Aldealengua de Santa Maria.

Hemos señalado las 24 provincias españolas despobladas, entre las que se encuentran todas las de Castilla y León. Segovia detenta una densidad de población de 14 habitantes/Km2, es decir, un índice muy cercano a los 12,5 habitantes/Km2 que señala la Unión Europea como referente a los territorios gravemente despoblados. Sin embargo, el tema de la despoblación, como se ha visto en la campaña de las pasadas elecciones generales ha pasado inadvertido. Es necesario, por tanto, un cambio radical con respecto a los planteamientos desarrollistas del pasado siglo XX, que basaban el crecimiento en la emigración y la apuesta por la industrialización de los núcleos urbanos. Un reconocimiento de las oportunidades que brinda el medio rural por parte de la sociedad española y por las Administraciones Públicas que han de demostrar una mayor sensibilidad frente al problema del desdoblamiento.

La despoblación del interior peninsular afecta al futuro político de nuestro país, así como a la viabilidad de gran parte del medio rural español, incidiendo además en la viabilidad de funciones tan importantes como la seguridad alimentaria, el mantenimiento de un sistema forestal sostenible, la biodiversidad, la calidad de los recursos tierra y agua, del propio paisaje y de la cultura rural. Cuando en ese sentido el medio rural ha acreditado durante la pandemia toda su potencialidad como espacio seguro y resilente.

Por lo que, hay que lograr que la ciudadanía que habita en el medio rural disfrute de una auténtica calidad de vida, de modo que la decisión de una familia sobre dónde residir tiene que ser libre y no condicionada por la ausencia de servicios básicos. En efecto, más del 87% de los municipios de menos de 5.000 habitantes han perdido población en los últimos diez años en España, un proceso que se ha extendido a las ciudades medianas entre 20.000 y 55.000 habitantes y que también han perdido población, como Segovia. Mientras que las políticas concentradas en enfoques de desarrollo local endógeno y en la valoración del papel ambiental, cultural y paisajístico de las zonas rurales no han resultado eficaces. Hemos visto que a partir de los años 50 del pasado siglo, sobre todo en las décadas de los 60 y 70, se desencadena un profundo proceso de éxodo rural con la concentración de la población en las zonas urbanas y litorales, paralelo al fuerte crecimiento de la economía española y a la industrialización. A partir de 1980, el proceso se desacelera, pero la población rural ha ido descendiendo dado que ya nos encontramos ante una población muy envejecida, marcada por las huellas del aquel proceso anterior. .

La pregunta es si esta situación es irreversible o bien cabe algún tipo de soluciones.

En primer lugar, para revertir esta situación, habría que lograr una mayor equidad en el acceso a los servicios públicos entre la población urbana y la población rural, para lo cual es necesario que esos servicios estén planificados de forma suficientemente flexible para poder adaptarse a esa situación de baja intensidad de población. No es comprensible en este sentido, que se amplíe el Hospital General de Segovia y no se creen hospitales comarcales en la provincia.

En segundo lugar, es necesario intentar una cierta reactivación económica de ese medio rural con iniciativas adaptadas al territorio de Segovia y a sus características, protagonizada por la población joven a ser posible.

El Reto de la Despoblación III
Duruelo.

En tercer lugar, hay que revitalizar las relaciones urbano-rurales, entre Segovia y su Tierra, dado que la articulación y los vínculos urbano-rurales son los que se han revelado como claves para el mantenimiento y la reanimación económica de muchas zonas rurales, mediante la reactivación de los bienes y servicios rurales, formas diversas de turismo rural, productos locales, artesanales, culturales. Resulta clave por tanto consolidar estar relaciones urbano-rurales a través de la integración de modelos de desarrollo urbanos y rurales, teniendo en cuenta también la cercanía a Madrid con sus cerca de 8 millones de consumidores, con el fin de conseguir una reactivación económica de aquellas zonas rurales para revertir los desequilibrios demográficos fuertes (envejecimiento, masculinización) que padece la población, así como la carencia de oportunidades laborales.

España sufre dos retos demográficos evidentes: el envejecimiento y la despoblación, cuando además nuestro país es uno de los países de la Unión Europea en la que ambos procesos son más intensos. Tenemos una esperanza de vida muy alta y además tenemos una gran parte del territorio que se despuebla, un fenómeno que se extiende a una gran parte de su superficie y que afecta intensamente a la población que se está perdiendo. El medio rural se está despoblando, de modo que cada vez menos municipios superan los 1.000 habitantes, ni siquiera en Segovia los quinientos o los 100 habitantes. Situación que afecta también a las cabeceras de comarca y que eran núcleos que tenían una cantidad de servicios suficientes para sus ámbitos funcionales, dado que la población comarcal también es menor. La población que habita el medio rural es menor y está muy envejecida.

