Momento de la colocación de la primera piedra de la tercera y última fase de la recarga del acuífero de El Carracillo.

De forma oficial arrancaron ayer las obras de la tercera y última fase de la modernización del regadío de El Carracillo, que permitirá completar el proyecto iniciado en la década los 90, y que está considerado como el más moderno y completo de toda la región.

Con este proyecto se podrá garantizar el impulso de esta zona de cultivos hortícolas que generan sinergias con el sector agroalimentario y dinamiza el medio rural de la zona. No sólo representa un oasis dentro de la actividad agraria segoviana, sino que además se asienta aquí la principal industria del sector, con numerosas empresas dedicadas al procesado, envasado e incluso exportación de estos productos, considerados de alta de calidad, y que demandan mucha mano de obra.

A la ceremonia de colocación de la primera piedra de esta tercera fase asistió el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, quien puso de manifiesto la importancia de este tipo de proyectos y se refirió a la “apuesta de la Junta de Castilla y León por la modernización de los regadíos, ya que suponen una mayor productividad de las explotaciones agrícolas”.

De acuerdo con sus datos, con esta iniciativa se dispondrá de agua para regadío en 3.000 hectáreas, 1.500 en cada campaña de riego. Subrayó también que desde la Administración regional se apuesta “por proyectos como este porque creemos que donde hay agua, hay vida, y por eso pedimos un Plan Hidrológico Nacional, para que España vuelva a ser un país rico en Europa y recupere su soberanía alimentaria”.

Esta actuación representa la culminación de un proyecto considerado de interés general por parte de la Unión Europea, que impulsó la entonces ministra de Agricultura, Loyola de Palacio.

La modernización integral de la comarca de El Carracillo pretende abastecer de agua de riego de calidad, con recursos superficiales del río Cega, a los municipios en los que no existe un acuífero superficial y que son: Arroyo de Cuéllar, Chañe, Fresneda de Cuéllar, Remondo y Sanchonuño. En esta línea, García-Gallardo destacó que esta obra mantiene un respeto al medio ambiente avalado con estudios técnicos y que pretende el desarrollo y modernización de la actividad agrícola.

Los detalles técnicos de la obra fueron expuestos por el director general del Itacyl, Rafael Sáez, quien no dudó en calificar esta infraestructura como “el regadío más importante que podemos hacer en la región”. Aunque matizó que todos los regadíos son importantes, resaltó que este es “el más completo” y “efectivo”, porque “vincula la producción agrícola a la actividad de la agroindustria”, y tiene cierta complejidad técnica en la que se lleva trabajando 20 años.

Agradeció el empeño de los agricultores de la zona en llevar a cabo el proyecto, y dijo que se trata de una iniciativa “ilusionante”. Esa ilusión la mostró cuando afirmó que lo que esta obra representa para la zona de El Carracillo “es el ejemplo de lo que debe ser el desarrollo rural”.

Resaltó la importancia que para los agricultores de regadío supone por cuanto no tendrán que bombear el agua desde 300 metros de profundidad, con el consiguiente gasto económico, y por su calidad. Todo ello hacía menos competitivas a las explotaciones frente a las de otras zonas.

La diferencia de esta tercera fase respecto a las anteriores, finalizadas en 2003 y 2006 respectivamente, radica en que en la zona norte de El Carracillo no existe una cubeta subterránea en la que almacenar el agua. Por ello se llevará a cabo esta especie de balsa bajo tierra, y luego se realizarán una batería de sondeos que suministrarán el agua subterránea extraída de un acuífero superficial, denominada zona almacén, a la balsa de Gomezserracín -donde se ha celebrado el acto- para su posterior impulsión a las redes de riego, permitiendo, así, mejorar la calidad del agua y abaratar los costes para los agricultores.

Cabe destacar que dicho proyecto, con un presupuesto de 18,3 millones de euros, cuenta con todos los informes de impacto ambiental aprobados y será ejecutado mediante una encomienda de gestión a la empresa Tragsa, que fue la que llevado a cabo los trabajos de las fases anteriores.

