Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol.
Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol.

FOTOS: JOSE ANTONIO SANTOS

La localidad de Encinas pertenece a la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, al Ochavo de Bercimuel, está a 73 km de Segovia, en la zona nordeste de la provincia y su término alcanza a la Serrezuela de Pradales. Este pequeño pueblo, con 43 habitantes censados y unos 40 residentes de forma habitual (cifras que no se alteran de manera importante en ningún momento del año), se encuentra a 2 km de la A1.

Su nombre nos hace imaginar que en el momento de su fundación este tipo de árboles era común por la zona aunque hoy, las cosas han cambiado mucho. A principios del siglo XIII esta localidad era conocida como ‘Enzinas Cavalleras’ y, dentro de su término municipal, se encontraba el despoblado de Melo.

El paisaje que rodea a esta pequeña localidad es el propio de la Campiña, con grandes extensiones que tiempo atrás debieron estar cubiertas por árboles de diversos tipos como álamos, chopos… pero hoy, se dedican al cultivo de cereal y de girasoles.

En este municipio se observa ‘cierta actividad sísmica’, o así lo indican las grietas que muestran los edificios del pueblo, incluso los construidos en piedra, con poca altura y planta amplia que, en ocasiones se cubren con tejados ‘a cuatro aguas’.

En el entorno de Encinas, se encuentra la Cueva del Cura Merino. Una cueva no accesible, en la que se escondió este famoso personaje durante la Guerra de la Independencia, a principios del siglo XIX.

Cura Merino. Jerónimo Merino Cob, ‘El Cura Merino’, es un popular personaje, sacerdote y guerrillero español que actuó durante la Guerra de la Independencia. Este guerrillero que recorrió esta zona de la provincia de Segovia, se escondía aquí, en hoy conocida como ‘La Cueva del Cura Merino’, en la zona del Monte de Valdenavares.

Se cuenta que, siendo párroco, pudo ver cómo las tropas francesas maltrataban a los vecinos del pueblo. Aquello le animó a dar un paso adelante y convertirse en un guerrillero formando una de las partidas más conocidas de Castilla la Vieja para combatir.

El cura Merino comenzó su actividad guerrillera un 6 de enero de 1809. De madrugada, se vistió con ropas viejas, cogió el rifle, y comenzó la búsqueda de soldados franceses. Al cabo de un rato, apareció en el camino un correo de las tropas francesas, cuando estuvo junto al carruaje, disparó al conductor.

Cuando regresó a casa y contó lo sucedido a los fieles de la parroquia, algunos se ofrecieron a seguirle donde fuera. El cura Merino está enterrado en Lerma y, quienes le conocieron, dicen que solía decir que ‘Dios había creado al hombre derecho y que ante nadie debería humillarse’.

Patrimonio. En un extremo del pueblo se encuentra la iglesia parroquial de Encinas, dedicada a San Pedro Apóstol. Inicialmente románico, es un templo de importantes dimensiones, con una sola nave y tres cuerpos, la cabecera cubierta por bóvedas de crucería estrelladas, típicas de gótico post medieval y una esbelta espadaña situada a los pies del templo.

De su primitiva etapa románica, solo queda la pila bautismal y algún resto de las sillerías que fueron aprovechadas en las diferentes reformas que se han realizado a través de los años. La parte más antigua podría ser el presbiterio.

En el interior, se observan varios retablos entre los que destaca el mayor, de estilo neoclásico, recubierto de pan de oro y con las imágenes de color blanco. Esta especial característica de las imágenes, podría deberse a la carencia de policromía.

En el retablo lateral se muestra la imagen de La Soledad y unas pinturas renacentistas que son atribuidas al Maestro de Duruelo, con diferentes temáticas: El Nacimiento, la Adoración de los Reyes, San Pedro, San Pablo…

En esta iglesia, que conserva su órgano, también se guarda una custodia de sol realizada en plata y regalada a la parroquia por don Manuel Gil Sánchez, quien fue cura en la parroquia en el año 1783.

Además, Encinas destaca por sus palomares tradicionales. Hoy quedan algunos de ellos, casi todos en ruinas, situados a las afueras del pueblo. Los palomares son de planta cuadrada y están orientados al sur para aprovechar la luz y el calor del sol. En Encinas ha sido muy importante esta tradición, hasta el punto de que cada familia tenía su palomar.