A diferencia de otros países, la ordenación del territorio en España ha sido y es una cuestión muy secundaria, un tema que por otra parte pasó a ser competencia de las Comunidades Autónomas, cuando ahora constituye una cuestión de Estado. En definitiva resulta evidente que la calidad de vida, la prestación de servicios y las oportunidades no deben quedar vinculadas a las zonas urbanas, ni depender del número de habitantes. De modo que el Estado ha de poner en marcha una estrategia nacional frente al reto demográfico, en coordinación con la administración local y autonómica, de modo que los territorios rurales deben tener una adecuada prestación de servicios, sin grandes diferencias en virtud del tamaño del municipio. En definitiva, una persona tiene los mismos derechos viva donde viva, una competencia que corresponde a las Comunidades Autónomas, mientras que el Estado debe generar unos mecanismos que permitan una financiación adecuada de dichos servicios. Resulta vital la acción coordinada de Administraciones y la participación de las organizaciones agrarias y las asociaciones, al propio tiempo que las mujeres del medio rural representan un valor fundamental tanto en lo económico como en lo social en esta cuestión.

El problema es que los jóvenes actualmente no tienen un vínculo muy fuerte con el territorio y entonces no están pensando en salir fuera para estudiar sino que están pensando para no volver. La sociedad actual los encamina hacia el trabajo por cuenta ajena, lo que dificulta que las poblaciones de los pueblos se mantengan, dado que no tenemos una mentalidad emprendedora y no se piensa: me voy a formarme, voy a volver al pueblo y voy a montar un pequeño negocio. La ventaja de los pueblos además es que se vive con muchos menos ingresos que en la ciudad, dado que los gastos son infinitamente más bajos. Por lo que, se comenzaría con la recuperación del sector primario, agricultura, ganadería y aprovechamiento forestal, buscando una calidad alta de los productos. Unos productos que han de salir al mercado, de modo que el productor adquiera el valor añadido de su producción, un valor añadido de calidad vinculado a una marca de calidad territorial. En segundo término, ahora se nos brinda la oportunidad del teletrabajo y del turismo rural, con lo que muchas personas podrían asentarse en el medio rural.

En este orden de cosas, es necesario en nuestros pueblos de Segovia la recuperación del capital social, es decir, la existencia de una población en la que haya una confianza entre las partes, una presencia de confianza cívica entre sus integrantes, y unas redes de compromiso cívico de cooperación y unas normas de reciprocidad entre los diferentes miembros de esa población. Ya lo decía nuestro amigo Sancho Panza en el siglo XVII: “dime con quién andas y te diré quién eres”, haciendo referencia a la importancia de esas relaciones para la motivación del grupo. Aquel capital social está formado básicamente por una combinación de actores diferentes y de sus relaciones, cuya combinación genera una fortaleza de la cohesión interna de ese grupo de población, que se retroalimenta y fortalece a la hora de conseguir los objetivos marcados. Hemos hablado de “bonding”, la cohesión interna de un grupo, pero también cuando se establecen puentes entre territorios diferentes o dos colectivos, entonces estamos hablando ce capital social “bridging”, que también puede dar lugar a la mejora de la posición de los actores implicados. En Segovia, el número de habitantes de nuestros pueblos es muy pequeño, por lo que han de buscarse una combinación de ambos sistemas, la cohesión de la población de una localidad, junto con el apoyo de otras comunidades cercanas, para conseguir una capital social óptimo con el que buscar y conseguir nuevos retos. Una apoyo entre los actores económicos, los actores sociales y los actores público-institucionales, en este último caso gracias a las relaciones con organizaciones externas, lo que genera el capital social “linking”.

