
La siembra de cereal se afronta estos días aprovechando las escasas lluvias caídas en las últimas jornadas. Los agricultores segovianos han estado esperando a que el terreno se humedeciera lo suficiente para poder iniciar la campaña de invierno y entrar con los tractores a las fincas.
En cuanto han caído las primeras gotas, muchos se han lanzado a esparcir el grano que se espera poder cosechar el próximo verano. Pero en todo caso, el comienzo va con retraso respecto a las fechas en que viene siendo habitual realizar esta labor. Arranca así una campaña que no se presenta con demasiado optimismo entre los labradores segovianos debido, no sólo a la falta de lluvias (que mantiene aún los campos muy secos), sino también por los altos costes que han alcanzado las materias primas, los carburantes, y por las novedades de la nueva PAC.
El retraso en la llegada de las esperadas lluvias no ha permitido tampoco realizar las labores necesarias para controlar las malas hierbas, lo que favorecerá que los cultivos se vean afectados por esta incidencia que podría convertirse en plaga.
Por otra parte, algunas organizaciones agrarias han denunciado la falta de semillas disponibles, sobre todo de las variedades mejorantes.
Del mismo modo se teme que el alto precio de los fertilizantes haga que se utilicen menos y por tanto, la producción final vaya a ser más baja que en años anteriores. Podría ocurrir, por tanto, lo mismo que con el girasol, donde la baja producción impide hacer rentable la actividad agraria. Así, la mayoría se encuentra expectante y confía que en los próximos días lleguen nuevas lluvias que permitan normalizar el calendario agrícola.