Otros elementos del patrimonio es la Fuente del Val, una fuente de piedra ubicada a un kilómetro del pueblo, los antiguos lavaderos y algunas casas blasonadas que se encuentran en el pueblo.

Fiestas. Al repasar el calendario festivo de Encinas, nos encontramos con alguna sorpresa. En esta pequeña localidad se celebra la fiesta de San Silverio, el 20 de junio. Lo sorprendente es el motivo: Las tormentas.

Cuentan en el pueblo que esta fiesta viene celebrándose desde hace muchos siglos… cada 20 de junio. En esa fecha, el campo se encuentra en plena labor y, durante muchos años consecutivos, ese día, el 20 de junio, ni un día antes ni uno después, caía sobre el pueblo una intensa tormenta con agua y granizo que ponía fin a una buena parte del trabajo de todo el año…. y, los vecinos decidieron hacer algo.

Solo faltaba saber qué día era aquel en el que sus cosechas sufrían de esta forma y mirando el calendario, descubrieron que el 20 de junio es el día de San Silverio. A partir de entonces, cada año, cuando llega esta fecha, los vecinos rinden homenaje y se ponen bajo la protección del Santo en su día y, de hecho, esta fiesta no se acopla, no cambia. Si cae en lunes o en sábado, ese día se celebra. Para Encinas es una tradición muy respetada y están seguros de que si no la mantienen, corren el peligro de que las tormentas vuelvan.

Otra de las fiestas que se celebran en Encinas a lo largo del año es San Pedro, el patrón del pueblo. Los actos en los que se apoya esta fiesta son una misa que dedican al santo y una procesión.

En esta procesión se observa una anécdota muy curiosa. La imagen del santo que se encuentra en un retablo de la iglesia, está incrustada en la pared y, por lo tanto, no puede recorrer las calles de Encinas pero, como » la necesidad agudiza el ingenio», en la procesión, un niño del pueblo, porta entre sus manos una pequeña imagen de San Pedro y, con ella recorre las calles de Encinas. A esta procesión se le conoce como el San Pedrín.

Anécdotas y curiosidades aparte, la fiesta grande de Encinas es ‘La Virgen del Rosario’, la patrona, el primer fin de semana de octubre. En esta fiesta los vecinos y sus visitantes disfrutan de misa, procesión, subasta de andas, baile, merienda, verbena…

Junto a estas fiestas, también se realizan algunos actos el día de San Isidro.

Encinas hoy. El alcalde de Encinas desde junio de este año, Enrique Provencio Guijarro (PSOE), comienza hablando de la escasa población de esta zona y de la forma de vida de sus habitantes, la agricultura, la construcción y ‘6 o 7 vecinos están trabajando en los pueblos cercanos’.

Encinas llegó a tener 40 casas abiertas pero, ahora solo quedan unas 12. La población de esta zona permaneció estable hasta mediados del siglo XX pero la emigración rural se encargó de reducir estas cifras.

La localidad cercana con mayor tamaño es Boceguillas (6,4 km) pero Encinas pertenece a Sepúlveda, localidad que se encuentra a 18 km y lugar al que acuden a la hora de recibir servicios de tipo administrativo aunque, la vida cotidiana, el comercio, el banco, el ocio… lo encuentran en Boceguillas.

Provencio comenta que en esta localidad no hay casas rurales porque no hay mucho movimiento y de hecho, no tiene muchos ingresos, lo que complica que incluso se arreglen las calles.

Precisamente, el arreglo de las calles es el objetivo principal del Ayuntamiento. Necesitan un arreglo y un bacheo. Se cambió el alumbrado de las calles para instalar lámparas con bajo consumo y esperan poder cambiar las redes de agua y poner bocas de incendios porque hoy, “de las pocas que tenemos, la mitad no funcionan”, dice el alcalde.

La vida en encinas. Gema, que trabaja en el Grupo de Acción Local, CODINSE, pese a no haber nacido allí llegó a Encinas con 4 años y se considera «botonera», o lo que es lo mismo, natural de Encinas. Ella, amablemente, nos ha ayudado a comprender mejor la vida en esta pequeña localidad.

Para empezar Gema cuenta que aunque Encinas tiene pocos habitantes, estos no son tan mayores como en otras localidades, en Encinas, hay 6 o 7 personas, que tienen alrededor de 40 años.

