
A finales del pasado mes de agosto el Pleno de la corporación municipal decidía suspender todos los festejos anteriormente acordados sobre las fiestas patronales de 2020, ello atendiendo a las directrices y recomendaciones marcadas por la Junta de Castilla y León en relación con la pandemia del COVID-19 a fin de garantizar la seguridad sanitaria de los ciudadanos. Un acuerdo que se adoptaba por entender que primero es la salud y la seguridad de las personas, por lo que “se toman estas medidas tan necesarias en estos momentos que hay que ser más responsables que nunca, tener mucha cautela y evitar las consecuencias que podrían tener las actividades festivas en el municipio”, se dice en el acuerdo.
Así, la Función de 2020 que debería celebrarse del 18 al 27 de septiembre quedó suspendida y serán unas Fiestas para vivirlas recordando los momentos de cualquier otras celebradas, para liberar el corazón ‘funcionero’ de nostalgia y añoranza, de superar el vacío interior y la pena con la esperanza de que al año siguiente serán las mejores. También serán las fiestas de la responsabilidad individual y colectiva respetando las normas establecidas de no reunirse grupos superiores a diez personas y evitar el ambiente de peñas por estar prohibido. Van a ser días de consolarse hojeando el álbum fotográfico y las imágenes digitales de los momentos pasados en otras fiestas.
Dando un paseo por la historia de la Función navera aparecen datos de que antes se celebraba el 15 de agosto en honor a la Virgen de Nuestra Señora de la Asunción y que se trasladó a septiembre por motivos relacionados con las labores del campo y la recolección de los cereales.
El cambio debió situarse entre 1752 y 1867, porque en el catastro del Marqués de la Ensenada de 1752, se dice que “el pueblo de la Nava se gasta 3.400 reales en reparos de obras públicas y en la Fiesta de su patrona Nuestra Señora de la Asunción” y otro documento del archivo parroquial cita que con motivo de la celebración de la onomástica de la patrona se personaron ante el cura “los dos alcaldes para encargar una misa para el 15 de agosto al haber sido suprimida esta por la municipal de septiembre en honor al Santísimo Cristo de la Expiración” (Nava de la Asunción. Crónicas de medio siglo. 1950-2000). Desde entonces, las Fiestas patronales se celebran “el domingo inmediato al 13 de septiembre”, según un documento de 1877. Es decir, entre el 14 y el 20 de septiembre.
Su duración era de tres días: sábado, domingo y lunes. En la tarde del sábado, día de vísperas, con replique de campanas, misa en la Ermita y al final de la misma refresco que da el cura con una mesa presidencial a la que se acercan los hombres para dar un donativo por la bebida que ofrece la mesa durante el baile. El domingo es el fin del novenario en honor del Santo Patrón con traslado de su imagen de la Ermita a la Iglesia parroquial, y por la tarde el regreso al lugar de origen donde los danzantes le dedican jota tras jota hasta el momento de la subasta de las andas.
En el año 1967, la procesión pasó a celebrarse en lunes con motivo del festival taurino que se celebraba en la tarde del domingo por la inauguración de la nueva plaza de toros. Festival en el que dos figuras como Victoriano Valencia y José Mata participaron. Desde ese año la celebración de la procesión quedó establecida el lunes de Fiestas. Por la noche había bailes públicos amenizados por la dulzaina y el tamboril. El lunes, muy de mañana, encierro y corrida de novillos. Su celebración coincidía con el oficio de misa a la que no acuden las autoridades y pocos vecinos, por lo que el cura de 1868 se queja y recomienda celebrarla a la de la diez de la mañana antes de la suelta de los novillos. El baile popular, la ronda de tabernas y cantinas completaban el fin de fiestas.
En el año de 1935 se añadió un día más de fiestas al solicitar diversos sectores de vecinos la celebración de una becerrada más. Años más tarde volvió a añadirse otro más por la feria de ganado y la quema de fuegos artificiales, hasta que entrados los años 70 se acuerda que la celebración dure ocho días, que posteriormente quedarán establecidos en los diez días actuales.
Los toros siempre han girado en torno a la Función navera y la plaza de tablados de madera una referencia constante de los festejos taurinos. Las becerradas populares y los encierros por las calles eran el foco de atención donde la emoción estaba servida ante los recortes que mostraban los mozos en el jugueteo con la res brava, portando la habitual vara de fresno como defensa.
