La carretera nacional N-VI a su paso por el núcleo de San Rafael, perteneciente a la localidad de El Espinar, soporta el paso de 14.000 turismos y más de 1.500 vehículos pesados a diario. / El Adelantado

Atascos kilométricos, alcances diarios, atropellos mortales, frenazos infinitos y muchos sustos son las consecuencias directas de la Travesía de San Rafael. Ruido, estrés, contaminación ambiental y polución son el resultado de los más de 14.000 turismos y más de 1.500 vehículos pesados que atraviesan el núcleo espinariego a diario. Este tramo de carretera nacional N-VI soporta un volumen de tráfico desmesurado desde hace décadas, suponiendo un gran peligro para los vecinos que lo soportan en su día a día.

Esta vía que sirve de conexión entre Madrid y Segovia, atravesando el Puerto de Los Leones, es la alternativa gratuita al peaje de la autopista AP-6 que ya tienen un coste para turismos de 4,80 euros y de 14,85 euros para vehículos pesados de categoría 1. Los vecinos y las instituciones municipales llevan años reclamando una solución que pasaría, en un primer momento, por desviar el tráfico pesado de la Travesía con el fin de reducir el tráfico y acabar con los atropellos y colisiones.

Una solución que no sería definitiva pero que tendría un coste menor que la construcción de una variante, proyecto que la Junta de Castilla y León intuye como mejor y definitiva para evitar el enorme y peligroso flujo circulatorio que soporta el núcleo de San Rafael. Sin embargo, ni la opción fácil y barata, ni la definitiva y costosa parecen prosperar. Hace más de un año que el Ayuntamiento de El Espinar dio un ultimatum a los responsables del Ministerio de Transportes para buscar una solución conjunta, pero sus peticiones de reunión ni siquiera fueron contestadas.

La Travesía de San Rafael se ha convertido en una herramienta política que cada partido usa cuando le parece oportuno, pero de la que nadie quiere hablar cuando se encuentra en el Gobierno y con posibilidad de tomar cartas sobre el asunto. El último ejemplo de esta situación lo protagonizó la presidenta del PP de Segovia y Senadora, Paloma Sanz, que criticó los Presupuestos Generales del Estado para 2023, solicitando fondos para la variante y la bonificación del peaje para los segovianos.

Antes que ella, su compañero y vecino de San Rafael, el senador Juan José Sanz Vitorio, propuso en el mes de junio conectar adecuadamente la AP-6 con la antigua entrada al túnel y una salida en el kilómetro 64 de manera urgente, exigiendo al Ejecutivo que pusiera fin a su “dejadez” y “falta de voluntad política” a la hora de buscar soluciones al problema del tráfico en la Travesía.

Juan Carlos Suárez-Quiñones Fernández, actualmente Consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, que en julio de 2015 ya ocupaba el cargo de Consejero de Fomento, ha sido otro de los políticos que, cada vez que ha tenido ocasión, se ha manifestado en favor de una solución, pero que a la hora de la verdad no ha aportado opciones. La realidad a día de hoy es que en los presupuestos para 2023 existe una partida para el estudio de la variante de San Rafael con un presupuesto de 0,5 millones de euros.

La decisión clave del 14 de abril de 2020

El 12 de abril de 2020 el Consejo de Ministros acordó que el peaje de la AP-6, AP-61 y AP-51 se extendería hasta el 18 de noviembre de 2029 y no hasta 2024, una opción legal que existía. “Con la AP-6 se vendió el PP en 1999 y ahora se ha vendido el PSOE y Podemos en 2020. Se tiene voluntad política para unas cosas, pero en este asunto siempre, sea el partido que sea, acaba por decantarse del lado de los mismos”, declararon desde la Plataforma Solución travesía San Rafael tras conocer la noticia.

En un comunicado hecho público días después, señalaron que “a San Rafael se le lleva prometiendo décadas todo tipo de soluciones, pero sin hacer absolutamente nada” y recordaron que “en Guadarrama enseguida se llegó a soluciones prácticas ya en el año 1997 cuando se desvió el tráfico pesado, y 2004 cuando se desvió para todo tipo de vehículos”. Por el contrario, en San Rafael aún no se ha tomado ninguna medida y varias son las personas que han perdido la vida en el asfalto de la Travesía.

Más de un lustro desde la última victima mortal y sin solución

El 13 de septiembre de 2017, la muerte del ciclista y fundador del Club Deportivo Caloco, Manolo Gea, conmocionó a toda la localidad. Una de las personas más queridas del municipio perdió la vida en la intersección de la N-VI con la Carretera de Segovia, atropellado por un camión cuando circulaba sobre su bicicleta.

La Travesía se llenó de pancartas reivindicativas en su memoria y un millar de personas se echaron a la calle para protestar por lo sucedido y reclamar una alternativa, pero más de cinco años después la situación continua igual y son los más de 3.000 vecinos empadronados en San Rafael los que continúan conviviendo con el tráfico.

“Llevo toda mi vida en San Rafael y creo que me moriré sin ver una solución al tráfico. Durante muchos años la parada de coches y camiones supuso una buena fuente de ingresos para el pueblo pero hoy en día la situación ha cambiado. Nunca hay sitio para aparcar y el dinero que dejan los que están de paso es mínimo”, explica un vecino en la puerta de uno de los muchos bares que se encuentran en las aceras de la Travesía.

Otra vecina asegura que el ruido los fines de semana y los puentes es ensordecedor y que las personas mayores tienen miedo al cruzar. “En mi casa hicimos reforma y pusimos doble ventana para evitar el ruido porque cuando se formaba atasco parecía que estaba dentro de casa. Las personas mayores tienen miedo de cruzar la calle y ser envestidas por un camión, como ya ha pasado, y cualquier día tendremos un disgusto con los niños”, comenta la vecina en la puerta del supermercado, donde su marido asegura que “sólo una gran desgracia hará que los políticos nos tengan en cuenta”.