
Lunes de Fiestas y día de la Función que los naveros dedican a homenajear al Santísimo Cristo de la Expiración, patrón de la Función navera, que en esta ocasión salía tras permanecer dos años de pandemia recogido en la ermita que le cobija.
Como manda la tradición fue trasladado dos días antes a la Iglesia parroquial navera para celebrar la última misa de novenario, para el lunes retornar de nuevo a la ermita que le acoge durante el resto del año.
En este verano de sequía salió a recibir los honores de sus vecinos y trajo la lluvia al poco de iniciarse la procesión lo que le obligó a refugiarse de nuevo en la Iglesia para una vez terminada la lluvia salir a las nueve de la noche camino de casa sin hacer las habituales paradas durante sus cuatro de duración que suele durar el traslado amenizado por las cerca de cien jotas que toca la banda de música y el grupo de dulzaineros de Nava y Cuéllar, al que en esta celebración se sumó la participación de un jovencísimo dulzainero, Nicolás Maroto, que se estrenaba en público.
Al final y ya con el Santísimo Cristo de la Expiración cobijado en la ermita de la amenazante lluvia se pudo danzar y danzar jotas en su honor, hasta que llegó el momento de subastar andas que paró la música. Esta vez lo ajetreado de la procesión trajo la sorpresa de un valor especial al alcanzar la subasta una cantidad de 1.600 euros. Una buena cantidad superior a otras ocasiones, con lo que al mal tiempo el Santo Patrón le echó el manto para ponerle buena cara.
Después de la procesión todos los asistentes acompañaron a la Banda de Música de Nava hasta la Plaza Mayor donde viene siendo habitual que les dedique unas piezas musicales en agradecimiento. n