Tanto la plaza de tablados, que en el año de 1966 celebró su último festejo taurino, como el actual coso taurino, han dado tardes de gloria por los diestros que han pasado por ellas, entre ellos destacadas figuras del mundo taurino como El Niño de las Mercedes, torero natural de Nava; José Mata; Antonio Bienvenida; El Juli, cuya primera corrida como matador de toros en España lo hizo en esta plaza en septiembre de 1998; Cristina Sánchez, vinculada familiarmente a Nava; El Cordobés; Miguel Abellán; Joselito… y rejoneadores del nivel de Fermín Bohórquez, Pablo Hermoso, Andy Cartagena…
La Función de la Nava siempre es una cita esperada para todo el pueblo, un reencuentro con los paisanos que se fueron y vuelven en estos días festivos y un punto de encuentro que muchos visitantes la tienen de referencia.
En el año de 1922 el cronista del periódico Tierra de Segovia publicaba una extensa crónica en la que resalta que “durante las fiestas se ha notado la presencia de más de seis mil personas y no ha habido incidentes desagradables,-lo que dice mucho a favor de la cultura de este vecindario”. Un ambiente festivo que siempre se ha cultivado y que empezó a tomar más auge a raíz de la creación de peñas a partir del año 1963, siendo la peña ‘Que no ocurra ¡eh! la pionera’. Después fueron surgiendo muchas más: Castropol, Rodillin, Los Desesperados, Fudres, Chacotas, Apolos, Shokings, Baco, Apaches… que llenaron de colorido, alegría y diversión el ambiente callejero, dando una nueva identidad a la Función que el Ayuntamiento de 1968 quiso apoyar convocando un concurso de peñas para premiar “a las que destaquen por su originalidad y presentación”.
El mayor esplendor se alcanzó a raíz de los años 1977-78 cuando se incorporó el bullicio de las charangas que llenaban de gente los pasacalles en un animado ambiente muy participativo. En estas fiestas de 1977, con el fin de recaudar fondos para contratar la charanga, las peñas promoverán, en colaboración con la discoteca Osiris, la elección de reina y damas de la Función. Un año después, la representación se completará con la elección de rey y míster, que años después adoptaría el nombre de alfiles.
En septiembre de 1987 el Ayuntamiento decide adoptar la elección de reina y damas de forma oficial. Una elección y proclamación que comenzó a celebrarse el viernes de vísperas con una verbena. Aún así faltaba un toque para completar el panorama festivo con alguien que pregonara unos días tan importantes para el pueblo.
Así, y después de rechazar las peticiones de los años 1987 y 1988 de que lo fuera el poeta Jaime Gil de Biedma, será el año de 1995 cuando de mutuo acuerdo la corporación municipal designe al seleccionador nacional de balonmano Juan de Dios Román para ser el primer pregonero de las fiestas de Nava. Acto determinado para inaugurar la Función en la tarde del primer sábado festivo, previo al replique de campanas y lanzamientos de cohetes anunciadores de que Nava ya está en fiestas. Las ansias de comenzar la Fiesta entre la juventud que llenaba la Plaza Mayor no dejaron de interrumpir al pregonero. Igual experiencia pasó en los dos años sucesivos, y por ello se determinó trasladar el pregón a la noche del viernes antes de la elección y proclamación de la reina, damas, rey y alfiles.
Cada generación ha ido introduciendo variantes y novedades al contenido de la celebración de la Función aportando diversas y creativas actividades desde la comisión peñas como el ‘fútbol vaca’ o los relevantes conciertos de música por los que han pasado destacadas bandas o grupos de rock desde Ramoncín hasta Barricada pasando por Celtas Cortos, Burning o Los Enemigos, entre otros no menos importantes en el panorama musical.
Pero la esencia es la fuerza de alegría que vive la juventud al momento del chupinazo, contagiando al resto de los participantes, al salir de sus gargantas el grito de “Nava, despierta que ya estamos en fiestas”. En esta tarde del 19 septiembre lo cantarán en su interior todos los amantes de la Función navera.
Texto: Amador Marugán