Uno de los últimos paseíllos en el coso de ‘Los Noques’ de Santa María la Real de Nieva, de una novillada con picadores celebrada el año pasado en el mes de mayo. / A.M.
Uno de los últimos paseíllos en el coso de ‘Los Noques’ de Santa María la Real de Nieva, de una novillada con picadores celebrada el año pasado en el mes de mayo. / A.M.

La plaza de de Santa María la Real de Nieva, conocida como ‘Los Noques' por el terreno en el que se encuentra ubicada, está de celebración: cumple 175 años; siendo uno de los tesoros de la cultura popular segoviana convertido en todo un legado patrimonial. Este coso data de 1848 y por fecha es el segundo más antiguo de la provincia y uno de los más vetustos de España; teniendo como referencia el de ‘Las Virtudes' de Santa Cruz de la Mudela (Ciudad Real) -1641-, ‘La Ancianita' de Béjar (Salamanca) -1711-, Campofrío (Huelva) -1716-, Almadén (Ciudad Real) -1754-, ‘La Misericordia' de Zaragoza -1764-, Ronda (Málaga) -1784-, Segovia -1801-, Toro (Zamora) -1828-, o el de Calvarrasa de Arriba (Salamanca), que aunque actualmente sólo se mantiene un cerco rectangular las indicaciones se remontan al siglo I siendo su origen romano.

Entre las particularidades de la plaza de Santa María destaca por su singular seña de identidad de tener los muros que cercan el coso de pizarra y disponer uno de los diámetros más grandes en cuanto a ruedo se refiere, con 50 metros. Además, cuenta con una capacidad de 3.000 espectadores. Su construcción se remonta al 6 de abril de 1848 después de que un grupo de vecinos propusiera la idea de llevar a cabo este espacio. En aquella época lo habitual era que los festejos taurinos se celebraran en las plazas de los pueblos. Sin embargo, en este caso se escogió como emplazamiento la zona denominada como ‘Los Noques', a las afueras de Santa María, donde existía una cantera de pizarra; de ahí su característico aspecto exterior con una composición cromática que conjuga los azules, los grises y los negros de esta roca metamórfica; y que a día de hoy es todo un ejemplo de arquitectura tradicional.

Las obras tuvieron un presupuesto de 60.000 reales y se requirió la colaboración de Carlos Garcimartín, vecino de Sangarcía que ya había impulsado la construcción de otra plaza en su pueblo. Según detalla Antonio Cabrejas en un texto extraído por la Asociación Cultural Taurina ‘Avanto' de la localidad en su página web, “se sacaron miles de carros de pizarra, se hallaron soterrados más de 40 noques de curtir, picados en la piedra natural tan perfectamente, que no obstante al no haber en el día tantos adelantos no pudieron construirla mejor”. Al parecer el inicio de la obra se llevó a cabo a partir del 1 de mayo, con el albañil Domingo Fernández como encargado de levantar las paredes junto con una cuadrilla de Nieva. Además, las gradas cubiertas y el sobradil fueron realizados por el vecino y albañil Tomás Rodríguez; las columnas y balconcillos, por Ramón Oviedo y José Barrio. Asimismo, según explica Juan Salazar en una publicación del Ateneo Taurino de Madrid, para la obra se trajeron materiales, maderas y otros elementos procedentes de municipios cercanos como Nieva, Coca Tabladillo, Pinilla, Armuña, Añe o Mata de Cuéllar.

La plaza de toros de Santa María la Real de Nieva, la segunda más antigua de la provincia, está hecha de pizarra. / NEREA LLORENTE
La plaza de toros de Santa María la Real de Nieva, la segunda más antigua de la provincia, está hecha de pizarra. / NEREA LLORENTE

