
El azud de Carbonero el Mayor vuelve a hibernar, y quizá no despierte nunca más de su sueño invernal. El presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), Juan Ignacio Diego, en declaraciones a esta Redacción, ha reconocido que el proyecto para la construcción de dicho embalse “se ha desinflado”, dejando así entrever que, al menos a corto plazo, no entra en la planificación hidrológica de la cuenca.
En cualquier caso, un somero repaso a la historia de este proyecto demuestra que, como si de los Ojos del Guadiana se tratara, aparece y desaparece, por lo que resulta arriesgado darlo por definitivamente enterrado. Ya en 1928 se quiso construir un embalse de 350 hectómetros cúbicos entre Carbonero y Bernardos, aprovechando el cañón allí situado. Años después de la Guerra Civil, en 1944, se retomó la idea, y en 1959 se llegó a redactar un anteproyecto, que no llegó a ejecutarse. Más recientemente, el proyecto tuvo un nuevo impulso, pero la declaración de impacto ambiental, publicada en el BOE del 7 de enero de 2005, concluía que “no es conveniente su realización”. Desde ésta última fecha se ha hablado largo y tendido de una alternativa al pantano de Bernardos, surgiendo entonces la posibilidad de construir un azud. Hace una década parecía que esa idea iba a salir adelante, pero ha acabado por desinflarse, como dice el presidente de la CHD.
Los motivos de este nuevo ‘olvido’ son dos. En primer lugar, su volumen, que “no era especialmente relevante”, según declara Diego. Y, en segundo lugar, su impacto ambiental, “difícilmente asumible”. Por ello, la CHD optó por retirarlo. De acuerdo a las palabras de Diego, lo hizo “para buscar la manera de mejorar el proyecto, de forma que cuando se plantee su evaluación de impacto ambiental tenga más posibilidades de salir adelante”. Así las cosas, el proyecto duerme de nuevo. Aunque nadie sabe por cuánto tiempo lo hará.