Los muchachos acuden al instituto en autobús y disfrutan de una vida en un medio abierto, con total libertad porque “lo bueno que tiene vivir en un pueblo pequeño es que las redes familiares y vecinales son muy cercanas, lo que da mucha confianza a la hora de que los chicos salgan solos y jueguen en la calle. Hoy, tal y como están las cosas, vivir en un pueblo como este es una muy buena oportunidad en la crianza de los niños”.

En su relato del día a día, Gema destaca que la vida en el pueblo hace que los más jóvenes vivan en la naturaleza y aprendan a cuidar su entorno. De hecho, dice, “como en el pueblo no tenemos barrenderos que se encarguen da la limpieza de las calles, lo tenemos que hacer nosotros”.

Lo bueno que tiene Encinas es su fácil acceso a la A1, lo que facilita el traslado por carretera a cualquier otro lugar. Lo más negativo es el transporte público desde el pueblo. Solo tienen un servicio de transporte a la demanda aunque, eso sí, este servicio facilita el acceso al centro de salud en Boceguillas, lo que da tranquilidad.

Lo que se echa en falta… dice Gema, es el acceso a internet y a las nuevas tecnologías. Es muy deficitario, lo que complica el poder tele trabajar y, con ello, impide que muchas familias se instalen en el pueblo para vivir pero, insiste, habrá que lucharlo y defenderlo.

Al hablar de futuro, Gema afirma que Encinas tiene potencial. Hay dos viviendas que podrían arreglarse y alquilarse (la casa del cura y la casa del médico) y, de esta manera poder crecer. Encinas tiene un entorno envidiable, tiene monte de Roble y monte de Encina, unas vistas al Sistema Central que son únicas, Sabinas, Enebros y, la zona de las Charcas, que son manantiales naturales. Lo que se echa en falta en este entorno son las ovejas. Antes, todo estaba cuidado y segado (las ovejas se comían las hierbas) ahora, todo parece más salvaje.

Para terminar, Gema anima a quienes quieran una vida tranquila, que se instalen en los pueblos pequeños porque, «la falta de servicios es relativa, los servicios básicos están asegurados, tampoco en Segovia se tiene el Hospital en la puerta de casa pero, atención sanitaria, también la tenemos», para añadir después que “hay que reivindicar que los servicios sanitarios y los educativos funcionen adecuadamente pero…. en los pueblos, se vive bien”.

ENCINAS EN POCAS PALABRAS

Distancias:
A 73 kilometros de Segovia
Población:
43 habitantes censados
Alcalde:
Enrique Provencio (PSOE)

Patrimonio:
— Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol
— Palomares
— La Fuente del Val
— Antiguos Lavaderos
— Casas Blasonadas

Fiestas:

— San Silverio, 20 de junio
— San Pedro: ‘El San Pedrín’, junio
— La Virgen del Rosario, primer fin de semana de octubre, fiesta mayor
— San Isidro, mayo

Personaje célebre:

— Jerónimo Merico Cob, ‘El Cura Merino’. Sacerdote y guerrillero español que actuó durante la Guerra de la Independencia y se escondía en ‘La Cueva del Cura Merino’, en el término de Encinas, en la zona del Monte de Valdenavares.

RECETA

En el pueblo de Encinas, ha sido el propio alcalde, Enrique Provencio, quien se ha animado a ofrecernos una de sus especialidades culinarias: «Los Canelones de Carne» que prepara de la siguiente manera:

Ingredientes: Pasta de canelones, ¾ de kilo de carne picada de ternera, ¼ de ilo de carne picada de cerdo, aceite, foie gras, besamel, salsa de tomate frito y queso rallado.

Ingredientes salsa bechamel: Harina, mantequilla, leche entera, nuez moscada, sal y pimienta negra molida.

Modo de prepararlo: Se mezcla la carne picada de ternera con la de cerdo. La mezcla obtenida se pasa por la sartén. Cuando la mezcla se ha pasado por la sartén se le añade foie gras y con la mezcla final se rellena la pasta de los canelones una vez que han sido cocidos. Se colocan en una fuente de horno a la que aplicamos un poco de aceite para que no se peguen. La bechamel se pone sobre los canelones y, sobre la bechamel se pone el tomate frito. Para terminar, se pone queso rallado, se mete al horno para que, con un golpe de calor, se haga la costra sobre el plato y ya estará preparado.