CÚCHARES, EN LA INAUGURACIÓN DE 1848

La inauguración de la plaza tuvo lugar el 9 de septiembre de 1848, coincidiendo con la conmemoración de la aparición de la Virgen, con la presencia de Francisco Arjona ‘Cúchares' (Madrid, 1818-La Habana, Cuba, 1868), un torero fundamental en la evolución y en la historia del toreo, que fue contratado por 29.000 reales. Según el periodista Néstor Luján, “llegó a ser uno de los más grandes toreros que se hayan conocido. Para ello tenía, según los entendidos de su tiempo, cuatro condiciones importantísimas: una inteligencia admirable para las características, querencias, resabios, juego particular e inclinaciones marcadas de las reses; la originalidad de su brega y de sus trasteos, que devolvían a su jurisdicción a las reses más peligrosas; ingeniosa travesura con los toros más bravos y pujantes, y preferencia para escoger las reses de mayor peso, edad y estampa, porque solía decir jactanciosamente que los mayores para los mejores; y, como cuarta condición, una habilidad casi milagrosa para la muerte a los toros (sus estocadas ‘a un tiempo' tuvieron justo reconocimiento), de modo que todos, aun los más avisados, duraban bien poco en sus manos, ya que, cuando no se prestaban para los lances de muleta, por estar agotados, concluía con ellos atronándolos con la puntilla o cachete, para lo cual tenía una pasmosa destreza”.

Para el primer festejo que albergó el coso de Santa María se contó con reses de Manuel Bañuelos, de Colmenar Viejo (Madrid). Aunque parece que no hay constancia de crónica o reseña como tal de aquella tarde, la parte que más ha trascendido desde entonces es la referente al tercio de varas, sin ensalzar ni reprobar el paso de Cúchares por el nuevo escenario. Al día siguiente, hubo una novillada y entre los dos festejos se dice que murieron doce caballos, como consecuencia de picar a los toros y que por aquel entonces no se usaba el peto, una práctica que empezó a ser obligatoria en 1928.

Dos picadores presencian una faena desde el calleón de la plaza. / A.M.
Dos picadores presencian una faena desde el calleón de la plaza. / A.M.

DE JUAN BELMONTE A JOSECHU PÉREZ DE MENDOZA Y ANDRÉS HERNANDO

Desde entonces se sucedieron los espectáculos taurinos hasta la fecha. En febrero de 1849 se dieron dos novilladas por Carnaval y después pasaron algunos de los diestros del momento como Juan Belmonte. Sin duda, Santa María es uno de los templos de la tauromaquia segoviana, avalado por su historia y por aquellos tiempos mejores. A lo largo de sus años, han pasado figuras de época y toreros de relevancia. Del rejoneador Josechu Pérez de Mendoza al torero Andrés Hernando, dos nombres que dejaron una importante impronta en el toreo bajo el sello de Segovia. Ambos realizaron varios paseíllos a lo largo de sus respectivas carreras, con sonados triunfos como el de Hernando en 1968 cuando cortó un rabo.

Quizá el formato más repetido en este coso haya sido el de festival, aunque también se han celebrado corridas de toros. La última, según la estadística de Mundotoro, fue el 9 de septiembre de 2008, con la presencia de Guillermo Albán, López Díaz y Alejandro Morilla para torear un envío de la ganadería de Alejandro García. En los últimos años, bajo la organización de la empresa Grana Tauro Toros que dirige el diestro segoviano Emilio de Frutos, se han organizado novilladas con picadores como las de 2021 y 2022, en las que actuaron José Ruiz Muñoz, Manolo Vázquez, Ángel Bustos, José Rojo, Diego Vázquez o Carlos Enrique ‘Carmona', que debutó con caballos. Además, las jóvenes promesas han podido hacer el paseíllo en esta plaza en novilladas sin picadores como fue el caso del sepulvedano Eusebio Fernández en 2006 o en clases prácticas. De esta manera, han toreado Curro Muñoz, Julio Norte, Tristán Barroso, Manuel Román o Cristiano Torres.

Media verónica del novillero Manolo Vázquez, en Santa María la Real de Nieva. / A.M.
Media verónica del novillero Manolo Vázquez, en Santa María la Real de Nieva. / A.M.

En 2023, la plaza de toros de Santa María la Real de Nieva cumple 175, un espacio para el que la Asociación Cultural Taurina ‘Avanto' impulsó en 2018 que fuera declarada por la Junta de Castilla y León de Bien de Interés Cultural (BIC).