En resumen, el capital social y la acumulación de capital social es muy importante en el desarrollo de las áreas rurales, que comenzará con la acumulación o stock de capital social de una población, basado en la cohesión interna, y a medida que va avanzado se irá desarrollando un capital social con otras poblaciones cercanas y con los agentes institucionales. Lo ideal, es contar con una combinación buena de cohesión interna y puentes externos, aunque en las áreas rurales segovianas desafortunadamente se caracterizan por una baja dotación de capital social de cohesión, una baja cohesión interna, por lo que para estimular los procesos de desarrollo resultara útil el papel de intermediarios que podrán parecer actores externos al territorio pero que, sin embargo, sí pueden jugar un papel fundamental a la hora de cimentar los diferentes stocks de capital social de los territorios. En Segovia tenemos el ejemplo del programa europeo Leader, donde en las distintas comarcas se busca la mejora de la cohesión interna, así como el aumento de los puentes entre colectivos dentro y fuera del territorio, junto con el establecimiento de líneas de comunicaciones con organizaciones externas.

En otro orden de cosas, otra problemática del medio rural segoviano es la mayor emigración femenina de las áreas rurales, lo que ha generado la denominada masculinización rural, es decir, un desequilibrio demográfico que consiste en un mayor déficit del número de mujeres respecto del número de hombres sobre todo en las edades jóvenes e intermedias, un desequilibrio que es mucho más grave en los municipios más pequeños. La masculinización indudablemente está provocada por la mayor emigración de las mujeres, lo cual supone una amenaza a la sostenibilidad económica y social de las comunidades rurales segovianas, dado que en definitiva las mujeres abandonan más las áreas rurales que los hombres. Las razones son diversas. En primer lugar, la pérdida de prestigio económico y social de las actividades agrarias y ganaderas, un fenómeno paralelo a los procesos de industrialización y urbanización de nuestra sociedad. En segundo lugar, resulta evidente en nuestra sociedad, la invisibilidad del trabajo femenino en las explotaciones familiares agrarias. Es decir, el trabajo femenino no reparta ninguna remuneración económica personal, con lo cual no se consigue una independencia económica ni tampoco prestigio social o posibilidades de mejora en el ámbito profesional. En tercer lugar, el fenómeno deriva de la existencia en las áreas rurales de mercados de trabajo altamente masculinizados, dado que no se generan ofertas o nichos de trabajo de empleos alternativos para las mujeres. Por último, la consecuencia es la mayor emigración femenina aprovechando la mayor inversión educativa de las mujeres, lo que genera un aumento de las expectativas laborales y un deseo de estilos de vida que no pueden ser colmados en las áreas rurales.

Sin embargo, hoy en día los mercados de trabajo en el medio rural no son locales, es decir, hay mucha gente que vive en el medio rural pero trabajan en otras zonas, y tienen su puesto de trabajo en las cabeceras comarcales, en las capitales de provincia y en otros núcleos rurales. La movilidad laboral es posible, el acceso a empleos más cualificados y mejor remunerados, manteniendo la residencia rural. Sin embargo, en Segovia, de todos es conocido, que el fenómeno ocurre al revés, y mucha población vive en Segovia y tiene su puesto de trabajo en las zonas rurales, con lo que los pequeños núcleos de población siguen despoblados. Por tanto, ha de cambiarse la visión que se tiene de los pueblos, unas localidades que han de estar bien conectadas con los entornos urbanos, con servicios locales aceptables, de forma que se valore la calidad de vida del medio rural. De hecho, las mujeres jóvenes que deciden quedarse en el medio rural están construyendo un nuevo modelo igualitario, un modelo de relación alejado de las pautas o de los modelos tradicionales. Por tanto, la masculinización rural deriva de los mayores costes sociales que para la mujer tiene vivir en un pueblo en relación con las oportunidades laborales y el disfrute de vida más igualitarios. En definitiva, sin mujeres no habrá desarrollo rural y, por tanto, es necesario construir un medio rural atractivo para las mujeres.

La nueva ruralidad pasa por superar la idea que en el medio rural segoviano solo es posible la agricultura y la ganadería, al propio tiempo que la lucha contra la despoblación supone también el cambio de la actual forma de gobierno del territorio que ahora dificulta la competitividad de las iniciativas rurales e incluso su sostenibilidad social. Una ruralidad viva, dinámica y a menudo alternativa, que partiendo de una agricultura y una ganadería sostenibles y de muy alta calidad, genere dinámicas sociales propias dirigidas a impulsar nuevos proyectos y a una gestión equitativa del territorio. Una nueva ruralidad que evite el declive de los pueblos de Segovia, mediante la superación de los desequilibrios existentes y formulación de la plena integración de Segovia con su Tierra, de la cohesión de los pueblos y sus gentes, de la puesta en valor del medio rural segoviano y de la promoción de nuevas actividades y servicios en el medio rural de nuestra provincia.