuando las horas de Educación Física se reducen en los currículos. A través de pequeños gestos, cada persona puede mejorar su calidad de vida y convertirse en gestor de su propia salud”, opinó la directora del curso.
ESPERANZA DE VIDA
Además, según el último Eurobarómetro, el 59% de la población europea tiene una vida sedentaria y hace menos de una hora de ejercicio semanal, lo que a la larga se traduce en uno de los principales problemas de salud pública en los países occidentales. El análisis de los efectos negativos del sedentarismo en la esperanza y calidad de vida, y su repercusión en el gasto sanitario serán dos de los aspectos que abordará el curso en su tercera jornada.
Al respecto la coordinadora del curso señaló que “ya hay estudios que demuestran que la actividad física puede aumentar la esperanza de vida entre dos y quince años, además de prevenir enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, o depresión”. En este sentido, para González-Gross “lo importante es envejecer y hacerlo bien”. Conceptos en los que incidirán las ponencias de la jornada de clausura, que se celebrará mañana.
Además de la parte teórica, el curso se apoya en el aspecto práctico, con lo que los alumnos se “calzan” zapatillas y ropa deportiva para participar en los talleres que persiguen ofrecer recursos para llevar a cabo todo lo aprendido en las sesiones magistrales.
Al finalizar, los alumnos habrán participado de forma activa en clases prácticas sobre alimentación ,sus mitos y realidades, las posibilidades de la actividad colectiva o los recursos para mantenerse activo en casa o el centro de trabajo y aprenderán diferentes técnicas de relajación.