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El periodista de RTVE, Jesús Álvarez, con una de sus motocicletas.

Con las doce campanadas y los doce piñones, esta medianoche se inaugura el Año Nuevo Motero en Cantalejo, que protagonizan el periodista Jesús Álvarez Cervantes, y la diputada provincial responsable de Prodestur, Magdalena Rodríguez Gómez. Es además la primera concentración motera del año que se celebra en España. El periodista madrileño es aficionado al mundo de las motos desde muy joven. Actualmente representa la cara más reconocida de los Deportes de TVE, donde lleva trabajando como presentador de la actualidad desde 1976. Asegura que le apasiona hacer turismo en motocicleta, aunque también la utiliza como medio de transporte habitual para moverse por su ciudad, Madrid.

— ¿Qué mensaje tiene previsto trasladar en su discurso del nuevo Año Motero de La Leyenda Continúa?

— Intentaré animar a los participantes a disfrutar de la concentración, pero haciendo un llamamiento a la responsabilidad y al cumplimiento de las normas para luchar contra la Covid. Me referiré seguramente a la esperanza que tenemos porque tras casi dos años de pandemia que arrastramos, parece que puede volver a salir el sol y espero que se pueda normalizar la situación. Los moteros siempre hemos sido cumplidores de las normas, hemos sido un ejemplo para la ciudadanía, de solidaridad y de buen hacer. Nos hemos mantenido expectantes y no nos hemos salido del guión. Creo que hemos mantenido una actitud serena y responsable. Hay que tener esperanza porque creo que lo estamos superando con prudencia y respeto. Tenemos que disfrutar del viaje en moto, y también de la vida en general que ya va tocando después de estos dos años.

— ¿Para qué utiliza la motocicleta: para trabajar, como forma de ocio.. cuál es su principal medio de desplazamiento?

— Tengo dos motos, una escúter para desplazarme por Madrid, que es con la que me muevo a diario, en los desplazamientos cotidianos; y otra de más cilindrada, una RT, que uso para viajes de ocio, para desplazamientos de uso y disfrute de la libertad que brinda el viajar sobre dos ruedas. Es una moto más seria que la de los simples desplazamiento por la ciudad. Tengo, pues dos versiones moteras: la de callejear e ir puntualmente a los sitios; y otras más relajada para disfrutar de la naturaleza, la carretera, los paisajes… En este otro aspecto casi nunca viajo solo y no voy apurado de tiempo porque me gusta disfrutar del viaje. Cuando puedo salgo por carreteras secundarias y evito autopistas y vías con menos tráfico.

—¿Conoce la comarca de Cantalejo ya?

— Sí he estado hace dos años en la reunión motera de Cantalejo. Fue la última edición en que se celebró, en enero de 2020. Tengo que reconocer que no he participado mucho en experiencias del tipo pingüinos. Soy más de ir a mi aire, con los amigos, los fines de semana, a descubrir casas rurales o sitios a los que con el coche no se disfruta tanto. Creo que el objetivo de los moteros no es solo llegar a un sitio, sino de disfrutar del momento en que se está viajando a un lugar. Los moteros somos de disfrutar conduciendo, desde el momento en que salimos de casa, y no al llegar a un punto.

—¿Cómo empezó su relación con el mundo de las motos? Cuando se subió por primera vez a una?

— Al menos desde los 16 años oficialmente, que fue cuando me saqué el carné de conducir A1 que permitía a esa edad llevar motos de hasta 74 centímetros cúbicos. Pero antes ya había probado otras modalidades. La primera moto que tuve fue una Bultaco Junior de 74 cc. Ahí empecé. O sea, que llevo casi 50 años con las motos. En algunas épocas no he sido tan motero, como cuando obtuve el carné de coche. Pero luego, al madurar más, he vuelto a la moto otra vez. Salvo ese momento puntual, siempre he estado ligado a las motos, también por logística y por la comodidad que da el poder llegar puntual y aparcar en la puerta del lugar de destino.

—¿Cree que los conductores de turismos respetan a los motociclistas suficientemente?

— Aunque conozco amigos que han tenido malas experiencias, yo tengo que decir que siempre me he sentido respetado y he visto consideración con los motoristas en la ciudad. Sinceramente creo que sí se respetan mucho los espacios reservados a las motos en los semáforos. Los coches respetan bastante ese espacio y no lo ocupan. También facilitan el recorrido, por ejemplo, cuando hay un atasco se apartan y hacen maniobras para dejarte pasar… Creo que se ha avanzado mucho, pues no siempre ha sido así. Hace años parecía una jungla en la que te podías estar jugando el tipo. Pero la gente se ha concienciado. Se respeta mucho, al menos en ciudad. En carretera no hay situaciones tan comprometidas. Saben que una moto tiene más agilidad y eso se tiene en cuenta en la buena conducción. Los conductores de turismos son cada vez más respetuosos con los de las motocicletas.

—¿Potencian lo suficiente las administraciones públicas el uso de la moto?

— Siempre se puede trabajar algo más, eso es evidente. Pero creo que son conscientes de que el uso de la moto agiliza mucho el tráfico en las ciudades. Si todos los que vamos en moto usáramos el coche se multiplicaría el número de vehículos en las calles y los atascos serían monumentales. La moto alivia mucho la circulación. Lo he comentado algunas veces con la Policía Municipal, que también lo ve así. Los ayuntamientos son conscientes y permiten, por ejemplo en Madrid, usar el carril bus, que no es el ideal porque tiene grasa y más blandones; ponen zonas diferenciadas ante los semáforos; facilitan aparcar en aceras cuando se pueda mantener el espacio para los peatones… Nos facilitan el uso de la moto porque es un beneficio común.

—¿Como ve el futuro de la motocicleta eléctrica? ¿Es esperanzador?

— Creo que aún le queda bastante recorrido. Sobre todo pienso que en las ciudades tanto los coches como las motos no contaminan tanto como se dice. De hecho, en verano no suele haber alertas por contaminación, y es porque no hay calefacciones; que es lo que más contamina en una ciudad, y entiendo que se tienen que utilizar, claro. Pero los coches y motos no tienen tantos efectos contaminantes. Es cierto que los vehículos eléctricos contribuyen a esa mejor disposición ambiental. He probado alguna, pero particularmente se precisan de herramientas e infraestructuras de recarga que no tiene todo el mundo a su alcance. Falta un largo camino aún para los coches, cuanto más para las motos.