El vicepresidente de la Junta estuvo acompañado por el consejero de Agricultura, Gerardo Dueñas; el presidente de la Diputación de Segovia, Miguel Ángel de Vicente Martín; delegado territorial de la Junta, José Luis Sanz Merino; representantes de la Comunidad de Regantes; el presidente de Asaja, Guzmán Bayón; y varios alcaldes de las localidades beneficiadas por el proyecto. También acudieron parlamentarios regionales y nacionales del PP. Su presidenta, Paloma Sanz, señaló: “La provincia de Segovia está de enhorabuena y sobre todo la zona de El Carracillo puesto que la recarga de su acuífero es una realidad gracias al compromiso del presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, con nuestra provincia”. “Ha sido una demanda del PP de Segovia que abastezca de agua de riego a estos municipios como así lo pedía la Comunidad de Regantes”.

SOSTENIBILIDAD
Por su parte, el presidente de los regantes, Enrique Herranz, valoró la importancia del proyecto y su carácter sostenible. “Estamos en una comarca privilegiada, donde hay trabajo, hay crecimiento y fijación de población en el medio rural. Es puntera de Castilla y León en producción, envasado y comercialización de hortícolas con una cuota de mercado del 30% de Castilla y León. Y con una media de población por habitante que triplicando la media regional”, dijo.

“Los datos demuestran que los efectos de las producciones hortícolas y su transformación sobre el trabajo, la actividad empresarial y en consecuencia el conjunto de la actividad socioeconómica en el medio rural es muy importante, multiplicando por tres las posibilidades existentes en estos entornos, de encontrar un trabajo y de poder labrar un futuro”.

“La experiencia de los últimos 20 años, en los que el regadío se ha convertido en uno de los principales motores de desarrollo de la comarca, nos permite afirmar que completar este proyecto garantiza el sostenimiento de esta tendencia de progreso”, añadió con satisfacción.

 

García-Gallardo pide un Plan Hidrológico y critica a los que “destruyen presas”

El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, defendió ayer la necesidad de que España cuente con un nuevo Plan Hidrológico Nacional (PHN), a la vez que criticó a quienes “destruyen presas”, en referencia al actual Gobierno central..
Durante el acto protocolario de colocación de la primera piedra de la tercera fase de la modernización del regadío en la zona de El Carracillo, en el norte de la provincia de Segovia, García-Gallardo celebró poder “acercar el agua a los rincones de Castilla y León”.
“Mientras unos quieren negar el agua, otros queremos llevar agua a todos los rincones de Castilla y León”, sostuvo el vicepresidente, convencido de que “donde hay agua hay vida”.

Este plan de regadío cuenta con tres fases, el agua parte de una captación del río Cega y es trasladada hasta la zona de la primera fase, pero con una ineficiente llegada hasta la zona completa, por lo que tuvo que acometerse una nueva fase en 2006. Desde entonces y hasta la fecha se ha trabajado con las diferentes instituciones para hacer efectiva esta tercera fase del regadío, según explica el Ejecutivo autonómico.

El plan se basa en recoger agua durante el invierno para ser utilizada durante la época estival, pero sin generar problemas de sequía con el río Cega, al que se le garantiza el caudal ecológico establecido en los estudios de impacto ambiental.
Las obras tendrán una duración de 30 meses desde la fecha de inicio con la puesta de la primera piedra.

Para preservar la capacidad del acuífero se explotará únicamente el tercio superior del total de la capacidad del acuífero para “preservar el acuífero de manera adecuada” con el objetivo de desarrollar los cultivos, y garantizar siempre la existencia de agua, que se garantizará con un seguimiento constante a través de piezómetros.

El director general del Itacyl, Rafael Sáez, también señaló que la obra contempla la concentración parcelaria de la zona de pinares, que además conllevará una explotación más adecuada de esta masa forestal de 1.200 hectáreas, algo que está siendo bien recibido por los propietarios, pese a que en un principio se habían puesto algunas reticencias.